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España España · . ¯\_(ツ)_/¯ .
Voto de Jose_Lopez_5:
4
Ciencia ficción. Acción. Thriller El piloto de helicóptero Adam Gibson, después de una jornada aparentemente normal, regresa a casa para estar con su familia, y se encuentra que ha sido suplantado por un clon. Cuando los creadores de su réplica descubren que no ha muerto en un accidente, como habían previsto, intentan darle caza. (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Schwarzenegger siempre ha sido un oportunista. Durante su etapa como culturista, se aprovechó del interés creciente por esa práctica para crear y publicitar una revista especializada, algunos de cuyos artículos firmaba pero no escribía pues pagaba a terceros por ello. Ni su inglés ni su formación le permitían parir aquellos contenidos. No obstante, la publicación era una mera excusa para promocionar la venta por correo de productos dedicados al culturismo, su auténtico negocio. Hizo bastante dinero diciéndole a sus lectores-clientes lo que querían oír.

Posteriormente viró hacia el negocio inmobiliario en California, en donde ya hacía falta un capital entrante destacable. Su filosofía, posteriormente parodiada incluso por Los Simpsons, era "comprar barato y vender caro". Siempre estaba recorriendo la ciudad buscando gangas que fueran potenciales pelotazos en unos pocos años. Su único interés era multiplicar los beneficios. Ni que decir tiene que el terremoto de 1971, que devino en una actividad constructora intensa durante esa década, le vino como agua de mayo.

Ya como actor, se ha aprovechado de personajes limitados y planos para promocionar su rostro pétreo. Un bárbaro, un robot, un militar con un palo por el culo, un ruso. Incluso en política su estrategia pasó por casarse con una Kennedy, logrando así un efecto mediático inteligente, ya que él es un republicano reconocido que, sin embargo, se permitía jugar con dos barajas cuando le convenía tender puentes. A sus seguidores, por supuesto, lleva décadas bombardeándolos con frases motivadoras y discursos de autoayuda tan obvios como de difícil aplicación. Vamos, es el oportunismo hecho persona.

Con "El sexto día" la situación fue idéntica. Justo tres años antes se había puesto de moda la clonación genética por causa del tsunami mediático asociado a la oveja Dolly. A Hollywood, como es norma, le faltó tiempo para poner a guionistas a trabajar en un libreto basado en la clonación humana. Mientras, Arnold andaba de capa caída. Según reconoce en su biografía, por entonces nadie le ofrecía trabajo porque todos consideraban que ya estaba acabado debido a su severa operación de corazón del 97. A pesar de ello, su olfato inversor seguía intacto y, cuando supo de un guion basado en la clonación, le echó el guante. Por algo a la ocasión la pintan calva, debió pensar el austríaco.

"El sexto día" es, por tanto, una película que juega a predicir un futuro en donde la clonación es algo habitual, aunque la humana está prohibida. Con todo, y por una serie de giros argumentales, el protagonista es clonado por error, lo que podría poner al descubierto una práctica ilegal, con importantes consecuencias económicas, que se realizaba en la sombra desde hacía tiempo. Por ello, los autores del error deciden que hay que silenciarlo por las bravas.

La película, sin ser mala, es bastante floja. Arnold, se ponga como se ponga, no es el mismo. Está más lento, menos activo, más apagado. Ya no puede permitirse los excesos físicos de antes. Los personajes, por su parte, son arquetípicos. Un padre de familia, Arnie, que es un cacho pan; un compañero de trabajo que, a modo de escudero fiel, hace de todo un chiste; un científico con problemas de conciencia; un malvado reconocible al minuto; y unos secuaces de opereta que son el trío calavera de esta historia, pues oscilan entre lo cómico y lo siniestro.

La historia, además, huye con rapidez de cualquier debate ético en torno a la clonación y se convierte en una persecución que, por momentos, parece una versión aburridísima de "Desafío Total" (1990). No es casual que, en ambas películas, el protagonista sea sometido a una cacería porque ha descubierto algo que pone en peligro los intereses de una gran corporación. Eso y las ideas extrañas que deja en el espectador respecto a la copia de recuerdos y la individualidad lo que, en la práctica, hace que éste abandone la suspensión de la incredulidad con facilidad.

No obstante, miremos a los números, fríos y dolorosos como ellos solos. Con un presupuesto de $82 millones, la película solo hizo $96. Dada la forma en que se reparten los beneficios las distintas partes, así como el retorno exigido a una inversión de esa cuantía, todo lo que caiga por debajo de los $200 es un fracaso.

En resumen, Arnold vuelve a hacer de comercial e intenta convencernos para que le compremos su producto. Ahora, si cabe, por partida doble. ¡Dos Arnolds por el precio de uno! Pero a estas alturas, solo los que no han madurado y quienes no saben nada de cine dan una calificación elevada a este truño menor. Su entrada en política unos años después fue, no solo una aspiración personal, sino también eso que algunos llamarían una retirada estratégica.

PS: Sí, la muñeca de la película es asquerosamente grimosa y recuerda a Kuato, de "Desafío Total". Todos hemos caído en eso.
Jose_Lopez_5
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