Media votos
7.0
Votos
2,208
Críticas
1,745
Listas
37
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Vivoleyendo:
7
6.7
23,520
Drama
Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
1 de mayo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si es coincidencia o si forma parte de algún tipo de movimiento cultural de liberación sexual femenina, pero observo que unos cuantos directores se han apuntado a la moda en estas dos últimas décadas. Por mencionar algunas películas, ahí tenemos "Melissa P.", "Diario de una ninfómana", "Joven y bonita", "La vida de Adèle", "Anticristo" y las dos partes de "Nymphomaniac" (estas tres de Lars Von Trier) y seguramente haya más en las que ahora no caigo o que desconozco. Atención al dato de que todas las nombradas están dirigidas por hombres.
También apuntar que, salvo Charlotte Gainsbourg, que en cuanto a belleza y físico no es ningún portento, todas las elegidas para esos papeles son chicas muy jóvenes (y en algunos casos hacen de menores), guapas de cara y delgadas, a veces muyyy delgadas. Es obvio que ese patrón responde al canon actual de belleza femenina, según el cual si no bordeas la anorexia ni tienes unas facciones dignas de figurar en Cosmopolitan más te vale retirarte de la circulación o poco menos. Von Trier coloca al frente del primer volumen de "Nymphomaniac" a una actriz de esas características, Stacy Martin (que a ver quién se cree que es una Gainsbourg veinteañera, que una cosa es la lozanía juvenil y otra la guapura).
También un rasgo en común entre varias de estas películas catalogadas en el género erótico es el tratamiento de la ninfomanía. El tema central es la adicción de sus protagonistas femeninas al sexo, la cual las conduce por los derroteros de la promiscuidad y, en ocasiones, de la prostitución, generalmente desde una perspectiva que no busca, al menos desde el punto de vista del autor, el enjuiciamiento ni la moralización de su conducta, legando al espectador esa tarea. En una sociedad patriarcal que durante muchos siglos ha estigmatizado la sexualidad y condenado el goce femenino, a las mujeres (y aún a día de hoy solamente un pequeño porcentaje lo ha logrado) les ha costado muchas generaciones obtener la plena posesión de su identidad individual y de sus cuerpos. La "revolución sexual" y la libertad de elección son fenómenos recientes.
La naturaleza transgresora es potente, e incómodamente controvertido el descenso a los infiernos que supone para estas mujeres la exploración y explotación compulsiva de sus posibilidades como hembras de una especie que se empeña en delimitar y encasillar los roles de género.
El ritual de "caza y pesca" que, desde que tienen edad para empezar los devaneos, despliegan estas féminas hambrientas, suele seguir unos parámetros (o así nos lo muestran estos directores):
-Desde niñas se sienten insatisfechas, dominadas por unos deseos que no pueden colmar. Joe lo define muy bien en "Nymphomaniac". Ella no se conformaba con las puestas de sol tal como son, les demandaba más. Donde casi todo el mundo se maravilla, para Joe no era bastante. Supongo que ese ansia de alcanzar más la trasladaría a su apetito sexual nunca saciado, y menos mediante las maneras convencionales establecidas.
-Pierden la virginidad con chicos inexpertos y torpes que convierten su primera experiencia en algo desagradable, mecánico y frustrante. No sé si lo buscan adrede, como mero trámite iniciático inconscientemente planificado así, para que resulte frío, especialmente doloroso, casi impersonal, huyendo de cualquier conexión amorosa y romántica. Si nos ponemos freudianos tal vez se pueda analizar aquí alguna clase de trauma masoquista en el que la chica, que en el fondo se tiene escaso aprecio a sí misma, busca autodañarse y castigarse en un círculo vicioso. O tal vez todo eso sea una patraña y la chica lo hace sencillamente porque le da la real gana hacerlo así y punto pelota.
