Magistral cinta de acción a la francesa, cual tortilla bien frita, sazonada en su punto justo y servida con mucho estilo. "Léon" es el segundo gran éxito de Luc Besson después de "Nikita", y antes de su descomunal "El quinto elemento".

En "Léon", Besson demuestra su talento para construir una historia en la que se mezcla el drama y la acción a partes iguales. Es el relato de Léon (Jean Reno, actor fetiche de Besson), un asesino a sueldo con principios que acoge a Mathilda (debut en el cine de Natalie Portman), una muchacha recién hecha huérfana por culpa de un corrupto agente de la DEA (Gary Oldman), el cual ha asesinado al padre de la chica y a toda su familia. Mathilda buscará ayuda de Léon para su venganza y, como contraprestación, ayudará a Léon con las tareas del hogar y le enseñará a leer.

Besson construye una atmósfera de tensiones muy notable, cambiándose en un instante a unas secuencias de acción muy bien trabajadas, emocionantes y adrenalínicas como pocas. Esas secuencias son las grandes estrellas en esta entretenida cinta, pero no son los únicos ingredientes para hacer de "Léon" un plato tan exquisito. El drama también está servido, con las creíbles lágrimas de una afrancesada Natalie Portman, fría por el sentimiento de la venganza, pero emotiva como lo que es, una niña de 13 años que ha sufrido mucho con su familia de desechos humanos y que aún le queda más por sufrir.

Entre Léon y Mathilda se crea una relación afectuosa y un enamoramiento pre-adolescente de Mathilda, que trata de convencer al frío Léon cual "Lolita" para que sea su amante. Por predecible que pueda ser, este hecho no va a marcar la solitaria vida de Léon ni sus sentimientos, muy atrofiados cuando se concentra en su trabajo pero asomando a la superficie cuando ve viejas películas de Cary Grant.

La otra gran baza de Besson son las actuaciones del magnífico elenco de actores que contiene el reparto: desde la ceñuda mirada de Jean Reno hasta las extravagancias de un sobreactuado pero fantástico Gary Oldman, pasando por el saber estar de Danny Aiello y acabando con la estrella más absoluta: una joven y ya magistral Natalie Portman.

Muy recomendable.