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Todas las mujeres

Drama. Comedia Cuenta la historia de Nacho, un veterinario, que se enfrenta a las mujeres que han significado algo en su vida. Ante él aparece su amante, su madre, su psicóloga, su compañera, su ex-novia y su cuñada. Con todas ellas tiene cuentas pendientes y a todas ellas se tiene que enfrentar para resolverlas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
19 de octubre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como si de una prolongación de aquel hermano caradura y filibustero al que daba vida con sobrada perfección Juanjo Puigcorbé en la estimulante ópera prima de Mariano Barroso Mi hermano del alma (1994), este Nacho, protagonista absoluto de Todas las mujeres, parece una vuelta de tuerca sobre el poder manipulador y defraudador del hombre en confrontación, en este caso, con la mujer y no precisamente por un ejercicio de poder, sino más bien por una falta de escrúpulos apabullante o, como ocurre en esta ocasión, por una falta de madurez alarmante que impide al "macho alfa" afrontar de cara y con todas sus consecuencias los problemas derivados de sus propios actos. Para la ocasión, Barroso ha condensado el material filmado como formato para una serie de televisión de seis episodios (para la TNT, bajo el mismo nombre, en 2010) y nos lo sirve ahora en pantalla grande, en una película dividida también en capítulos, y cuyo hilo conductor es la torpe búsqueda de ayuda de un hombre para sortear con el menor daño posible una condena de cárcel por un delito recién cometido.



En esta angustiada y desesperada odisea, Nacho recurre a todas las mujeres importantes en su vida para hallar el consejo adecuado y, algunas veces, algo más que eso, echando mano de su inquebrantable desfachatez para, a través de sutiles chantajes emocionales, lograr sus propósitos. El problema es la infravaloración del macho sobre la hembra y la feliz constatación de que éstas, seres más aventajados que el Nacho de la función, no se parecen ni por asomo a la Caperucita del cuento. De ahí surge el leit-motiv de un relato estricta y impunemente teatral, donde prima el diálogo sobre la acción, ésta última prácticamente inexistente. Teatral también por la utilización del (casi) espacio único donde se desarrolla la práctica totalidad de la trama, Todas las mujeres pone toda la carne en el asador en los duelos verbales que entabla el protagonista con cada una de las mujeres a las que acude en busca de auxilio. Pero por muy brillantes que estos puedan llegar a ser (según el caso) y por muy negro que pueda ser también el ligero humor que destilan algunas réplicas, no son pilares suficientes para sostener un producto cinematográfico.



Y es que la opción de puesta en escena escogida por el director se desentiende completamente de los fundamentos cinematográficos y se adhiere con autocomplaciencia a los parámetros de un 'teatro filmado', reposando toda la estructura de la película en el trabajo de los intérpretes con el texto, no aportando la cámara de Barroso absolutamente nada al transcurrir de la película. Con una fotografía de grano, debido a la escasa iluminación natural utilizada, y rodada con cámara al hombro, lo que aporta un componente incluiso 'feísta' a toda la función, en Todas las mujeres se desprecia la técnica cinematográfica en favor de una servidumbre meramente funcional al trabajo de los intérpretes, lo que puede ser una opción más que segura dado el saber hacer de todo el elenco, pero que estando dirigida por quien lo está, en Todas las mujeres se nos antoja una pobre y acomodaticia elección que lo único que consigue es desaprovechar el alcance que podría haber tenido un texto como éste de haber sido filmado con algo más de ingenio y ambición por parte de su director.



En suma, habría que hablar de Todas las mujeres como una película fallida más del Cine Español del momento si no fuera porque, como mencionábamos en el párrafo anterior, la labor de prácticamente todo el elenco de la película eleva por encima de la media el resultado de este teatral artefacto, conducido con mano diestra, segura y fascinante por un Eduard Fernández en absoluto estado de gracia. El intérprete se permite el lujazo de pasearse sin tapujos por todos los vericuetos de su personaje, ahondando incluso en los más desagradables, y hacerlo además desde una sublime precisión, matizando y depurando hasta el extremo cada uno de los rasgos (físicos, psíquicos y emocionales) de su personaje, logrando que tan impresentable protagonista no solo nos resulte simpático sino que, para más inri, nos induzca a no poca compasión. Eso sí, en su pletórica exhibición interpretativa colabora el sugestivo juego dialéctico y la química mutante que logra establecer con todas sus oponentes. Desde una desconocida Lucía Quintana, en brevísima pero emotiva aparación, hasta una excelsa Nathalie Poza, en un trabajo cargado de fina ironía, el ramillete de actrices que pululan por la pantalla pone el listón bastante alto: María Morales aporta contundencia y severidad a la absurda pretensión de su oponente, Petra Martínez destila mala uva con una clase y elegancia desbordantes y Marta Larralde logra una agradecida naturalidad a pesar de lo impostado de algunos momentos que protagoniza. Sólo Michelle Jenner parece no encajar del todo, aunque más por falta de precisión en el dibujo de su personaje que por un error de interpretación.

