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Voto de Vivoleyendo:
5
Thriller. Drama Michael Clayton (Clooney) trabaja para un famoso bufete de Nueva York, aunque no ejerce exactamente de abogado. Su trabajo consiste en eliminar del modo más rápido y aséptico los trapos sucios de los importantes clientes de su empresa. No es ni policía ni abogado, sino una perfecta mezcla de ambos: el perro guardián, el compañero fiel que siempre obedece y nunca pregunta... (FILMAFFINITY)
18 de octubre de 2008
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
He necesitado dos sesiones para ver entero este thriller que se me ha hecho más bien pesado. La primera, en el tren de ida, y la segunda, en el tren de vuelta. En el hecho de que no la viera de un tirón han influido varios factores: el primero, que en el viaje de ida me tocó en un asiento donde tenía un monitor casi encima de mi cabeza con lo cual resultaba una incomodidad tener que estar leyendo los subtítulos (la pusieron en versión original) con el cuello doblado, así que no aguanté más de la mitad (había otros monitores en el vagón, pero estaban demasiado lejos, con lo cual era imposible leer fácilmente los subtítulos). Y el segundo factor, que me resultaba tediosa. Así que no terminé de verla, y por ese hecho ni siquiera iba a puntuarla en FilmAffinity. Pero dio la casualidad que, en el viaje de regreso, volvieron a emitirla, y en esta ocasión el monitor se encontraba a una distancia cómoda, así que me dije: "qué demonios, si ya vi hasta la mitad, la terminaré".
De una forma para mí poco empática, Tony Gilroy desarrolla una trama de corrupciones encubiertas, de conspiraciones en las que una compañía poderosa, bajo el respaldo de prestigiosas firmas de bufetes de abogados, comercializa un producto herbicida altamente tóxico para la salud, pero cuyos letales efectos son mantenidos en estricto y delictivo secreto. Las consecuencias: unas 450 personas afectadas.
Pero a alguien se le despierta la conciencia. Un abogado que lleva el caso desde hace años, clama justicia, y comienza a poner en peligro la trama de intereses sobre la que bailan todos los que quieren sacar tajada sin grandes escrúpulos de conciencia.
Y, mientras tanto, Michael Clayton está atrapado en un limbo frustrante. No ejerce de abogado, no se le ha hecho socio de la firma para la que lleva diecisiete años limpiando los trapos sucios. Él es el basurero, el que tiene que mediar ante los clientes difíciles y encubrir sus deslices, y tratar de convencer y hacer entrar en razón a los díscolos.
Su vida personal tampoco es fácil. Divorciado, con un hijo sorprendentemente creativo cuyo sueño es ser escritor, pero al que apenas tiene tiempo de atender.
Michael Clayton a veces se siente atrapado, asfixiado, asqueado de sí mismo. Pero en su especial hijo, y también en Arthur, su amigo y abogado que pelea excéntricamente y a riesgo de su propia vida contra la fuerte compañía de productos herbicidas, Michael va descubriendo una vía de salida, algo que le ofrece esperanzas para despertar…
Una incursión por el poder que se fortalece a costa de la integridad física y moral de los individuos, un ataque al sistema regido por sucios intereses, que pone en tela de juicio la fragilidad de la conciencia y de la justicia. Todos podemos estar sometidos a un invisible entramado dispuesto a sacrificarnos, diminutas hormigas pisoteadas sin miramientos por unos pies enormes que persiguen perpetuar su control, su poder y su riqueza.
Pero, como ya he puntualizado, me resulta bastante fría.
Vivoleyendo
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