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Todos queremos algo

Comedia Jake llega a la Universidad de Texas en su deportivo, con las ventanillas bajadas y la música a todo volumen. Quedan sólo unos días para que arranque el curso, pero piensa aprovecharlos conociendo chicas, yendo a fiestas y haciendo amigos. Secuela espiritual de Dazed and Confused, ambientada en los años 80. Los protagonistas, un grupo de jugadores de béisbol a punto de ingresar en la Universidad, son conscientes de que las obligaciones ... [+]
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
15 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de más de veinte años y numerosos largometrajes, el realizador tejano Richard Linklater, todo un retratista de un capítulo histórico concreto de la historia estadounidense reciente (las últimas décadas del Siglo XX y el inicio del XXI, sus días de juventud y madurez) ha labrado una trayectoria audiovisual muy coherente: la captación del paso del tiempo y la entrada del individuo a la edad adulta. En ocasiones me ha decepcionado (Antes del anochecer) y en otras me ha encandilado (Boyhood o Bernie), pero siempre me ha sorprendido con su capacidad para narrar historias muy americanas pero capaces de lograr que todos nos identifiquemos con una representación fidedigna de un momento de nuestro tiempo. En esta ocasión volvemos al pasado para vivenciar un momento importante en la vida de unos jóvenes deportistas llegando al campus, en un relato sencillo, de sucesos triviales y reiterativos, pero muy entrañables, narrado con viveza, dinamismo, mucho humor y objetividad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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7 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo en DVD "Todos queremos algo", la película que, dirigida y escrita por Richard Linklater, relata el desmadre de chicas, alcohol y marihuana del que disfrutan varios jugadores de béisbol, tres días antes de que empiecen las clases en la universidad. Es evidente que -lejos de una mirada nostálgica- la ambientación de los años 80 está conseguida perfectamente (incluso los títulos de crédito recuerdan a los films de esos años), que la banda sonora es apabullante, que todos los elementos y símbolos de la cinta están estratégicamente elegidos, que los personajes están construídos con acierto, que la fotografía tiene un conseguido aire retro y que la agilidad del film es manifiesta, sin embargo, tango goce lúbrico, tanta broma homoerótica (los protagonistas no paran de darse cachetitos en el culo), tanta presencia de chicas reducidas -salvo una- a objetos sexuales y tanto desmadre y gansadas, me ha parecido un poco forzado. A pesar de esto último -eso sí, tratado con inocencia y sensibilidad- la cinta rebosa "buenrollismo" y sorprende con una divertida canción que, tras los créditos finales, se alternan en interpretar todos los personajes. De 6,3.
amaya pujana levy
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29 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo nada. Desaprendo.

En el inicio de los 80 tenía 10 años. Uno cuando crece a esas edades está influenciado por los adultos que salvaguardan tu integridad, cualquier referente en esas fechas era generalmente anterior y pasado. Antes de comenzar los noventa la mayoría de edad me permitió ejercer como patrón en el mar de mis gustos. La influencia paso a ser la de los veteranos, referente al alcance de la mano de todo aquello que uno está deseando experimentar. En este trance del crecimiento personal en mitad de los 80 uno, en mi caso, acaba transitando por toda esa década, la cual vives intensamente, sin sentirte plenamente identificado por la razones mencionadas y como si de un purgatorio se tratase, te tragas diez años antes de descubrir lo que el abanico del mundo te va a enseñar.

Quizás sea eso o quizás no. En Todos queremos algo, la película que nos ocupa, el viaje que se hace a la década mencionada es extraordinario. El coche en el que van el grupo de estudiantes en el inicio del nuevo año universitario, los pantalones marcando paquete, las camisas estampadas en el espanto, los mostachos exagerados o los cortes de pelo a la taza incomprensibles y un sinfín de apreciaciones que marcaron aquella época, se plasman con naturalidad y lograda maestría. Si le mostrásemos a un adolescente de hoy esta película y le dijésemos con artimaña mentira que la cinta se hizo en los ochenta básicamente no estaríamos faltando a la verdad. El logro es incontestable. Bien cierto es que Todos queremos algo es una versión completamente renovada de Movida en el 76 película realizada también por Linklater, el director, cuyo talento es evidente no solo por su maravillosa trilogía de Antes de… amanecer atardecer anochecer, también por Boyhood a la cual ha dedicado una década de su vida. Pero como he mencionado, quizá porque no viví adecuadamente esa época, no he sido capaz de ver lo que la crítica alega ser evidente.

Los hechos transcurren en una casa cercana al campus donde viven estos jóvenes pertenecientes al equipo de beisbol cuya única ambición en la vida es ganar el campeonato nacional, entre alcohol, chicas y juergas, estos machos rebosando testosterona por cada centímetro muscular de su físico envidiable, y o sus conversaciones, seguramente muy de su época y de su infumable mentalidad, transcurre todo salpicado por la gran estupidez que encierran estos personajes. Desde el minuto uno al final, que parece no llegar nunca en el 116, las casi dos horas se me hacen interminables. Me hubiera sentido más a gusto atado a un árbol en mitad del bosque a expensas de ser devorado por alimañas. En ningún caso exagero cuando mi prudencia me exige ser hasta el extremo cinematográficamente comedido.

Odio seguir al rebaño cuando mi conocimiento cinematográfico me pone en evidencia. Para mi esta película es insoportable de ver, agotadora, insustancial y cansina, por tanto reconozco que este papel de oveja negra que me ha tocado interpretar me sienta bien.

