Cuando Ludo (Jean Dujardin) sufre un terrible accidente de tráfico, sus amigos deciden prolongar sus vacaciones y quedarse cerca de él. Concretamente en la bonita casa que posee uno de ellos (François Cluzet). Pero la convivencia no parece que vaya a ser todo lo placentera que debiera...

Guillaume Canet se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en uno de los cineastas franceses en activo más interesantes (véase cómo afronta la escena del accidente con la que se abre esta película). Además, se rodea un buen puñado de intérpretes de sobrado talento que destilan naturalidad por los cuatro costados (a destacar la presencia de dos ganadores del Oscar: Marion Cotillard y Jean Dujardin).

Pero, ¿de verdad hacían falta dos horas y media para contar esta historia? Pues la verdad es que no. Aun así, he de afirmar que la cinta no se hace nada pesada a pesar de su excesiva duración. Es más, es tanto el cariño que se les coge, a pesar de sus muchísimos defectos, a los personajes que hasta da un poco de pena despedirse de ellos. Creo que con eso lo digo todo, ¿no?