Ante todo, tengo que decir que soy seguidor de los cómics de Aquaman. Me he leído de Peter David: “Las crónicas de Atlantis”, su serie regular de los años noventa, “Tiempo y marea”, “Año uno”, de Geoff Johns su reinicio de Aquaman de los nuevos 52, y de Robert Loren Fleming, “La leyenda de Aquaman”.

La película recoge y muestra toda la ambientación y personajes mostrados por Geoff Johns a lo largo de su etapa como guionista en los nuevos 52, puesto que también es guionista del filme que nos ocupa. Es un espectáculo visual el mundo submarino de Atlantis: la arquitectura, las criaturas de los diferentes reinos, los corales, los galeones hundidos, las naves submarinas atlantes, las armaduras de los soldados atlantes, las armas, etc.

La película de Aquaman principalmente se basa en la saga en cómic de “El trono de Atlantis” escrito por Geoff Johns, aunque también toma referencias de otras obras como “Las crónicas de Atlantis”, “La leyenda de Aquaman”, guiños a los cómics de la edad de oro y de la edad de plata y de otros cómics tanto de la serie regular de los años noventa de Peter David como de los nuevos 52 escritos por Geoff Johns.

No es una historia compleja, es una entretenida aventura que juega mucho con los clichés del género. No pretende ser pretenciosa, ni trata de ser tramposa ni en su desarrollo ni en su desenlace. Esto puede ser un tridente de doble filo, satisfará a aquellos que no tenían grandes expectativas en la película y decepcionará a aquellos que esperaban algo nuevo o diferente, rupturista en cuanto a la fórmula repetitiva que tiende a homogeneizar las películas de superhéroes, máxime en este año 2018 en el que se han estrenado tantas películas de superhéroes: “Ant-man y la avispa”, “Black Panther”, “Deadpool 2”, “Los increíbles 2”, “Spider-Man: un nuevo universo”, “Superlópez”, “Teen Titans Go! La película”, “Vengadores: Infinity War” y “Venom”. La previsibilidad de su historia es el mayor defecto de Aquaman, pero a pesar de ello es una película entretenida y disfrutable.

La apuesta del DCEU va a ser clara, en lugar de seguir la senda de Zack Snyder como director, de presentar películas diferentes con el sello de identidad del propio director, va a ser la de ofrecer películas más ligeras y accesibles para el gran público. Del “No pain, no gain” hemos pasado al “No pain more gain”.