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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
8
Acción. Aventuras. Drama En el año 180, el Imperio Romano domina todo el mundo conocido. Tras una gran victoria sobre los bárbaros del norte, el anciano emperador Marco Aurelio (Richard Harris) decide transferir el poder a Máximo (Russell Crowe), bravo general de sus ejércitos y hombre de inquebrantable lealtad al imperio. Pero su hijo Cómodo (Joaquin Phoenix), que aspiraba al trono, no lo acepta y trata de asesinar a Máximo. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Honestamente, creo que todas aquellas personas que acudieron a ver la obra de Ridley Scott con la intención de ver una peli de romanos a la antigua usanza, quedaron encantados, prendados, con las emociones que suscita la épica del pelum en su apogeo. Y llevan razón.

En el otro lado, aquellos espectadores que buscaban una cinta histórica medida y clásica, escrupulosa con la época imperial de Marco Aurelio, quedaron atónitos, ante licencia tras licencia y la búsqueda de la espectacularidad por encima de los acontecimientos. Están en lo cierto.

No obstante, Scott no lee un libro de Historia para hacer una reflexión sobre los últimos días de Marco Aurelio (que por otra parte, sería un proyecto interesantísimo), nada de eso, el director está más próximo a "La caída del Imperio Romano" que a "El hundimiento", quedando enamorado de una cuadro que representaba a un gladiador en la arena.

Máximo, interpretado a la perfección por un Russell Crowe muy eficaz como tipo de acción pero con repertorio dramático, encarna los valores de antiguas cintas como "Ben-Hur". El general que se convirtió en esclavo. El esclavo que se convirtió en gladiador. El galadiador que desafió a un Imperio, encarnado por un hiperbólico pero atinado Joaquín Phoenix como el malvado Cómodo (aunque como ya decimos, los acontecimientos históricos tomaron otros derroteros a los de la obra que nos ocupa esta reseña).

En definitiva, un cóctel exquisito de cine de aventuras que tiene una de las mejores bandas sonoras de los últimos tiempos, especialmente en las secuencias de acción, pero también en las dramáticas. Connie Nielsen está más guapa y enigmática que nunca, mientras que actores como Richard Harris o Derek Jacobi brindan su sacrosanta experiencia para dar interpretaciones de elevada altura.

Gladiator puede ser vista como un peliculón, un taquillazo a la antigua usanza, o como una farsa efectista y bien concebida para el séptimo arte más comercial.

La belleza, nuevamente, en el ojo del que mira. Pero uno, por ver la recreación más insólita de la batalla de Zama jamás hecha, está dispuesto a dejarse engañar por Ridley.
El Libanés
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