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Las cosas que decimos, las cosas que hacemos

Romance. Drama Daphné, embarazada de tres meses y de vacaciones en el campo, acoge como huésped a Maxime, primo de su pareja, François, que ha tenido que volver a París para cubrir a un compañero hospitalizado. Durante cuatro días, esperando el regreso de François, Daphné y Maxime se van conociendo y desarrollando cierta amistad, contándose sus respectivas experiencias sentimentales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
11 de julio de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine francés es una bendición. Me ha enamorado “Las cosas que decimos, las cosas que hacemos”. Y cómo no iba a hacerlo tras dos horas de enamoramientos, atracciones, seducciones, desamores, infidelidades, tríos, reencuentros, infelicidades, culpabilidades, sexo, moral, renuncia, deseo, sorpresa, dolor… No voy a ser yo el que teorice sobre el fenómeno que produce que el corazón se encoja o se dilate, que se dispare incluso cuando le despierta eso que llamamos amor. Y que también enferma cuando se va de repente. La película tampoco teoriza, pero sí nos muestra esa larga lista de acontecimientos que se suceden a través de un reparto de actores y actrices que hacen muy bien su trabajo. Y nos enseña los amoríos que tal como vienen se van, o son sustituidos por otros; las soledades que escuecen tras la ruptura; la sensación de fracaso y vacío ante lo inaccesible. Y, mientras tanto, la razón intenta expresar y contarse lo que el corazón bombea en todo ese proceso. Emmanuel Mouret construye una atractiva película a partir de un guion propio muy bien estructurado. Y tiene su mérito dado lo resbaladizo del tema que le ocupa. Las historias entrelazadas mantienen el ritmo de la narración con estupenda sintonía e interés. Los hechos se suceden con naturalidad en una trama bien urdida, donde el desamor y el fracaso a la postre son los verdaderos protagonistas de las historias. Y se suceden al compás de la melancolía de la música clásica que impregna cada escena. Qué frágil puede llegar a ser la relación amorosa más sólida; y con qué facilidad puede quebrarse el compromiso y la fidelidad más firme en ocasiones. ¿En secreto? ¿En público? Los amores cobardes no llegan a serlo, dice Silvio Rodríguez en una bella canción. Y el puzzle está ahí, en la pantalla. Da para mucho, pienso, esta película de Mouret, en la que la dirección de actores y las interpretaciones son sobresalientes.

Es inevitable estar disfrutando la película en la butaca del cine y que Woody Allen no aparezca por allí. Perfectamente el guion, de fondo, podría ser suyo; que luego salpicaría en todo caso con las señas inequívocas de su obra. Pero así me lo ha parecido de principio a fin, incluso por lo que se refiere a su estructura. El tema que aborda el film, con las historias paralelas que se cruzan, narradas por los propios protagonistas, es una constante de Allen. Incluso parte de la puesta en escena ayuda a recordarlo -la textura del color, algunos fueras de campo, la voz en off-. El uso de la música -clásica en este caso- también me lo recordó. Y cómo no, las secuencias del documental del filósofo que el personaje de Daphné (Camélia Jordana) está montando para un cineasta del que se enamora, supuran a “Delitos y Faltas” por todas partes. Precisamente en ese documental convergen las historias de “Las cosas que decimos…”, y en él sí que se teoriza sobre el amor. No estoy criticando el parecido, solo subrayo la coincidencia. Por algo el amor es un tema universal. Seguramente al director le habrán preguntado por esta similitud, o eso imagino.

No había visto nada de este cineasta. Será cuestión de revisar su obra y seguirlo en el futuro.

