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Voto de El Libanés:
7
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/7.png)
5.6
42,895
Comedia. Drama. Thriller
En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2010
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no te atrapa el opening de esta película, realmente pocas lo van a conseguir. Álex de la Iglesia rara vez no plantea algo interesante o, cuanto menos, si se equivoca, tiene el interés de la intención y el encanto de la valentía. La perversión y el esperpento circense al que somete la guerra civil española, el franquismo y el final del mismo, es digno de un maestro, de alquien que, sabe que nada es más simpático (y cruel) que una bofetada con gracia.
El pobre hijo y nieto de un payaso tiene la mala fortuna de tener que crecer por su cuenta, siendo adulto antes de tiempo, viendo como su padre se pudría en el Valle de los Caídos. Su refugio está en el recuerdo de su progenitor (un Santiago Segura que está francamente bien) y en un circo destartalado de mala muerte regentado por un irascible arlequín (Antonio de la Torre), pero que para él es toda su vida.
Como suele suceder en las obras de este director, una cosa cotidiana (la lucha por el amor de una dama, en este caso la bella trapecista del circo) termina desvirtuándose en una animalizada lucha que, al igual que en "Muertos de Risa" o "Crimen Ferpecto", termina traspasando cualquier frontera. A destacar la explosiva puesta en escena de una Carolina Bang muy sensual, aunque con un papel no del todo definido.
A partir de ahí, la cosa empeora y mejora a partes iguales. El brillante elenco de secundarios (Terelu, Sancho Gracia, soberbio, Luisa Varela, Enrique Villén, etc.) tapa muchas cosas, pero no cierta visceralidad salpicada con toques sangrientos que podían haberse ahorrado. Quizás pecó de exagerado, pero ciertas impertinencias y sinsentidos privan a una buena película de ser algo mucho más, apuntaba muy alto.
El pobre hijo y nieto de un payaso tiene la mala fortuna de tener que crecer por su cuenta, siendo adulto antes de tiempo, viendo como su padre se pudría en el Valle de los Caídos. Su refugio está en el recuerdo de su progenitor (un Santiago Segura que está francamente bien) y en un circo destartalado de mala muerte regentado por un irascible arlequín (Antonio de la Torre), pero que para él es toda su vida.
Como suele suceder en las obras de este director, una cosa cotidiana (la lucha por el amor de una dama, en este caso la bella trapecista del circo) termina desvirtuándose en una animalizada lucha que, al igual que en "Muertos de Risa" o "Crimen Ferpecto", termina traspasando cualquier frontera. A destacar la explosiva puesta en escena de una Carolina Bang muy sensual, aunque con un papel no del todo definido.
A partir de ahí, la cosa empeora y mejora a partes iguales. El brillante elenco de secundarios (Terelu, Sancho Gracia, soberbio, Luisa Varela, Enrique Villén, etc.) tapa muchas cosas, pero no cierta visceralidad salpicada con toques sangrientos que podían haberse ahorrado. Quizás pecó de exagerado, pero ciertas impertinencias y sinsentidos privan a una buena película de ser algo mucho más, apuntaba muy alto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
1) Metáforas dentro de metáforas. Recomiendo activamente la excelente (aunque no comparta todos los puntos de vista) crítica de Maldito Bastardo, quien hace agudas reflexiones sobre el triunvirato amoroso, comparándolo con la España del momento, a dos bandas. Asimismo, como un amigo comiquero muy atinadamente me dijo, ¿somos unos paranoicos freaks por asociar Gwen Stacy con el de una preciosa chica rubia a la que se la parte el cuello cayendo desde elevada altura durante la lucha de dos enemigos a muerte?
2) Exceso de violencia. De la Iglesia siempre ha sido así, pero no extraña nada que otro Gran Maestro, Quentin Tarantino, haya caído rendido ante estos payasos asesinos en Venecia. Ahora bien, Álex nunca debería volver a decir que el cine de éste está lleno de fobias, porque menuda explotación ha hecho él de muchas cosas que tendrá en sus pesadillas.
3) Roque Baños es un genio. Por eso le contratan bien para las bandas sonoras.
4) Si hay que ponerse en plan Malditos Bastardos lo es con todas las consecuencias. Si pones a Santiago Segura machacando a enemigos, te buscas la Legión más mítica durante el franquismo y le pones una escena de más de diez minutos con él machacándolos. No es una cuestión de ideologías, es el simple hecho de que una vez has cogido la montaña rusa hay que explotarla y desmontar todos los mitos que te vengan en gana.
5) Como bien me apuntó un amigo algarbeño, que metido con calzador está la frase del padre reclamando venganza. Estaba mucho mejor lo de que siempre sería el payaso triste. Precipitado y sin mucho sentido. Tampoco lo tiene mucho en el aspecto de Rafael, pero es para reírse a mandíbula batiente.
2) Exceso de violencia. De la Iglesia siempre ha sido así, pero no extraña nada que otro Gran Maestro, Quentin Tarantino, haya caído rendido ante estos payasos asesinos en Venecia. Ahora bien, Álex nunca debería volver a decir que el cine de éste está lleno de fobias, porque menuda explotación ha hecho él de muchas cosas que tendrá en sus pesadillas.
3) Roque Baños es un genio. Por eso le contratan bien para las bandas sonoras.
4) Si hay que ponerse en plan Malditos Bastardos lo es con todas las consecuencias. Si pones a Santiago Segura machacando a enemigos, te buscas la Legión más mítica durante el franquismo y le pones una escena de más de diez minutos con él machacándolos. No es una cuestión de ideologías, es el simple hecho de que una vez has cogido la montaña rusa hay que explotarla y desmontar todos los mitos que te vengan en gana.
5) Como bien me apuntó un amigo algarbeño, que metido con calzador está la frase del padre reclamando venganza. Estaba mucho mejor lo de que siempre sería el payaso triste. Precipitado y sin mucho sentido. Tampoco lo tiene mucho en el aspecto de Rafael, pero es para reírse a mandíbula batiente.