http://actoressinverguenza.blogspot.com.es/2013/10/barroso-filma-excelentes-actores-y-no.html
Juanma
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12 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mariano Barroso apuesta por una puesta en escena muy teatral (pocos escenarios, decorados funcionales, muy pocos personajes y actores) sin renunciar a la esencia cinematográfica (atención a los primeros planos) para contar en Todas las mujeres una doble historia: la del problema legal de Nacho y su odisea para solucionarlo y la de las relaciones que mantiene con diversas mujeres de su familia y su entorno sentimental. El resultado es una película irregular, con momentos de mucha intensidad y otros de tedio, en la que los personajes están muy bien desarrollados con apenas unos pocos trazos (atención a la psicóloga a la que da vida la siempre excelente Nathalie Poza) pero sus conversaciones no son siempre interesantes.
Lo que sí es interesante es el recital de María Morales, Petra Martínez, Marta Larralde, Lucía Quintana, Michelle Jenner (en un personaje diametralmente opuesto al que interpreta en Isabel) y la mencionada Poza, todas excelentes al servicio de un Eduard Fernández sobrenatural. Fernández es uno de esos actores que nunca fallan, todo verdad, naturalidad y arrollador talento, pero esta es quizá su mejor interpretación y eso es decir muchísimo.
En definitiva, una propuesta notable de diálogos y actores, la base de toda historia.

Lo mejor: Eduard Fernández y las actrices. Todas sin excepción. Y por supuesto algunos diálogos, aunque terminen por resultar algo extenuantes.
Lo peor: No deja poso como lo dejan otras películas de estructura similar, como Una pistola en cada mano, de Cesc Gay.
Sibila de Delfos
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17 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo en DVD "Todas las mujeres" la película que, Mariano Barroso presenta tres años después de la serie de televisión de igual título. Quizá el hecho de que el realizador rodara la serie como si se tratara de una película y luego la partiera en los seis episodios, es lo que determina que al film parezca que le falta el comienzo (al llegar el veterinario a casa, su esposa le propone hacer un viaje de fin de semana a Marbella en un último intento para salvar un matrimonio que va a la deriva), y que, en torno al minuto 10, la cámara ofrezca esos primeros planos y esos saltos de imágenes tan innecesarios. A pesar de que la interpretación de Eduard Fernández y de cada una de las protagonistas femeninas que aparecen en los distintos capítulos, es acertada y, a pesar de que el guión es aceptable, el confuso principio hace que me cueste entrar en esta historia de un personaje que engaña y manipula a las 6 mujeres de su vida. Excelentes diálogos, tono teatral, bonita fotografía, buena música y un acertado casting hacen de esta obra una película de actores.
amaya pujana levy
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22 de febrero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre harto de su vida, harto de aguantar una situación inútil en la que no puede demostrar nada a nadie, ni demostrárselo a sí mismo, decide llevar a efecto un golpe de autoridad para sanar su conciencia y poder cambiar el rumbo de su vida. Su sueño se convierte en pesacilla, nada sale bien y su meta se torna de aquello que podría haber sido, hacia la realidad con la que ahora se choca y debe lidiar. Sus pecados son ahora el motivo que debe zanjar y en su búsqueda de una escapatoria intentará saldarlos con más pecados. Todas aquellas mujeres que han sido importantes para él pasarán ahora para mostrarle algo que él sólo no es capaz de ver, para ponerle un espejo ante los ojos y que pueda verse reflejado.

Es una película que llama más la atención por sus actuaciones que por su calidad cinematográfica. El contexto obliga a crear un guión que mantenga entretenido a aquellos a los que el principio les puede hacer esperar una película sin miga alguna. Por suerte, la miga surge más de las interpretaciones que de cualquier otro aspecto. Eduard Fernández consigue hacer consistente un personaje cuyas líneas podían haberse leído de otras mil maneras menos convincentes y todas y cada una de las mujeres con las que se sienta a hablar nos convencen de que lo que estamos viendo no está tan mal.

Algún buen toque de humor, personajes coherentes y situaciones bien argumentadas, pero con un enlace algo flojo. Su aspecto teatral no es un impedimento, pero sí la monotonía y la falta de aprecio por la imagen que muestran, en la que se puede contar más de un fallo técnico, así como el descuido de aspectos como la iluminación, por no hablar de la ridícula escena de cama entre las sábanas cuando no venía a cuento algo así. Surge de ello una desproporción entre la calidad del elenco actoral y la calidad de la propia película. Puedes reírte con ella, cada uno de los personajes que aparecen tienen un propósito para que el protagonista sea aún más auténtico, pero no es capaz de sobrepasar la barrera impuesta por esa falta de compensación a la hora de llevarla a efecto.

CarlosDL - http://odiseaenelcine.blogspot.com.es/
CarlosDL
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6 de marzo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al confrontarle con tantas mujeres, puede dar la impresión de que el tal Nacho es una representación del hombre arquetípico. Espero que no, porque entonces todo el género humano queda fatal en la película: el por ser como es y las mujeres por dejarse enredar sabiendo como es. Mejor pensar que Nacho es él y su circunstancia, un particular bastante indeseable que no es el prototipo de su género.
¿No pretenderán que este individuo nos caiga simpático? Al fulano este no le adorna ninguna virtud: egoista, irresponsable, mentiroso, manipulador, cobarde, liante, chantajista, tramposo, rijoso, chorizo... una auténtica alhaja con dientes. Y lo peor es que se le ve venir. Lo que no entiendo es que las mujeres que ya deberían conocerle le den cuartelillo, le cojan el teléfono, se citen con él y tengan los ovarios de aguantarle una conversación hasta el final. Yo le hubiese dejado con la palabra en la boca.
Me han gustado bastante más las actrices que el protagonista, que con un personaje así no le queda más remedio que estar sobreactuado. Y creo que el título que he puesto a esta crítica es más ajustado a lo que ofrece la película.
iñaki
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