No es ningún secreto a estas alturas que me encanta Woody Allen. En nuestra estrecha relación hemos tenido nuestros más y nuestros menos, pero creo que nunca podré suspender a este hombre. No es su historia más histriónica, ni la más neurótica, pero sí es su obra más sexual. Tiene otras muchas a las que también les pongo un diez de nota, pero por otras razones. En 2005 fui a verla al cine, y desde ese día, no puedo parar. Cada vez que la reponen la veo, en bucle, como una loca. El guion, por supuesto, es del mismo Allen (ayudado por Dostoyevski) , y sinceramente, creo que es de sus cintas más «serias» si se la puede definir así. No es la típica de él, no parece escrita por él y ahí radica la magia de este hombre. Cuando crees que todo en su carrera va a ser igual, de repente, te atrapa con esto. Como siempre, escoge una música maravillosa, y también sorprende, porque no es ningún secreto que a este director le va mucho el Blues o el Jazz, sin embargo aquí nos embriaga con la ópera. Maravillosa ópera que a mí me encanta. Y en este punto también me enamora, porque a veces, nos cambia todo y nos desarma (no es la única vez que lo hace, también le pasó con Vicky Cristina Barcelona). Pero volviendo a esa banda sonora, de verdad, no podéis dejar de apasionaros con ella y meteros en esta historia repleta de ambición, sexo, seducción, desesperación, dudas, elecciones...No se puede decir nada malo de la fotografía y de algunas escenas subidas de tono -Scarlett está soberbia y ese Rhys Meyers...¡alta tensión!-. Los actores, como es habitual, están excelentes y es que Allen no da puntada sin hilo. ¿Cómo no iba a saber que ese trío no iba a hacer saltar chispas dentro y fuera de la pantalla?. Se las sabe todas este señor. Por último, antes de entrar a destripar en spoilers toda la película, comentar algo de los actores.

Me centro especialmente en Jonathan Rhys Meyers, que aquí es Chris Wilton y que como él, parece ser que nació con una flor en el culo, y es que este hombre a los dieciséis años fue expulsado de su colegio por no ir a clase. Parece que se dedicaba a frecuentar todas las salas de billar que encontraba en su camino y en una de estas le descubrieron unos agentes de casting que casualmente pasaban por allí, buscando actores jóvenes irlandeses. A partir de aquí todos conocemos su carrera, y es que no ha parado ni para coger aire. Algunas de sus pelis son: Quiero Ser Como Beckham, 2002; Alejandro Magno, 2004; Los Tudor, 2007 o Mi Otro Yo en 2013. También es cantante y productor. Este chico guapo tuvo suerte, y lo que podría haber sido un desastre al no ir al colegio se ha convertido en una vida repleta de éxito; un actor de cierto renombre y en un sex symbol para muchas de nosotras.

Mathew William Goode, aquí Tom Hewett, es otro actorazo al que hemos podido ver recientemente en series como Dowton Abbey o The Crown, pero también en innumerables films como Al Sur de Granada, 2003; Un Hombre Soltero en 2009; Stocker de 2013 o Aliados, 2016.

Emily Mortimer, aquí Chloe Hewett, comenzó su carrera con Los Demonios de la Noche (os la recomiendo, de 1996), Transsiberian en 2008; Shutter Island, 2010 o El Regreso de Mary Poppins en 2018.

Scarlett Johansson creo que no necesita presentación, aquí es Nola, pero Johansson lleva toda la vida haciendo castings, ya que su madre era muy cinéfila. Desde El Hombre que Susurraba a los Caballos de 1998, hasta papeles más adultos en Lost in Traslation o La Joven de la Perla en 2003, esta actriz no ha parado de cosechar éxitos. Tiene muchos registros, la podemos ver también en Scoop o en Vicky Cristina Barcelona, también de Allen; pero se pasa sin problemas a otros géneros, como el de super héroes, siendo ahora Viuda Negra en el universo Marvel.

El film comienza con la escena de una pelota de tenis, que se queda unos segundos entre entrar o salir del campo, entre ganar o perder; esa suerte o esa flor en el culo que solo unos poco tienen. Aquí empieza todo.