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Voto de Vivoleyendo:
9
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Drama
Léo Lauzon es un niño que vive en un humilde barrio de Montreal, atrapado en una sórdida existencia. Cada noche intenta evadirse por medio de los recuerdos, los sueños y su desbordante imaginación, pero la cruda realidad familiar interrumpe siempre sus fantasías: tiene un padre obsesionado por la salud intestinal de toda la familia, un hermano culturista que vive preso del miedo, dos hermanas que padecen trastornos mentales, un abuelo a ... [+]
2 de marzo de 2008
28 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ardua labor la de exponer en palabras algunas de las devastadoras impresiones que esta obra única ha estampado en mi interior. Se trata de algo que desborda, que traspasa ampliamente las fronteras de lo abarcable.
Es la CRUDEZA con todas sus letras, experimentada por un niño extremadamente sensible que trata de encontrar en sus sueños una vía de escape a tanta amargura. El mundo sórdido que le rodea, aplastante, incomprensible, duro y cruel, sólo se hace llevadero gracias al regalo de la imaginación con la que ha sido bendecido. Aunque, ¿no se tratará más bien de su condena? ¿No resultaría más consolador ser alguien ignorante y embrutecido, como su hermano Fernand, y dejar la mente en blanco ante las miserias?
Léolo Lossone, nombre impuesto por sí mismo en un acto de autobautismo, en su intento de acercarse a su admirada Italia, personificada para él en su cautivadora vecina Bianca, a la que está condenado a amar sin esperanzas. Léolo, poeta incomprendido que grita sus penas a una nada que no le responde. Sólo un lector rescatará sus páginas del olvido y guardará su memoria: el "domador de versos". Sólo él comprenderá el dolor de Léolo y su titánica lucha por alcanzar una dimensión propia en la que su vida sea más tolerable.
"Ma solitude est mon palais" ("mi soledad es mi palacio"). En su soledad encuentra ese refugio ansiado, que es su único escudo frente al miedo que le atenaza.
"Ese día entendí que el miedo habitaba dentro de nosotros mismos." El miedo es esa reacción que se gesta y habita dentro de nosotros cuando nos sentimos amenazados por la hostilidad del mundo, y siempre permanecerá ahí agazapado. Nada podrá ahuyentarlo.
"Porque sueño, yo no lo estoy." Lo único que separa a Léolo de la locura son sus sueños. Se aferra a ellos con la obstinación del náufrago que no tiene más tabla a la que agarrarse que su fantasía.
Esta es la terrible, poética e hipnotizadora historia sobre Léolo, un niño soñador sentenciado a crecer en un mísero arrabal de Montreal y a convivir con una familia y un ambiente en los que la sordidez, el dolor y las desdichas se combinan fatalmente. Contemplar el embrutecimiento, la resignación, la frágil fortaleza de la madre que constituye parte del escaso consuelo al que Léolo puede aspirar, la locura de sus hermanas cuyas mentes destruidas se evaden en sus universos particulares, la inútil obsesión de su hermano por tratar de vencer al miedo con sus músculos, la brutalidad y la lascivia de un abuelo al que odia tanto como quiere... Y, por encima de todo, está Bianca, que le ilumina, su sueño imposible e inalcanzable...
Es la CRUDEZA con todas sus letras, experimentada por un niño extremadamente sensible que trata de encontrar en sus sueños una vía de escape a tanta amargura. El mundo sórdido que le rodea, aplastante, incomprensible, duro y cruel, sólo se hace llevadero gracias al regalo de la imaginación con la que ha sido bendecido. Aunque, ¿no se tratará más bien de su condena? ¿No resultaría más consolador ser alguien ignorante y embrutecido, como su hermano Fernand, y dejar la mente en blanco ante las miserias?
Léolo Lossone, nombre impuesto por sí mismo en un acto de autobautismo, en su intento de acercarse a su admirada Italia, personificada para él en su cautivadora vecina Bianca, a la que está condenado a amar sin esperanzas. Léolo, poeta incomprendido que grita sus penas a una nada que no le responde. Sólo un lector rescatará sus páginas del olvido y guardará su memoria: el "domador de versos". Sólo él comprenderá el dolor de Léolo y su titánica lucha por alcanzar una dimensión propia en la que su vida sea más tolerable.
