Un hombre fiel

Louis Garrel, tercera generación de una familia entregada al cine: Maurice, el abuelo, actor en más de un centenar de títulos; Philippe, el padre, actor y realizador; y el propio Louis, que combina la interpretación con la dirección. A juzgar por éste su segundo largo, vemos que la sombra de la Nouvelle Vague es alargada, y la de Truffaut no digamos, pero en mi humilde opinión Louis aún no está maduro para afrontar determinados retos. La historia es bastante, cómo diría yo, inverosímil. Abel vive en casa de su amante, Marianne (comestible Laetitia Casta, esposa de Garrel), y un día ésta le comunica que está embarazada, pero no de él, sino de su mejor amigo, Paul, y que ya puede hacer las maletas y largarse. Pasan los años, Paul muere mientras duerme, y Abel vuenve a la vida de Marianne, al tiempo que en la suya irrumpe la hermana menor de Paul, Éve (una prometedora Lily-Rose Depp, imposible no reconocer a su padre en sus rasgos), locamente enamorada de él. La jovencita confiesa a Marianne su secreto, y Mariannje invita a Abel a instalarse en casa de Éve, a ver qué pasa. ¿Qué pasa? Pues lo que estáis imaginando. Aunque Abel es sólo un poco menos imbécil que Antoine Doinel, enseguida vemos los parentescos con el alter ego de Truffaut. Pero las situaciones son risibles, los diálogos de pitorreo, y el tono general apunta a esperar con ansia que terminen los 75 misericordiosos minutos de proyección y podamos sacudirnos tanta tontería de encima. Mi amor por el cine galo puesto a prueba.

Fantástica “Nouvelle vague” que recuerda y guiña el ojo a los “Besos Robados” pero que actualiza su contenido y como su referenciada muestra una constelación de relaciones aparentemente simples, pero profundamente complejas.

El experimento trata de mezclar los deseos y las pasiones de un triangulo amoroso a través de perspectivas causales ambivalentes, reacciones cerebrales mezcladas con intenciones pasionales e idealizadas.

Loius Garrell consigue construir un mapa que explora consensuadamente algunos de los problemas sobre las relaciones humanas que están en constante revisión y cuestionamiento en la actualidad: el dolor del abandono del ser querido, la ilusión por el reencuentro, la recuperación del tiempo perdido y por supuesto los limites de la fidelidad. Este último vertebra todo el relato, al reconocer una sociedad que adolece los valores sociales tradicionales y que entiende con cada vez más exactitud y complejidad el protocolo del amor.

Una obra que, aunque imperfecta, no es menor y debe ser tratada como lo que es: una revisión brillante de la metamorfosis de los valores tradicionales y un atento homenaje al cine francés de autor.

Aunque sea una película que comienza de una forma interesante y original, luego no tiene sentido. Los protagonistas son unos seres humanos inmaduros y el único que muestra un tanto de cordura es el niño pequeño. Me gustan las películas que cuentan cosas del día a día, cotidianas, sin demasiado artificio. Es algo que caracteriza al cine francés. Pero lo que no entiendo es que no haya un giro de guión, algo con enjundia y el planteamiento se resuma a algo tan trivial y mal resuelto. No voy a entrar en valoraciones de actores ni actrices. Todo es demasiado simple, plano y sin fundamento. No merece lo más preciado que tenemos, que es el tiempo.

Louis Garrel no sólo es un actor fantástico, como ha demostrado recientemente en las Mujercitas de Greta Gerwig y otras películas como El oficial y el espía, Las fantasías de Ismael o, en su momento, los Soñadores de Bernardo Bertolucci. También está haciéndose un sitio como realizador, y Un hombre fiel es una extraordinaria muestra de ello.
Se ha comparado la película con el estilo de la Nouvelle Vague, pero no esperen un tostón o una "modernez" infumable. La película de Garrel, protagonizada no sólo por él sino también por unas excelentes Lily-Rose Depp (con un extraordinario parecido físico con su madre, Vanessa Paradis) y Laetitia Casta (qué lejos quedan aquellos últimos años de los 90, cuando era la cara de moda en nuestro país y la musa de programas como El Informal gracias a su faceta de modelo), es una hábil mezcla de drama y comedia, que pone sobre la mesa un típico enredo sentimental entre dos mujeres y dos hombres (aunque uno de ellos no está muy presente, que digamos, y hasta ahí podemos leer) que se ve de forma muy agradable y nos recuerda sin duda a las comedias románticas más clásicas, aunque también tiene su buena dosis de drama.
Una película más que notable, que dura lo que tiene que durar, además, y sabe contar su historia de forma entretenida y sin perderse en tópicos o diálogos innecesarios.

Lo mejor: Su habilidad al mezclar drama y comedia romántica, y los tres protagonistas.
Lo peor: Tampoco es una obra maestra. Es agradable, está bastante bien, pero ya.

Lo primero que he de decir a favor de esta UN HOMBRE FIEL es su escasa duración, y digo esto porque es un mal endémico del cine actual, historias que no dan para nada más que suelen sobrepasar las 2 horas de duración.
Este triangulo de idas y venidas amorosas, es todo un soplo de aire fresco al cine romántico proveniente de Estados unidos, tiene momentos risibles que rozan el esperpento y nada reales, pero por otro lado tiene esa candidez y esa belleza de los 3 interpretes, que te hace olvidarte en esos escasos 60 minutos de la realidad cotidiana.
Me ha parecido divertida, interesante y muy recomendable para pasar una tarde cualesquiera, ya digo a pesar de ciertas situaciones totalmente increibles, sin ir más lejos el comienzo y la premisa inicial.