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Contraté a un asesino a sueldo

Drama. Comedia. Thriller Un hombre gris y sin ganas de vivir contrata a un asesino a sueldo para que acabe con su vida, pues él carece de valor para hacerlo. Pero, inesperadamente, conoce a una mujer y cambia de idea: quiere seguir viviendo. El problema consiste en que debe encontrar al asesino que ha contratado antes de que éste ejecute su macabro encargo. (FILMAFFINTITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer contacto con el aclamado director finlandés ha sido esta obra a medio camino entre el cine negro y la comedia negra, y puedo decir que me ha dejado impresionado por un lado, y por otro no ha conseguido calarme tan hondo como yo me esperaba.

El guión es más complejo de lo que a primera vista parece, pues se trata de construir una historia casi por entero con imágenes. Kaurismäki usa el lenguaje cinematográfico para expresar ideas que se hacen claras gracias a la extraordinaria ambientación que acompaña a cada personaje como si fuera parte de él, y a las buenas interpretaciones de los actores, necesarias por otra parte en un cine tan necesitado de expresión.

Pero el poder narrativo de las imágenes no logra atrapar al espectador más impaciente e, incluso, al más paciente, pues la historia se va desarrollando sin novedad y sin sorpresas. El verdadero disfrute de esta cinta está en la forma más que en el contenido, en las secuencias más que en el desarrollo, en las partes más que en el todo.

Mención especial para la banda sonora y otra para Jean-Pierre Léaud, el Antoine Doinel de "Los 400 golpes" de Truffaut, que hace aquí un papel muy acertado. Es otro de los motivos para ver esta película de un director al que le voy a dar más de una oportunidad.

Recomendable.
Richy
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6 de noviembre de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre del traje gris, cansado de su existencia, decide acabar con ella. Pero no sabe. Necesita ayuda. Y, mientras la espera, se toma una copa y se fuma un cigarrito y conoce a una rubia de labios rojos, y su vida cambia de color.
Ya no se quiere morir, pero… ¿cómo evitarlo? Nadie puede. Aunque no se quiera, en cualquier momento puede llegar el fundido en negro, es ineludible.

Kaurismaki compone un cuadro de imágenes alucinantes, donde unos personajes alucinados se mueven por un Londres chungo, a ritmo de tango y de jazz. Una fardona mezcla de sordidez con envolvente belleza melancólica, de la que resulta esta comedia, que arranca alguna sonrisa, pero al final te deja como triste.
VALDEMAR
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9 de febrero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento no es nuevo, ni mucho menos: un tipo decide suicidarse,pero como no tiene valor contrata a otro para que se encargue del "trabajo", luego conoce a una chica que le revitaliza y da marcha atrás, cuando puede que sea ya demasiado tarde... Sólo que el tipo es Jean-Pierre Léaud, con su eterna cara de suicida en potencia, y la cosa cambia. Sus silencios prolongados, la mirada vagando en la lejanía, las frases incoherentes, Antoine Doinel ataca de nuevo (vale decir que nunca he sido fan ni de Léaud ni de Doinel; me atacan los nervios). Por otra parte, el asesino a sueldo está a punto de morir de cáncer, y se toma como algo personal el hecho de cumplir su último trabajo. Kaurismaki nos traslada a un Londres deprimente y sucio, en que la vida parece arrastrarse por los callejones, y en que queda espacio incluso para la aparición fantasmal de un Serge Reggiani bastante cascado, con el sempiterno cigarrillo colgado de los labios. Honemajes a Melville, Godard, Truffaut, el discípulo saludando a sus maestros. No está mal.
Eduardo
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27 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda comedia negra, bizarra y lumpen, a cargo de Aki Kaurismäki. Director finlandés, protagonista francés y escenografía británica para una coproducción en la que además de las tres nacionalidades anteriores encontramos capital sueco y alemán. Más europea, bien se ve, que la novena de Beethoven.
En efecto, el reputado Kaurismäki sitúa en los barrios más deprimidos de Londres un insólito “noir” generosamente sazonado con el humor proletario de un Stephen Frears —las escenas de pub son un seguro de vida— y algún que otro pellizco de tradición surrealista. La degradación que se observa en la capital inglesa dota a la película de un encanto añadido. El Londres previo a su mutación en el macro-complejo financiero y turístico de nuestros días —resultado, precisamente, de la voracidad privatizadora y desreguladora de los gobiernos “tories” que dan con los huesos del protagonista en el paro—, aquel Londres lóbrego y desconchado, decía, trasciende su condición de mera localización pintoresca —en términos de expresionismo abstracto, si se quiere— para convertirse en un personaje más, y no menor
Jean-Pierre Léaud, que no es un buen actor en absoluto, sí tiene una virtud: conoce sus limitaciones. Si hay un rol que, pese a sus escasos talentos, le sienta como un guante es el de funcionario deprimido. Y si lo hay que le siente todavía mejor, éste es el de cesante deprimido. La naturalidad con que compone a Henri Boulanger, perdedor hundido en el barro de su propia inoperancia, se antojaría admirable de no haberlo visto antes en infinidad de papeles de corte similar —cierto que no tan pasados de rosca—. En tal caso cabe sospechar, y muy fundadamente, que Léaud no interpreta otro personaje que a sí mismo, o alguien muy semejante, sosias caricaturesco a lo sumo. Lo cual, convendrán conmigo, no debe de suponer un esfuerzo excesivo. Sin embargo, la fragilidad que siempre transmite y la correlativa simpatía —la que inspiraría un cachorrito abandonado— se multiplican aquí al añadírseles un fraseo del inglés ciertamente precario. Angelico... cómo no perdonarle todas y cada una de sus deficiencias.
Carorpar
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19 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contraté a un asesino a sueldo fue uno de los primeros éxitos de Aki Kaurismaki, una película en la que, combinando los universos de Robert Bresson (ascetismo) y Edward Hopper (soledad), propone una minimalista comedia negra que describe con amargura y patetismo la grisura de la vida moderna y la desesperación que provoca. La premisa argumental (un deprimido oficinista contrata a un asesino para que lo mate puesto que él no tiene valor, cambiando de idea cuando se enamora de una mujer, pero sin poder localizar al killer) es genial, aunque está inspirada en la de Tribulaciones de un chino en China, de Julio Verne. El protagonista es Jean Pierre Leaud, un actor más icónico que talentoso, pero que en esta película encaja como un guante.
Juan Pais
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