Esta película de Bond tienen dos variables importantes que señalar, la primera, es la más comentada, la del cambio de actor, el peso de Connery se alivia con un digno sustituto, que por edad fue el de mi infancia. Nuevas características de altura, físico y actuación señalaban al actor de la televisiva y existosa "El Santo" como una buena elección.
Se ha tachado un cambio en la saga por el humor o la aventura concatenada de los 70. No debieron ver "Diamantes para la eternidad", aquí los gags se quedan mucho más cortos aunque sí muy contundentes.
No voy a centrarme pues en el nuevo actor ya que está muy analizado, sin embargo sí que no se suele apuntar que este título está bajo la influencia directa del cine explotaiton y concretamente el cine blaxplotation, es decir el movimiento cinematográfico negro o afroamericano cuyos temas el erotismo, la droga y la violencia eran tres de sus bases. Ni que decir que auí salen las tres. La primera vez que la malvada némesis de Bond es un negro Kananga (Yaphet Kotto), un loco traficante con su banda que quiere sembrar de heroína gratis todo Estados Unidos. Es la época de Harlem y el Bronx con sus graves problemas delictivos causados por la droga y el narcotráfico en el EE.UU del momento.
La trama incluye a actores de color, con el malvado Tee Hee (Julius Harris) con una pinza metálica como mano derecha. La primera amante de color Gloria Hendry, y el malvado baron del vudú (Geoffrey Holder). Todos ellos bastante solventes en sus papeles de reparto.
Una de las que se lleva la palma entre las chicas Bond, es Jane Seymour como la bella Solitaire, una esclava virgen de la superstición caribeña y la adivinación a través del tarot que trabaja para los malos y que por supuesto Bond desflora y rapta para su causa.
La misión es lo de menos, desarticular la banda y éste Black Power lleva de Nueva Orleans a Harlem y al Caribe como escenario exótico. El itinerario y las aventuras imposibles del agente no dan tregua, escena tras escena no cabe más que acción. Se han destacado las escenas de persecuciones de coches o de lanchas, que a mí me suelen cansar, pero que se aplauden habitualmente. La escena de los cocodrilos es una de las más destacadas, exotismo y humor. Bond tiene un artilugio proporcionado por Q un reloj magnético (que se promocionaba en la época) capaz de salvar con su magnetismo al agente de los más intrincados peligros.
Un nuevo Bond que será el próximo clásico a batir por sus sucesores, un más que correcto guión de aventuras setenteras y un contexto histórico determinante.
La canción "Live and let die "de Mcarthey con el grupo formado con Linda Wings es un temazo que ganará el óscar merecidamente.