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Voto de Jose_Lopez_5:
3
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4.0
2,549
Ciencia ficción. Acción. Thriller. Terror
En el siglo XXIII, el mayor Mitch Hunter (Jane) lidera una lucha contra un ejército de necromutantes que habitan en el mundo subterráneo. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2021
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Hay películas que empiezan mal y terminan peor. "Crónicas mutantes" (2008) es una de ellas. Un trabajo de poca valía que casi termina siendo una parodia de sí mismo.
Ambientada en un futuro distópico, en donde una humanidad quebrada ha abrazado el "Steampunk", la película parece (ojo, parece) prometer una historia con un mínimo de interés, aunque más por su fotografía que por su contenido.
Así, la cinta pronto nos pone sobre el rastro de un facineroso malísimo que quiere convertir a la humanidad en una suerte de zombies mutantes que bien pudieran haber sido sacados del videojuego "Resident Evil". Ello obliga a lo que queda de la raza humana a aparcar sus trifulcas para combatir a este destructor, que ya fue una vez derrotado.
Con una imagen plomiza, en donde solo la sangre destaca, el pesimismo y hundimiento de la humanidad en su lucha contra el nuevo monstruo se adueñan desde el primer fotograma, intentando así que el espectador se crea su historia de héroes y antihéroes; de unos doce del patíbulo que no son una docena, pero cuyo destino preveemos poco halagüeño en su lucha suicida por acabar con el mal supremo. Y tenga por seguro que no es una inferencia errónea, porque la cinta no le hace ascos a abrazar todos los tópicos imaginables.
Este mal comienzo va degenerando conforme avanza el metraje, gracias a unos diálogos torpísimos y a un CGI cantoso incluso para la época, quizás fruto de unos $25 millones que se le quedaron bien cortos. De hecho, su infografía, pobremente integrada con las imágenes reales, parece ir a peor conforme la cinta progresa, hasta acabar alcanzando cotas chusqueras en donde no queda otra que resignarse y aceptar que el "chroma" estaba barato.
El guion, por otro lado, no solo mezcla incongruencias, sino que está aderezado con unos diálogos espantosos que, ya en su recta final, llegan a rayar en la autoparodia, con alguna escena tan mal escrita, y aún peor interpretada, que el espectador tiene la sensación de estar ante un "sketch" de "Cruz y Raya" (véase spoiler 1).
A este desbarajuste contribuye un reparto coral de actores malos de narices (véase spoiler 2), en donde solo Ron Perlman parece destacar mínimamente, y no desde luego por las frases que le endilgan. Thomas Jane, por su parte, quien en principio parece poder lidiar con su personaje, no tarda en demostrar por qué está hundido en productos mierdosos. A él le debemos planos en donde, por unos instantes, pareciera que estuviésemos ante la versión mozuela de Christopher Lambert sin bizquera, tal es su parecido.
En resumen, un truñete de poca calidad basado en un juego de rol. Lo más triste es que, entre tanto desbarajuste, a veces, y de manera fugaz, hay alguna idea, alguna frase, algún plano, que es interesante. Supongo que incluso la peor de las películas tiene algo salvable. Empero, nada puede librarla de la quema.
Ambientada en un futuro distópico, en donde una humanidad quebrada ha abrazado el "Steampunk", la película parece (ojo, parece) prometer una historia con un mínimo de interés, aunque más por su fotografía que por su contenido.
Así, la cinta pronto nos pone sobre el rastro de un facineroso malísimo que quiere convertir a la humanidad en una suerte de zombies mutantes que bien pudieran haber sido sacados del videojuego "Resident Evil". Ello obliga a lo que queda de la raza humana a aparcar sus trifulcas para combatir a este destructor, que ya fue una vez derrotado.
Con una imagen plomiza, en donde solo la sangre destaca, el pesimismo y hundimiento de la humanidad en su lucha contra el nuevo monstruo se adueñan desde el primer fotograma, intentando así que el espectador se crea su historia de héroes y antihéroes; de unos doce del patíbulo que no son una docena, pero cuyo destino preveemos poco halagüeño en su lucha suicida por acabar con el mal supremo. Y tenga por seguro que no es una inferencia errónea, porque la cinta no le hace ascos a abrazar todos los tópicos imaginables.
Este mal comienzo va degenerando conforme avanza el metraje, gracias a unos diálogos torpísimos y a un CGI cantoso incluso para la época, quizás fruto de unos $25 millones que se le quedaron bien cortos. De hecho, su infografía, pobremente integrada con las imágenes reales, parece ir a peor conforme la cinta progresa, hasta acabar alcanzando cotas chusqueras en donde no queda otra que resignarse y aceptar que el "chroma" estaba barato.
El guion, por otro lado, no solo mezcla incongruencias, sino que está aderezado con unos diálogos espantosos que, ya en su recta final, llegan a rayar en la autoparodia, con alguna escena tan mal escrita, y aún peor interpretada, que el espectador tiene la sensación de estar ante un "sketch" de "Cruz y Raya" (véase spoiler 1).
A este desbarajuste contribuye un reparto coral de actores malos de narices (véase spoiler 2), en donde solo Ron Perlman parece destacar mínimamente, y no desde luego por las frases que le endilgan. Thomas Jane, por su parte, quien en principio parece poder lidiar con su personaje, no tarda en demostrar por qué está hundido en productos mierdosos. A él le debemos planos en donde, por unos instantes, pareciera que estuviésemos ante la versión mozuela de Christopher Lambert sin bizquera, tal es su parecido.
En resumen, un truñete de poca calidad basado en un juego de rol. Lo más triste es que, entre tanto desbarajuste, a veces, y de manera fugaz, hay alguna idea, alguna frase, algún plano, que es interesante. Supongo que incluso la peor de las películas tiene algo salvable. Empero, nada puede librarla de la quema.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
1º) Ya muy cerca del final, una de las protagonistas pierde su espada mientras combate a los mutantes de turno, de modo que se acerca al líder del grupo para decírselo. Éste agarra un cuchillo y se lo entrega casi sin mirarla, con un simple "Ten". El comportamiento del protagonista, sobreactuadísimo, artificial hasta decir basta, recuerda a esas parodias televisivas que nos regalaban "Cruz y Raya", en las que se reían de algunas películas. De hecho, la voz del protagonista (del actor de doblaje, para ser más exacto) parece acompañar ese momento de recochineo.
2º) En contra de cualquier lógica, Malkovich se marca un cameo. Dios sabrá por qué.
2º) En contra de cualquier lógica, Malkovich se marca un cameo. Dios sabrá por qué.