Desasosegante o inquietante son adjetivos que se me ocurren para definir esta serie que vi por primera vez cuando era un crío cuando solo había dos canales de televisión, y que dejó en mi un recuerdo imborrable.

La recuerdo porque la ponían la noche de los viernes, justo después del "Un, Dos, Tres" y me costó un montón que mis padres me dejaran verla porque yo era un crío y el argumento iba de asesinatos.

Una intriga muy bien construida, con un asesino en serie que actúa durante cuatro décadas, unas interpretaciones estupendas, sobre todo las de Keith Carradine y Brad Davis, impecable en su papel de policía racista sin escrúpulos, con Charlton Heston en un papel de gancho más que nada, un personaje que narra la serie pero que tiene una participación escasa, y una trama en la que subyace el racismo en el Viejo Sur y la lucha por los Derechos Civiles.

Una serie para recordar.