También apuntar que, salvo Charlotte Gainsbourg, que en cuanto a belleza y físico no es ningún portento, todas las elegidas para esos papeles son chicas muy jóvenes (y en algunos casos hacen de menores), guapas de cara y delgadas, a veces muyyy delgadas. Es obvio que ese patrón responde al canon actual de belleza femenina, según el cual si no bordeas la anorexia ni tienes unas facciones dignas de figurar en Cosmopolitan más te vale retirarte de la circulación o poco menos. Von Trier coloca al frente del primer volumen de "Nymphomaniac" a una actriz de esas características, Stacy Martin (que a ver quién se cree que es una Gainsbourg veinteañera, que una cosa es la lozanía juvenil y otra la guapura).
También un rasgo en común entre varias de estas películas catalogadas en el género erótico es el tratamiento de la ninfomanía. El tema central es la adicción de sus protagonistas femeninas al sexo, la cual las conduce por los derroteros de la promiscuidad y, en ocasiones, de la prostitución, generalmente desde una perspectiva que no busca, al menos desde el punto de vista del autor, el enjuiciamiento ni la moralización de su conducta, legando al espectador esa tarea. En una sociedad patriarcal que durante muchos siglos ha estigmatizado la sexualidad y condenado el goce femenino, a las mujeres (y aún a día de hoy solamente un pequeño porcentaje lo ha logrado) les ha costado muchas generaciones obtener la plena posesión de su identidad individual y de sus cuerpos. La "revolución sexual" y la libertad de elección son fenómenos recientes.
La naturaleza transgresora es potente, e incómodamente controvertido el descenso a los infiernos que supone para estas mujeres la exploración y explotación compulsiva de sus posibilidades como hembras de una especie que se empeña en delimitar y encasillar los roles de género.
El ritual de "caza y pesca" que, desde que tienen edad para empezar los devaneos, despliegan estas féminas hambrientas, suele seguir unos parámetros (o así nos lo muestran estos directores):
-Desde niñas se sienten insatisfechas, dominadas por unos deseos que no pueden colmar. Joe lo define muy bien en "Nymphomaniac". Ella no se conformaba con las puestas de sol tal como son, les demandaba más. Donde casi todo el mundo se maravilla, para Joe no era bastante. Supongo que ese ansia de alcanzar más la trasladaría a su apetito sexual nunca saciado, y menos mediante las maneras convencionales establecidas.
-Pierden la virginidad con chicos inexpertos y torpes que convierten su primera experiencia en algo desagradable, mecánico y frustrante. No sé si lo buscan adrede, como mero trámite iniciático inconscientemente planificado así, para que resulte frío, especialmente doloroso, casi impersonal, huyendo de cualquier conexión amorosa y romántica. Si nos ponemos freudianos tal vez se pueda analizar aquí alguna clase de trauma masoquista en el que la chica, que en el fondo se tiene escaso aprecio a sí misma, busca autodañarse y castigarse en un círculo vicioso. O tal vez todo eso sea una patraña y la chica lo hace sencillamente porque le da la real gana hacerlo así y punto pelota.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
-Muy pronto se percatan de su potencial para dominar a los hombres y ponen en práctica estrategias de pesca con mosca. Convertirse en putones es muy fácil con la actitud adecuada. Ropa de pedir guerra, mirada lasciva, insinuaciones y directa a la faena en cuanto alguien pica. Hacerse la pobrecita indefensa también es un estupendo señuelo. Y si se tiene alguna amiga igual de putón, se está en la edad de hacer competiciones a ver quién se beneficia a más tíos, apuntándose los tantos para llevar la cuenta. A todo esto aún no queda muy claro si lo que realmente las satisface son los polvos rápidos e incómodos en los estrechísimos baños públicos donde difícilmente una mujer puede alcanzar un orgasmo a no ser que sea una todoterreno blindada, y dudo que tras diez polvos seguidos mal echados las regiones bajas no estén ya en carne viva y palpitando de dolor en lugar de mojar las bragas de deseo; o si lo que la colma es el poder ejercido sobre los hombres que se rinden ante los atractivos de la vagina o de la felación; o si para ellas la expectativa de gozar de algún instante de éxtasis hace que merezca la pena tanto fregado.
-Desprecian el amor (o así lo pregonan mientras atraviesan por su etapa de satánicas rebeldes), muy difícilmente se enamoran (aunque terminan por ser unas rajadas y suspirando por un cantamañanas) y utilizan y manipulan a sus presas a su antojo, sin el menor o con muy poco sentido de la empatía hacia sus sentimientos.