Añado muy a mi pesar, después de atragantarme con Todos queremos algo, que la excepción espero que confirme la regla… “a buena crítica, buena película”
Siempreasimetrico
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19 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que tire la primera piedra el primer crítico o escritor cinematográfico que no tenga filias o fobias. Aquel que no se deje llevar durante el transcurso del film por circunstancias que trascienden del mero visionado. Instantes, fotogramas, segundos congelados de vida que nos trasladan a sitios donde el recuerdo nos fuerza la emoción, la sonrisa, la pasión o el entusiasmo. Ni el mismísimo Carlos Boyero o Fausto Fernández -un saludo a los dos- están exentos de tal envenenada postura terrenal.

Esa sensación, irremediable y casi enternecedora; la de un pasado ochentero y divertido, testosterónico y de colegueo, de otros tiempos que no volverán por vividos o por no vividos (siempre digo que nací demasiado tarde) dada la edad o la localización, pero que sin embargo te abducen a través de un feeling positivo, vivaz y absolutamente empático. Un torrente inaudito y casi catártico al que me subí al presenciar la última película de Richard Linklater: esa secuela encubierta de 'Movida del 76' que él mismo dirigió en 1993 y en la que contó con actores por aquel entonces desconocidos como Milla Jovovich (4 años antes de saltar a la fama por 'El quinto elemento' de Luc Besson y 1 año después de 'Chaplin'), Ben Affleck (2 años antes de cruzarse en su vida Kevin Smith en 'Mallrats'), Matthew McConaughey (3 años antes de 'Tiempo de matar' de Joel Schumacher) o Renée Zellweger (3 años antes de 'Jerry Maguire') y que se llama 'Todos queremos algo'.

Richard Linklater, el que fuera el más prometedor director de cine indie de los 90 sin duda ha demostrado tener una gran habilidad para mostrar con más o menos liviandad la juventud y el despertar adolescente, ha demostrado sin duda ser un gran artesano de las profundidades del ser humano. Linklater es un realizador que sabedor de los grandes tics y clichés humanos aprovecha estos para arañar las entrañas del espectador a través de unos sorbos de realidad tan patentes en su dibujo de personajes, su hábilmente cotidiana escenografía y la -como no- maravillosamente próxima y certera escritura de guiones. La mencionada 'Movida del 76', 'Wacking life', la trilogía 'Antes (amanecer, atardecer y anochecer)' y la galardonada 'Boyhood' son sin duda una muestra de todo esto que digo.

En 'Todos queremos algo' el director y guionista tejano muestra una historia coral de un grupo de universitarios y becados jugadores de béisbol que antes de comenzar el curso del 80 encuentran la mejor manera de dar rienda suelta a su jovial y masculina juventud. El film se centra fundamentalmente en el personaje de Jack (Blake Jenner), a través del cual iremos descubriendo las ricas y variadas personalidades de los diferentes compañeros de equipo. Sin duda la película es un efectivo y refrescante viaje al pasado y a la cultura pop fundamentada en 3 factores: su música, sus diálogos y el maravilloso dibujo de personajes. Respecto a la música, ineludible, indispensable, es la banda sonora. Linklater realiza un recorrido musical por todos los estilos que se podían escuchar en los Estados Unidos a principios de los ochenta: desde la música negra disco de Donna Summer, EW&F, SOS Band o ese himno rapero que es el Rapper's Delight de Sugarhill Gang; hasta pasar por la country, rockera o pop de The Knack y su My Sharona, Blondie, Pat Benatar, Van Halen o Patti Smith. Un brillante recorrido por los estilos musicales, los locales y las formas de diversión de cada comunidad. Un distraído film con un tono jovial y divertido que no pretende realizar una tesis sobre la juventud en los ochenta -dado su aura autoparódico del guión-, pero que resulta honesta desde su primera secuencia de presentación y que deja secuencias para la memoria a largo plazo.

Interpretativamente es toda una sorpresa. Un film que no cuenta con un reparto deslumbrante en primera instancia, todo lo contrario, pero con el cual Linklater se siente como pez en el agua demostrando porque es uno de los mayores descubridores del talento joven del cine norteamericano. Podría hablar de muchos de ellos pero destacaré a cuatro de ellos: Blake Jenner en el papel protagonista, Glenn Powell como Finn (brillantes diálogos que aprovecha en su interpretación), Zoey Deutch como Beverly (el único personaje femenino con más de 5 palabras) y el veterano y mal perdedor Tyler Hoechlin en el papel del veterano McReynolds.

Absolutamente deliciosa.

Lo mejor: La banda sonora. El dibujo de los diferentes personajes. El personaje de Finn (Glenn Powell)
Lo peor: Quizás el público femenino no termine de comulgar de igual manera.

VALORACIÓN:

Fotografía: 7
Banda sonora: 10
Interpretación: 7
Dirección: 8
Guión: 9
Satisfacción: 8

NOTA FINAL: 8,2

@hilodeseda - www.habladecine.com
Hilodeseda
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12 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien no ha querido ser un joven, apuesto y deportista universitario, que llega en su coche a la universidad siendo objeto de la mirada de las universitarias.
Simpática y entrañable historia de unos estudiantes que van a iniciar su carrera universitaria y deportiva, son jugadores de beísbol un tanto peculiares. Pero no se esperen la típica comedia de machitos deportistas, abusones y raritos más feos que un pie, no es eso.
Los raritos son los mismos alumnos macho alfa, los deportistas, hay uno que se lleva la palma. No hay nada de nada, de las típicas y malas historias de estudiantes, lo que hay es nostalgia y contar lo que realmente quiere un universitario, ya sea de los 80 que de los de ahora, quieren pasárselo bien y ligar con todas las tías que pueda, vivir la vida a lo máximo antes de terminar la carrera y enfrentarse al duro panorama adulto y laboral.
Ulyses
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