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Voto de Lis:
10

Voto de Lis:
10
7.1
3,051
30 de abril de 2025
30 de abril de 2025
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Tiene la excelencia del buen vino, que cuanto más reposa en tu paladar mejor se aprecia.
Empieza de manera desasosegante, con un joven negro llegando magullado y roto a una iglesia para negros. El cristianismo ya muestra desde el principio que, si era una religión creada por judíos, los blancos enseguida se iban a hacer con ella para llevarla al poder, y no de Cristo precisamente.
La fotografía de Autum Durald es magnífica. Rojo fuego sobre el negro Mississipi.
Muy bien dirigida por Ryan Coogler, con un guion sólido y ligero a la vez, lo que hace que la historia despegue de principio a fin, hasta en sus momentos más duros.
Y la fuerza de su música, que te acompaña todo el camino, por esos campos de algodón bajo un sol inmisericorde, con esas nubecitas blancas, extraídas por las manos negras que aún no se han liberado de las cadenas de esos reyezuelos blancos, tan repulsivos como ridículos.
Y lo mejor, de lo mucho bueno de esta película, es que se muestra la crudeza del racismo tanto de un lado como del otro, pero no con la misma base argumental y con diferente proporción de justicia.
La interpretación de Michael B. Jordan, excelsa, pero no le van a la zaga el joven "blusero" Miles Caton, el exquisito Delroy Lindo y la estupenda Wunmi Mosaku, que emana un sentido (poco) común y una sensualidad que devora la cámara en cada primer plano.
Y, aunque se la encuadra como película de terror (el terror son los destripes de las sinopsis), hay una frase de este que la define muy bien el que viene a sembrarlo, que no es otro que el racismo que el blanco impone con su religión frente a otro tipo de creencias.
La escena del baile en el hangar, antológica.
El final es una elección que todos debemos hacer en la vida con la herencia de nuestros antepasados. Y elige bien.
Esperen hasta el final de los títulos de crédito. Y no dejen que la música se apague nunca.
Empieza de manera desasosegante, con un joven negro llegando magullado y roto a una iglesia para negros. El cristianismo ya muestra desde el principio que, si era una religión creada por judíos, los blancos enseguida se iban a hacer con ella para llevarla al poder, y no de Cristo precisamente.
La fotografía de Autum Durald es magnífica. Rojo fuego sobre el negro Mississipi.
Muy bien dirigida por Ryan Coogler, con un guion sólido y ligero a la vez, lo que hace que la historia despegue de principio a fin, hasta en sus momentos más duros.
Y la fuerza de su música, que te acompaña todo el camino, por esos campos de algodón bajo un sol inmisericorde, con esas nubecitas blancas, extraídas por las manos negras que aún no se han liberado de las cadenas de esos reyezuelos blancos, tan repulsivos como ridículos.
Y lo mejor, de lo mucho bueno de esta película, es que se muestra la crudeza del racismo tanto de un lado como del otro, pero no con la misma base argumental y con diferente proporción de justicia.
La interpretación de Michael B. Jordan, excelsa, pero no le van a la zaga el joven "blusero" Miles Caton, el exquisito Delroy Lindo y la estupenda Wunmi Mosaku, que emana un sentido (poco) común y una sensualidad que devora la cámara en cada primer plano.
Y, aunque se la encuadra como película de terror (el terror son los destripes de las sinopsis), hay una frase de este que la define muy bien el que viene a sembrarlo, que no es otro que el racismo que el blanco impone con su religión frente a otro tipo de creencias.
La escena del baile en el hangar, antológica.
El final es una elección que todos debemos hacer en la vida con la herencia de nuestros antepasados. Y elige bien.
Esperen hasta el final de los títulos de crédito. Y no dejen que la música se apague nunca.