Una buena opción para demostrar que se puede hacer un inquietante filme de terror-suspense (aún cuando se utilicen los tópicos más convencionales del género) con un modesto presupuesto y sin grandes efectos especiales inútiles.
Así, fuera del mainstream y de las grandes producciones de Hollywood, Álex de la Iglesia logra una cinta contundente que mantiene el suspense durante todo el metraje gracias a un guión absorbente y perturbador que juega entre la dualidad psicofonía espectral versus inestabilidad psicológica. Por tanto tenemos una película que va directamente al grano y que se consolida gracias a una atmósfera cautivante y un dinamismo prodigioso en su narración.
Claro que se podrá objetar que no trae nada nuevo al género, y es verdad, pero ya que hay que utilizar fórmulas preestablecidas hay que hacerlo con originalidad y Álex de la Iglesia cumple brindando una propuesta shockeante. Y ello no podría ser así si no tuviéramos la convincente actuación de Javier Gutiérrez como artífice principal para lograr la empatía del espectador con la historia propuesta.
Perturbación mental o fenómenos paranormales? La dualidad intrigante en que se sustenta este telefilme que sorprende gratamente aggiornando y reciclando tópicos ya utilizados en un producto humilde, efectivo, conciso y contundente que nos da un respiro ante tantas opciones basura que inundan a este género tan vapuleado últimamente.