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España España · . ¯\_(ツ)_/¯ .
Voto de Jose_Lopez_5:
4
Serie de TV. Acción. Aventuras. Ciencia ficción Serie de TV (1982-1986). 4 temporadas. 90 episodios. Famosa serie televisiva que sigue las aventuras de Michael Knight, un detective dado por muerto al que dan una nueva cara y una nueva identidad. Su misión, encomendada por la Fundación por la Ley y el Orden: luchar contra el crimen con la ayuda de un coche artificialmente inteligente y hablador con propia personalidad: K.I.T.T. (FILMAFFINITY)
3 de agosto de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los 80 nos tragábamos lo que nos echasen, como los gorrinos. A la falta de una cultura cinematográfica y a la casi nula diversidad de canales de televisión (dos e íbamos que chutábamos), se unía un atraso social fruto de cuarenta años de dictadura de la que, por entonces, empezábamos a quitarnos las lagañas. Los EE.UU., con sus espectaculares series de entonces, nos parecían a muchos un referente a tener en cuenta, por lo que comprábamos cualquier idea que viniese de allí. Si a todo ello le sumábamos la ingenuidad de unas mentes imberbes, teníamos el caldo de cultivo adecuado para que cualquier cosa creciera con éxito. ¿Por qué no una serie sobre un coche parlante?

"El coche fantástico" (traducción usada en España, que no sé si buscaba la hipérbole publicitaria o el cinismo) contaba la historia de un policía que, tras un disparo en la cara, perdía sus recuerdos y ganaba un rostro nuevo gracias a la cirugía estética. Detrás de su salvación estaba una extraña organización con el fachilla nombre de Fundación para la Ley y el Orden que, además, le entregaba por el morro un coche deportivo con habilidades excepcionales para que combatiese el crimen (véase spoiler 1). Lo más llamativo, sin embargo, era que el vehículo estaba equipado con una inteligencia artificial que hablaba, Kitt.

Bajo esta premisa inicial se desarrollaban las aventuras de Michael Knight, una especie de investigador que, en sus ratos libres, iba de guaperas luciendo cochazo. El pecho palomo, a petición de la fundación, se recorría los EE.UU. resolviendo toda clase de casos, en un trabajo que, por momentos, recordaba al de "El Equipo A", aunque ahora dentro de la ley. Eso, claro, cuando al caballero no le daba por perderse en la América profunda tan pronto le salía de los huevos.

Con todo, casi todo el atractivo de la serie no venía de la mano de David Hasselhoff, sino de Kitt, un coche equipado con multitud de gadgets, blindaje, velocidades imposibles, conducción autónoma, capacidad para saltar y, por supuesto, una IA que era una cachonda mental. Con ello se lograba una "buddy movie" ochentera entre un humano y un ordenador con personalidad propia.

Como ya era habitual en las series de los ochenta, los episodios apenas estaban trabajados, siendo habitual los guiones con personajes perfilados con brocha gorda y diálogos usados como relleno para hacer minutos. Lo que de verdad importaba eran las escenas de acción, la infografía vetusta en las pantallas del coche, los planos del salpicadero lleno de botones de colores, los saltos del coche, y la historia humorística secundaria que casi siempre rodeaba a la principal; chorraditas en donde Kitt se esforzaba por entender a los humanos.

La serie, como ya se imaginará, fue un maldito bombazo. Los críos flipábamos mientras imaginábamos cómo sería tener un supercoche que, además, era nuestro mejor amigo. Si, encima, los episodios incluían actrices secundarias de alta calidad visual y pechonalidad, una ingeniera que nos ponía palotes (ains, Bonnie, qué ganas de hacerte el tigretón) y un humor bobo con el que rebajar nuestra cachondez y adrenalina, la adicción estaba garantizada. Eso sí, la serie era un señor truño catódico.

Pero el tiempo pasó, la serie envejeció y los críos con ínfulas tecnomasturbatorias crecimos. Y, entonces, llegó el dolor. Porque ver "El coche fantástico" hoy día es sinónimo de pasar muchísima vergüenza ajena. El personaje de Hasselhoff se nos revela como un chuloputas sin sentido del ridículo, los secundarios como un atajo de cretinos, Kitt ya no tiene ni puta gracia, y los episodios arrastran una lógica rebuscada para justificar las tonterías que contaban. Aquello no se sostiene ni con cables de acero. Eso, y que hemos crecido con la tecnología, por lo que ya no compramos el primer cachibache con lucecitas e interruptores que nos quieran vender.

Por todo ello, "El coche fantástico" es una serie que prácticamente supura nostalgia. De hecho, la morriña por aquella época ha enraizado en ella con tanta fuerza que la ha transformado en una aberración hortera más apta para hacer humor incómodo que para reivindicar una época. Porque, no sé usted, pero la idea de regresar a una década dominada por este tipo de productos me da grima, sin que ello implique alabanza a las mil basuras infectas que nos rodean.

PS: La serie se intentó resucitar en varias ocasiones usando distintos enfoques, ninguno de los cuales cuajó. "El coche fantástico" es, hasta que alguien demuestre lo contrario, un subproducto con sus cimientos soldados a los 80. Es inamovible de ese tiempo, de esa visión bobalicona del mundo y de esa horterada de realidad que nos vendían desde los EE.UU.

PS 2: Como suele ocurrir con los mondongos, éste tenía al menos una perla: los créditos de inicio. La presentación del narrador, las imágenes grabadas en el desierto y la música, siguen teniendo una fuerza visual y una capacidad de intriga sobresalientes. Comprensible que en aquella época nos quedásemos mirando la pantalla sin parpadear. Los responsables supieron cómo enganchar a los telespectadores en un minuto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose_Lopez_5
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