Antes llega la muerte

Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas tendía unos dieciocho años o así, pensé esto de ella:

"Bastante entretenido western rodado en España, beneficiado por un guión competente, buenos intérpretes, y aceptable dirección.
Se ve con agrado".

No fui muy extenso en mis apreciaciones, lo que me imagino que quiso decir que me gustó pero no tanto para escribir mucho sobre ella.
Viéndola de nuevo, ahora, en octubre de 2021, me encuentro, en efecto, con una estimable cinta, beneficiada por una sobria e inteligente realización de Joaquín Romero Marchent que, resultando anterior al western de Leone, Valerii, Corbucci y otros maestros, se enraizó en el western puro, clásico de Hollywood. Al menos en cuanto a espíritu puesto que a nivel industrial es muchísimo más modesta y, claro está, no llega a sus excelencias.
Pero es muy digna, está bien narrada aunque resulta también desigual en el ritmo, con briosos momentos llenos de dramatismo y otros un tanto contemplativos.
El resultado final me ha parecido valorable en sentido positivo, muy respetable aunque ciertamente no tan buena, ni mucho menos, como en algunos foros, libros... he leído por ahí. Y es que, el paso del tiempo no le ha hecho ningún bien.
Se ve con gusto pero no deja mayor huella.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/

Joaquín Romero Marchent es un buen director de oficio. En su haber figuran títulos muy aceptables, dentro del género de aventuras o western, como "El coyote", "El sabor de la venganza", "Tres hombres buenos" y "La venganza del zorro". No debe confundírsele con su hermano Rafael Romero Marchent, también director, dentro del mismo género, que destacó por una tanda de capítulos de la serie Curro Jiménez y de su secuela cinematográfica "Avisa a Curro Jiménez", aparte de otros muchos títulos. Ambos hermanos tuvieron una trayectoria irregular alternando obras de autor con trabajos de encargo de muy discutible calidad. "Antes llega la muerte" es un "spaghetti western" francamente flojo. La historia es endeble, los mismos paisajes de Almería de siempre (intentando hacer creer que es Texas o Nuevo Méjico) y los actores de segunda fila que ni se creen sus papeles, incluyendo a Fernando Sancho haciendo de sí mismo, como es habitual. Jesús Puente está patético interpretando a un improbable rico terrateniente generoso, que vende sus propiedades para ayudar a su mujer, como si esto se pudiera hacer de un día para otro. Por si fuera poco, contrata ingenua y torpemente a una banda de forajidos para que le sirvan de guía y guardaespaldas. A partir de aquí, el desarrollo es de culebrón. Toda una serie de despropósitos. El film no es salvable por ningún lado, excepto las escenas de acción con los caballos.