He comenzado este escrito diciendo que el cine francés es una bendición. No es la primera vez que lo expreso. El nivel medio de su obra es más que satisfactorio, y su calidad artística alta. También es cierto que su industria es muy potente desde hace décadas, y que la cultura en Francia no está descuidada. Todo ello forma un cúmulo de circunstancias que mantienen al cine francés en primera línea, y no solo en producciones propias, sino también en aquellas otras en las que se involucra; principalmente en la cinematografía de países del oriente próximo. Y claro, hay un detalle que no puede olvidarse, los franceses son los primeros espectadores de su propio cine. Podríamos aprender algo de vez en cuando por aquí, en lugar de mirarnos tanto el ombligo.
DIEGO
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1 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como digo en el título, es una película agradable, delicada, con excelentes interpretaciones, que gira en torno al amor. Todo es amable en esta obra, de ritmo tranquilo y bella música, con diálogos bien trabajados y una sorprendente ausencia de agresividad o malignidad en los personajes. Sin embargo, no creo que sea yo el único que a menudo se encuentra pensando en las avutardas mientras la ve. Porque también tras sus virtudes encuentro mucha pedantería y artificiosidad, y, cómo decirlo…, una falta de alma que la empobrece en lo más hondo. Son todos los personajes tan bondadosos, tan exentos de malicia, tan comedidos en sus emociones, que cuesta creérselos, en su melancolía parece haber más impostura que verdadero sentimiento. En definitiva, me resulta una película floja, que no representa al verdadero ser humano en el hecho del amor, mucho más acuciante, doloroso, exultante, a veces, y dramático, otras veces, generoso y también inmensamente egoísta. La veo y nada me dice, nada me descubre, nada me estimula. Lo que sí me sorprende es la elogiosa acogida de la crítica profesional, supongo que esta gente es más sensible que yo.
AFICIONADO
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16 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué difíciles son las relaciones, y qué difícil es convertirse en adulto (y en adulto emocionalmente responsable, ya ni hablamos).
Qué difícil es y qué bien lo retrata la película de Emmanuel Mouret. Las cosas que decimos nos presenta a personajes creíbles, reconocibles, que se equivocan, aciertan, engañan o se sinceran según toca, y el espectador lo cree porque es su propia vida y sus propias inseguridades ante las relaciones lo que se pone en pantalla con suma elegancia y unos actores muy naturales y entregados.
Lástima que sea y se haga tan larga y resulte tan irregular en el ritmo, porque podríamos estar hablando de una joya. Aún así, notable ejercicio de sinceridad emocional.

Lo mejor: La naturalidad de los actores y la sencillez y acierto con que se retratan las relaciones.
Lo peor: Es excesivamente larga e irregular.
Sibila de Delfos
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3 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor y director Emmanuel Mouret (1970) sigue revoloteando en torno a ese niño de alitas y ojos vendados que dispara sus dardos sin ton ni son. Ya lo hizo, con menos acierto, en "El arte de amar" (2011) y ahora da de pleno en la diana con una comedia parlanchina e inteligente que me retrotae en buena medida a las comedias amorosas de enredo de Lope o Shakespeare salvando las distancias y con un ritmo y un estilo que bien podrían firmar Eric Rhomer o Richard Linklater.

Dispone de un guión excelente del propio Mouret, un mecanismo de relojería, de matriuskas, de historias que alimentan a otras historias y estas a otras y que como apunta el director tiene forma de embudo por donde acaban resbalando todas. El amor y el deseo juegan al escondite donde no encontrase es tan excitante como hacerlo.

He de reconocer que he tardado más minutos de lo que debiera en entrar el juego y que quizá le sobre metraje, pero una vez enganchado al engranaje me ha sorprendio y la he disfrutado mucho. El elenco funciona como la seda, es pausada, elegante, emotiva y sentimental, diriamos que hasta educada y civilizada, por mucho que lo que se cuente vaya dejando heridas y cicatrices. La play list de música clásica es apabullante y envuelve cada uno de los sentimientos en cada momento con inteligencia.
"Me gustaría que esta película fuera una oda a nuestra inconstancias" afirma Mourete. Y remata: Ser amables con las contradicciones de la vida no quitando ni una coma de la frase Montaigne que dice: "No vamos, somos impulsados; como cosas que flotan… fluctuamos entre varias inclinaciones; no queremos nada libremente, nada absolutamente, nada constantemente".

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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23 de agosto de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con críticas positivas llamativamente unánimes y una calificación en FA cercana a los 7 puntos (lo que no es fácil) al fin me dispuse a ver una buena película. Me encontré con una trama propia de una telenovela, con diálogos de bajo nivel (del tipo de sexo vs. amor) con vueltas de tuerca absurdas o forzadas, larga hasta lo interminable, y todo eso coronado por dos actuaciones principales masculinas realmente increíbles: el actor principal no tiene cara de nada y no expresa ningún sentimiento en toda la trama, el otro no hace más que poner cara de idiota, y no porque el papel se lo exija. No sé si asombrarme más de lo mala que es la película o de las críticas, una de las discordancias entre calidad y opinión más notables que me ha tocado ver.
fqo
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