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La criatura

Drama Después de varios años de matrimonio, Cristina logra, por fin, quedarse embarazada. Poco antes de dar a luz, el susto que le produce un perro precipita el parto, y el niño nace muerto. Para ayudarla a olvidar lo sucedido, su marido la lleva a la playa, donde encuentran un perro muy parecido al causante de la desgracia. Aunque al principio el animal la atemoriza, acaba encariñándose con él y llevándoselo a casa. El perro acaba ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
12 de octubre de 2023
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En busca de un 'tantaterror' con algo más de calidad que las clásicas de Aured y Naschy me he encontrado con esta cinta. Abiertamente fantasmal, vampírica y encontrada en el misterio de los animales que poseen a las personas.
En términos generales es bastante mejor que la de sus competidores.
El guión es menos abracadabrante que otros del mismo género, Juan Diego y Ana Belén ayudan bastante, pues son actores bastante razonables, y el director tiene bastante mano en el discurso narrativo. Además de un gran director le tengo por un gran cineasta, que no es exactamente lo mismo. Un aficionado al cine antes que cineasta y antes que director. Una combinación ganadora.
La historia engancha desde el principio. En el minuto quince lo tienes todo presentado y no queda más que el desarrollo y el desenlace.
Me ha gustado. Se entronca bien en el tiempo en el que se rodó, responde bien a los cánones del momento y se deja ver con cierta nostalgia. Recuerdos de una época que se fue.
De la Iglesia tiene más profundidad de la que parece. Es un directorazo como una catedral, toca temas incómodos sin ningún complejo y con plena libertad. Puede considerarse incómodo a veces, pero sus películas vistas cuarenta y cinco años después siguen manteniendo una cierta frescura y una gran naturalidad.
Me gustan sus películas.
ÁAD
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18 de mayo de 2024
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"La criatura" fue filmada por Eloy de la Iglesia (1944-2006) en 1977, unos meses después de la muerte de Franco, en un contexto político y social agitado. Vista hoy resulta una cinta tan repugnante moralmente como debió serlo en su estreno. Tratar abiertamente la zoofilia dentro de la institución del matrimonio es insólito. La combinación de escabrosidad, crítica política, "destape" y disección psicológica del matrimonio burgués dan el sello del cine valiente que siempre realizó el autor.

La historia es aparentemente simple. La pareja formada por el presentador de TV Marcos (Juan Diego) y Cristina (Ana Belén) atraviesan una crisis de comunicación. Él ha ascendido gracias a los contactos de la familia de ella. Buscan un hijo que se les resiste. Cuando por fin queda embarazada, en una gasolinera, un perro pastor alemán negro la ataca y pierde al niño. Sumida en una crisis encuentra en una playa otro perro que le recuerda al agresor. Se lo llevan a casa y ella lo adopta con el nombre que iba a tener su hijo: Bruno. La maternidad de esta mujer joven, guapa e inteligente, pero sin ocupación, se proyecta en su nueva "criatura", desplazando totalmente al marido, al que no parece amar. Él recibe continuas proposiciones de su compañera presentadora Vicky (Claudia Gravy), pero su moral ultraconservadora le impide ser infiel a su esposa. Vicky, inteligentemente, aconseja a Marcos, y éste compra una perra blanca, para alejar a Bruno de su mujer...

La música instrumental de Víctor Manuel San José (marido de Ana Belén), la fotografía de Raúl Artigot y el montaje de Julio Peña, contribuyen a dar forma al mal llamado "bizarro" largometraje.

Es paradójico que Eloy de la Iglesia quisiera ganarse al público -estamos ante cine comercial- provocando su rechazo más absoluto. El "morbo" del bestialismo retrotrae al humano a edades en que la cópula no separaba totalmente a las especies. Quizás sea un mito. Pero marca una tendencia reprimida, como el incesto o el parricidio: el tabú. Las palabras de Cristina, a pesar de su falta de claridad, expresan esto:

"Para entender ciertas cosas hay que saber hundirse poco a poco como yo lo he hecho, porque entonces, desde esa monstruosidad, puedes contemplar todo lo que te rodea de una forma clara, precisa. Así vas descubriendo que tampoco hay tanta diferencia entre lo que tú haces y lo que hacen los demás. Resulta incluso divertido. Es como si, de repente, descubrieses que esa imagen grotesca que se ve en los espejos deformantes de las barracas de feria no está en los espejos, sino en las personas que se reflejan. Cuando estás absolutamente convencida de que eres un monstruo, rodeada de monstruos en un mundo hecho para monstruos, te resulta apasionante la idea de llegar a monstruosidades aún mayores para, al menos, ser un poco distinta. Yo también sé lo que es sentir el horror. Y lo he sentido. No me ha hecho falta tener ni tu moral, ni tus prejuicios para horrorizarme".

Encajar la diferencia política, moral e intelectual de los dos miembros de la pareja con la fuga zoofílica puede parecer forzado e inverosímil, pero el hecho de que Marcos sea moralista, franquista y poco inteligente, triunfando en el mundo de las apariencias, mientras Cristina es libre (a)moralmente, progresista y bastante lúcida, encerrada como ama de casa sin ocupación ni reconocimiento social, introduce el factor de la maternidad como mediación que resuelve la oposición de tesis y antítesis. Lo perverso es que la criatura sea un animal, y que el amor materno sea una fusión sexual zooedípica y afectiva con la bestia.

Eloy de la Iglesia fue un cineasta incómodo. Comunista, homosexual y heroinómano, entre el cine de consumo de destape y la visión política más radical de la España de la transición. No siempre bien integrados estos dos elementos: el entretenimiento y la denuncia. Formalmente su cine no destaca por sus encuadres, y, sin embargo, es un narrador consumado. La presencia en un rol disparatado de Ana Belén en una gran actuación y la réplica del espléndido Juan Diego sostienen la verosimilitud de lo monstruoso. Más allá de la alegoría de la España cainita neofascista que representa Marcos identificada con la fuga del bestialismo, lo cierto es que el director usa el sexo como elemento político

Quizás los oscuros tabúes del bestialismo y la pulsión de muerte que la película ofrece sin tapujos no estén muy articulados, pero la transgresión sexual de la mujer en este film es un precedente de otras heroínas como Anna (Ornella Muti) y Malvina (Hanna Schygulla) en "Il futuro è donna" (1984) de Marco Ferreri.

Francisco Huertas Hernández. Acorazado Cinéfilo
AcorazadoCinefilo
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7 de diciembre de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de la películas del cine español más extranas que he visto, y la "relación", así entre comillas, entre la protagonista, Ana Belén, y la criatura, que no deja de ser un perro..., pues eso, más rara que nunca mejor dicho, un perro verde. No cuento más para no destrozar la peli, aunque creo que ya he dicho por demás.
isolaited
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