-Suelen concertar un mínimo de varios encuentros sexuales diarios y puede ocurrir que algunos de los amantes sepan de la existencia de otros amantes, llegando al extremo de que de vez en cuando mientras la chica está con uno el siguiente ya aguarda su turno pacientemente. También se montan escenas lamentables cuando alguno se lleva a equívoco o incluso aparece una esposa cabreada.
-No pasa un solo día sin trajín y casi cualquier candidato vale.
-No siempre cobran por sus servicios, pero que cobren o no da lo mismo, porque no lo hacen por dinero o no es el motivo principal.
-El peligro acecha en cada desconocido, en la indefensión de quedarse a merced de extraños, de sus peores instintos y su fuerza bruta, en el riesgo de contraer enfermedades.
Será raro para ellas no ser señaladas por el dedo censor de la moral colectiva, y sorprendente ser socorridas, en sus momentos más bajos, por un alma samaritana que no las juzgue, eso más raro aún si hasta ellas mismas se encargan de autojuzgarse. Joe, ensangrentada en un callejón, es atendida por Seligman, un soltero maduro que escuchará su sórdida historia y para cada detalle escabroso encontrará comparaciones y referencias en el arte de la pesca, en la Historia, en las Matemáticas, en la Literatura, en le Filosofía, en la Música, en la Religión... Racionalizando toda una trayectoria de ninfomanía.
Una algo agotadora (aunque no tan extenuante como en "Anticristo") exploración de las conductas sexuales femeninas atípicas o socialmente inaceptables, con el estilo excéntrico de Von Trier (pero ya poco sorprendente ni demasiado revulsivo con tanto que llevamos visto los espectadores sobre este asunto).
Si pese a todo al final de la primera parte uno está dispuesto a ver la segunda, por algo será. Lars no te lo pone fácil, pero hasta en sus películas menos destacables tiene momentos de cine brillante.
-Desprecian el amor (o así lo pregonan mientras atraviesan por su etapa de satánicas rebeldes), muy difícilmente se enamoran (aunque terminan por ser unas rajadas y suspirando por un cantamañanas) y utilizan y manipulan a sus presas a su antojo, sin el menor o con muy poco sentido de la empatía hacia sus sentimientos.
-Suelen concertar un mínimo de varios encuentros sexuales diarios y puede ocurrir que algunos de los amantes sepan de la existencia de otros amantes, llegando al extremo de que de vez en cuando mientras la chica está con uno el siguiente ya aguarda su turno pacientemente. También se montan escenas lamentables cuando alguno se lleva a equívoco o incluso aparece una esposa cabreada.
-No pasa un solo día sin trajín y casi cualquier candidato vale.
-No siempre cobran por sus servicios, pero que cobren o no da lo mismo, porque no lo hacen por dinero o no es el motivo principal.
-El peligro acecha en cada desconocido, en la indefensión de quedarse a merced de extraños, de sus peores instintos y su fuerza bruta, en el riesgo de contraer enfermedades.
Será raro para ellas no ser señaladas por el dedo censor de la moral colectiva, y sorprendente ser socorridas, en sus momentos más bajos, por un alma samaritana que no las juzgue, eso más raro aún si hasta ellas mismas se encargan de autojuzgarse. Joe, ensangrentada en un callejón, es atendida por Seligman, un soltero maduro que escuchará su sórdida historia y para cada detalle escabroso encontrará comparaciones y referencias en el arte de la pesca, en la Historia, en las Matemáticas, en la Literatura, en le Filosofía, en la Música, en la Religión... Racionalizando toda una trayectoria de ninfomanía.
Una algo agotadora (aunque no tan extenuante como en "Anticristo") exploración de las conductas sexuales femeninas atípicas o socialmente inaceptables, con el estilo excéntrico de Von Trier (pero ya poco sorprendente ni demasiado revulsivo con tanto que llevamos visto los espectadores sobre este asunto).
Si pese a todo al final de la primera parte uno está dispuesto a ver la segunda, por algo será. Lars no te lo pone fácil, pero hasta en sus películas menos destacables tiene momentos de cine brillante.