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La decisión de Sophie

Drama. Romance Verano de 1947. Stingo, un joven aspirante a escritor, se instala en una pensión familiar de Brooklyn. Su tranquilidad se verá pronto turbada por la terrible discusión de una pareja que vive en el piso de arriba. Cuando conoce a los amantes queda cautivado por su encanto y simpatía. Ella, Sophie Zawistowska, es una hermosa emigrante polaca y católica. Él, Nathan Landau, un encantador y desequilibrado científico judío. Poco a poco, ... [+]
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
26 de diciembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son de esos títulos clásicos que uno tiene en mente para sentarse y poder ver con tranquilidad, sabiendo que verá algo triste, pero ese día llegó, y me senté a disfrutar de una buena película.

Si hay algo que se puede decir de esta película, es que es buena, es decir, tiene un buen balance que la hace una película correcta, además de unas interpretaciones que la llevan a un nivel superior.

Fue el primer premio de la Academia de Hollywood para una joven y prometedora actriz que tenía mucho que decir, y sin duda, su interpretación es de lo mejor de esta historia.

La escenas llegan a ser largas pero intensas, y lo dicho, gracias a unas interpretaciones magistrales.

Fueron también de las primeras película que retrataban el terrible holocausto de los campos de concentración alemanes y todo se describe de una manera que quizás hoy ya no se harían, pero la narrativa de estas escenas fueron muy necesarias.

Por otro lado está el terrible dolor interno de la protagonista que sufre un dolor constante, y se puede sentir, Meryl Streep dota al personaje de una maestría sin igual, un personaje sencillo pero con un sufrimiento constante que no la deja respirar.

La película se ve todo el rato con una tensión silenciosa que hipnotiza todo el rato, por eso hace que sea una buena película, que no ha pasado a la historia como una de esas grandes películas, incluso casi ha caído en el olvido.

Una triste película pero una buena historia llena de gran cine por todos los lados.
manuel
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31 de diciembre de 2008
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stingo es un joven escritor que al mudarse a Brooklyn conoce y empieza a forjar una buena amistad con Sophie, una mujer intrigante; y con Nathan, su pareja, que presenta inusuales y agresivos cambios de carácter. Sophie y Stingo empiezan a intimar y mientras se enamoran se descubrirá, mediante constantes retrospecciones, el drástico y terrible pasado de Sophie.

En ese sentido, un trabajo delicado por parte del director y guionista que muestra el rastro psicológico del Holocausto nazi en Sophie, una superviviente polaca. Sophie nos confunde, seguramente. Y por eso cuesta comprenderla. Es una mujer que aparenta ser feliz, que intenta enterrar en el fondo de su alma la oscuridad y el malestar, sus más fieles acompañantes. Ella misma, pues, es una mujer confundida, compleja, casi bloqueada, perdida entre líneas temporales y sentimientos autodestructivos, con ganas de luchar, pero también con ganas de rendirse.

En definitiva, un gran retrato de cómo las circunstancias de la vida se escapan de nuestro poder y determinan unos sentimientos que, en ocasiones, somos incapaces de gobernar.

