Después de ver esta maravillosa y admirable ópera prima de la catalana Isabel Coixet y saber que su guión fue un pasajero más en un itinerante, hiriente y detestable viaje de ella de productora en productora, se produce un sentimiento plenamente agridulce: 1) la terquedad, irritación y mala hostia que le nace a uno pensando en que jamás pudo realizarse tal proyecto; 2) el oxígeno y respiradero vital y cinematográfico que despide la "milagrosa" y definitiva realización del empeño. Ahora bien, Coixet tuvo que hacer para ello un esfuerzo supletorio y por ello aún más admirable: "Cosas que nunca te dije" será una película española pero rezuma más sabor y olor que 10 películas independientes americanas, a las que supera y aventaja por ser una obra más arriesgada y visceral, diría yo hecha hasta con más mala leche tras lo ocurrido previamente, y porque pocas veces he visto yo en una primera obra tal claridad de ideas y tan bien trazadas en un guión soberbio, hermoso, sencillo y profundo. Y es que después de tal cantidad de patadas en el culo, a uno se le acaban por aclarar todavía más las ideas, se sabe más lo que realmente se quiere y cómo se quiere, tirandonos de las narices las posteriores, gratuitas y viscosas palmaditas en la espalda y demás achuchones.
Coixet presenta un paisaje sentimental de forma magistral y tras la máscara de una comedia, se esconde el humor doloroso e inteligente, la reflexión puntillosa, hiriente, sencilla y estupenda sobre el amor y el desamor, una hora y media de cine libre, sencillo, sobresaliente.