Ryan Reynolds interpreta a un agente de la CIA que se aburre como una ostra como cuidador de una casa segura que puede ser usada en un momento dado como refugio para algún agente o para interrogar a algún prisionero. Tras rogar por un puesto algo más movido, está de suerte y es que llevan a la misma al ex-agente más perseguido de la CIA (Denzel Washington) por vender información vital a fuerzas extranjeras.

Alguien de dentro los ha vendido (poco misterio tiene quién será) y tras matar a todos los agentes, ambos huyen y tienen que escapar de la caza de interminables hombres armados que quieren hacerse con la información que posee el "renegado".

La película es entretenida pero no escapa a los tópicos del género. Una obvia y previsible conspiración sin tampoco casi giros y unos personajes que cumplen pero tampoco destacan. Reynolds va demasiado al límite y en muchos momentos te preocupa que le vaya a explotar la cara de lo roja que se le pone. Por su lado a Denzel se le nota cómodo y acostumbrado a este tipo de papeles pero está desaprovechado. Unas supuestas y excepcionales habilidades psicológicas y manipuladoras que se quedan en 4 frases de psicoanalista barato y miradas de malote en la lejanía.

En el apartado de acción también tenemos algunas de cal y otras de arena. Las hay bastante logradas y hasta frenéticas como el asalto a la casa del inicio pero al final se hacen repetitivas y no ayuda que la gran cantidad de combates cuerpo a cuerpo que hay sean bastante confusos. Se agradece por otro lado ver que la película transcurre en múltiples e interesantes escenarios, apartados de los típicos situados en USA.

En resumen: otra película más que añadir al género que no destaca por encima del resto y aunque el visionado es ligero, es facilmente olvidable.

Nota: 4'9

En twitter: @er_calderilla