Impresionante el trabajazo de Meryl Streep. Seguramente una de las mejores interpretaciones a nivel histórico. Cumplen muy bien, también, Kevin Kline y Peter MacNicol, sobretodo en la parte final de la peli.
Albert
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16 de agosto de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie escapa a los recuerdos del pasado, ni siquiera la memoria a la que el olvido implacable procura borrar con persistencia. Hay experiencias personales dolorosas, muy duras, que dejan una huella indeleble en la psique y alma de quienes lo han padecido. Cuando la vida o Dios te ponen a prueba ante pérdidas inesperadas, irracionales, dramáticas, y en el fondo, inesperadas, terminamos por dudar de todo. La vida se convierte en padecimiento, un descenso a los infiernos donde no hay escapatoria. Pakula en ésta película se deja llevar por una puesta en escena teatral bajo la batuta de sus muy capaces actores, muy especialmente, Meryl Streep. Bajo el fiasco y el aturdimiento de experiencias insanas desde el punto de vista colectivo, como lo que representó el Holocausto, durante la Segunda Guerra Mundial, el hombre terminó siendo prisionero del horror, y para emanciparse del mismo, no siempre los derroteros fueron naturales y obvios, y en el caso, de los personajes principales de ésta película, la tragedia y sólo la tragedia, parecen redimirlos desde una apasionada historia de amor. Una película para adultos, un testimonio más de la locura humana en la historia reciente y nuestra paranoica capacidad de producir y llevar el mal a todos los rincones de la tierra.
bucefalo
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29 de noviembre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la época en la que se estrenó este film, no me llamó la atención en absoluto. Era joven y sólo me interesaba en cine de acción tipo “La jungla” o “Depredador”. Así que fue pasando la vida y me olvidé por completo de esta película. No me llamaba la atención. Así fueron pasando los años y una noche cayó en mis manos la posibilidad de verla, sabía que estuvo nominada a muchos premios, que Meryl Streep había ganado un Óscar y que estaba basada en una novela que tuvo mucho éxito. Me decidí a verla y me llevé una grata sorpresa.
No era la historia que yo pensaba, me había hecho una serie de prejuicios que se vieron claramente superados. Me encontré con una película que es un dramón, sin duda, pero no es en ningún momento la historia de amor edulcorada y lacrimógena que me esperaba. Es una historia desgarradora, una disección de la triste historia europea de mediados de siglo revivida en el nuevo mundo ante los ojos fascinados de un ingenuo escritor, es la negativa a una vida en la que es posible la felicidad por parte de una persona que no se cree merecedora de ella porque ha perdido todo lo que hacía que su vida tuviera sentido y que se ha visto obligada a unas decisiones trágicas a las que ningún ser humano se debería nunca enfrentar. Refleja el drama de la II Guerra Mundial, el holocausto, el dolor, el sufrimiento inimaginable, el atisbo de una esperanza, el inmenso dolor por ver decepcionadas esas expectativas, el remordimiento, el intento de redención... todo ello retratado magníficamente por el trabajo portentoso de Meryl Streep que se come la pantalla y que rara vez ha estado más guapa.
En la trama americana, por decirlo así, destaca Kevin Kline también increíble interpretando el papel de un bipolar esquizofrénico que lo mismo está pletórico que irradia peligro por todos sus poros. Peter McNicol aguanta el tirón que no es poco. En definitiva, una gran película de Alan J. Pakula y no cometáis el mismo error que cometí yo y, si no la habéis visto, ya estáis tardando.
Ford Farleine
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16 de agosto de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la historia de tres inadaptados. Sophie (Meryl Streep) por su pasado; Nathan (Kevin Klein) por su enfermedad y Stingo (Peter MacNicol) por la edad (¡una enfermedad que se cura con el tiempo!).

Estos tres seres solo podían encontrarse porque cada uno halla en el otro algo que colma su falta. Sophie ve en Nathan a su salvador y también alguien con quien olvidar el pasado antisemita de su padre (Nathan es judío). Stingo ve en Sophie a su musa y Nathan ve en Sophie y Stingo a dos seres que le admiran por su genio y extravagancia (una de las formas de la locura, en realidad).

Es la historia de un verdadero holocausto. El Holocausto nazi, el holocausto como acto de abnegación que se lleva a cabo por amor (lo que Sophie hace con Nathan al final de la película) y como sacrificio de uno de sus hijos. ¿Cómo es posible que un oficial nazi le dé a elegir a una madre, como si fuese un privilegio, entre uno de sus dos niños? Es imposible reponerse a eso. Por ello, el destino de Sophie estará ligado hasta el final (sí, el final) al de Nathan que la acogió y se ocupó de ella. Ella volvió a renacer al calor del amor. Pero las marcas (el número de presa, como marca más visible) siguen ahí, en su brazo y en la memoria.

Las escenas en Auschwitz tienen una fotografía en tonos grisáceos. Es el color de la muerte, del dolor, del humo de los hornos crematorios. Contrasta con la brillante luz del presente de la narración, en el país de la esperanza (EEUU, por si no quedaba claro).

El título de la película, basada en la novela homónima de William Styron, le va como anillo al dedo. Es la historia de la doble elección de Sophie: primero tiene que escoger a uno de sus hijos en Auschwitz y después tiene que decidir con cuál de los dos hombres se queda.

La historia está contada por Stingo, un aspirante a escritor que viene del Sur. Un ser imberbe que se queda deslumbrado ante esta pareja vital, despampanante e histriónica. Cada uno de los tres carece de las armas necesarias para seguir el camino solo… salvo Stingo al final (es una película americana y tiene que haber final feliz, pese a todo).

Por ello, la película es también la historia de un viaje iniciático. El de Stingo a Brooklyn para descubrir la vida, el amor y el dolor.

Hay que vivir para contar. “Vivir para contarla”, reza el título de las memorias de Gabriel García Márquez. De alguna manera en esta película se plantea la necesidad de vivir, tener algún recorrido en la vida para ser escritor, porque, dice García Márquez, “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

Para escribir hay que tener canas, de alguna manera. O haberse iniciado en la vida. Esto es lo que le pasa a Stingo, de inmaduro, pasa a ser hombre y, aunque no se dice, seguro que a partir de esa intensa historia con Nathan y Sophie saldrá un escritor con sustancia.

Frente a la madurez, a la experiencia de Sophie (treinta años apenas en la película), resulta insoportable la candidez de Stingo/Peter MacNicol, literalmente virgen (22 años en la película). Nathan/Kevin Klein increíble en su papel de desequilibrado mental.

Imprescindible verla en versión original, para escuchar ese acento polaco de Sophie cuando habla inglés.

Un ménage à trois particular y doloroso.
Francesca
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