"Ma solitude est mon palais" ("mi soledad es mi palacio"). En su soledad encuentra ese refugio ansiado, que es su único escudo frente al miedo que le atenaza.
"Ese día entendí que el miedo habitaba dentro de nosotros mismos." El miedo es esa reacción que se gesta y habita dentro de nosotros cuando nos sentimos amenazados por la hostilidad del mundo, y siempre permanecerá ahí agazapado. Nada podrá ahuyentarlo.
"Porque sueño, yo no lo estoy." Lo único que separa a Léolo de la locura son sus sueños. Se aferra a ellos con la obstinación del náufrago que no tiene más tabla a la que agarrarse que su fantasía.
Esta es la terrible, poética e hipnotizadora historia sobre Léolo, un niño soñador sentenciado a crecer en un mísero arrabal de Montreal y a convivir con una familia y un ambiente en los que la sordidez, el dolor y las desdichas se combinan fatalmente. Contemplar el embrutecimiento, la resignación, la frágil fortaleza de la madre que constituye parte del escaso consuelo al que Léolo puede aspirar, la locura de sus hermanas cuyas mentes destruidas se evaden en sus universos particulares, la inútil obsesión de su hermano por tratar de vencer al miedo con sus músculos, la brutalidad y la lascivia de un abuelo al que odia tanto como quiere... Y, por encima de todo, está Bianca, que le ilumina, su sueño imposible e inalcanzable...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Fotografía original, onírica, cruda (casi se pueden oler, palpar y saborear los desagradables ambientes), lírica, mezclando la dura realidad y la consoladora fantasía, completada por una banda sonora impresionante, extravagante, compleja, surrealista, siempre presente, que en ningún momento pasa desapercibida y que continuamente es un reflejo de lo que pasa por el alma de Léolo. Inolvidable la canción italiana interpretada por Bianca en el escenario de una Sicilia evocada por el chico, y también impactantes el resto de los temas.
Un drama absoluto que me ha dejado una huella imborrable, haciéndome pasar algunas de las peores y más indescriptibles sensaciones que una película me pueda provocar.
Sólo para estómagos fuertes y mentes con fuerza de voluntad para sumergirse en este universo escabroso y enervante.
*Un apunte: Me parece muy lógico que buena parte de los recuerdos del niño hagan referencia a detalles escatológicos y estomagantes. La memoria es muy selectiva y ciertos acontecimientos de la infancia se quedan más grabados que otros. Es normal que Léolo recuerde con especial énfasis las chocantes y hasta repugnantes rarezas de la familia, no porque le guste especialmente recrearse en ellas, sino como una forma de resaltar su fiero rechazo y el desalentador convencimiento de que había muchas cosas que no marchaban bien. De todas formas, la vida incluye todo, lo bello y lo repugnante. Y a Léolo, como a tantos niños, le tocó convivir, sin buscarlo, con las cosas asquerosas y deprimentes que a menudo la vida reserva.
Un drama absoluto que me ha dejado una huella imborrable, haciéndome pasar algunas de las peores y más indescriptibles sensaciones que una película me pueda provocar.
Sólo para estómagos fuertes y mentes con fuerza de voluntad para sumergirse en este universo escabroso y enervante.
*Un apunte: Me parece muy lógico que buena parte de los recuerdos del niño hagan referencia a detalles escatológicos y estomagantes. La memoria es muy selectiva y ciertos acontecimientos de la infancia se quedan más grabados que otros. Es normal que Léolo recuerde con especial énfasis las chocantes y hasta repugnantes rarezas de la familia, no porque le guste especialmente recrearse en ellas, sino como una forma de resaltar su fiero rechazo y el desalentador convencimiento de que había muchas cosas que no marchaban bien. De todas formas, la vida incluye todo, lo bello y lo repugnante. Y a Léolo, como a tantos niños, le tocó convivir, sin buscarlo, con las cosas asquerosas y deprimentes que a menudo la vida reserva.