Fuerza antigángster

Los Ángeles, año 1949. El mafioso y apergaminado Mickey Cohen es el que realmente manda en la ciudad, un judío que se ha enriquecido gracias a la droga, armas, prostitución, y apuestas, todo bajo la protección de la policía y de los infaltables políticos siempre listos a estirar sus manitas para que sean convenientemente bien aceitada. Pero un valiente grupo de hombres del departamento de policía de los Ángeles, encabezado por el sargento (obvio) John O’Mara se han propuesto destruir a Cohen y sus matones.
Asistiremos a un carnavalesco descuartizamiento ordenado por un mafioso con más cirugías que vedette de la Tía Carlina, pero no a un descuartizamiento como Dios manda y las sagradas escrituras estipulan, utilizando caballos que se atan a las extremidades del candidato a occiso,, sino que con automóviles que tiran de cadenas atadas a las piernas y brazos del condenado a muerte. Veremos pintorescos tiroteos en los que los automóviles quedarán como coladores; asaltos a casino metralleta en mano; allanamiento de burdeles y otros lugares de sano esparcimiento en que oiremos los destemplados chillidos de virtuosas meretrices…. Pero todo este honrado quehacer en pro de la justicia, la paz, tranquilidad y el bienestar de la población del oeste de USA es más falso que promesa de parlamentario. Falta espontaniedad, realismo y naturalidad, partiendo por el prepotente y afectado John O’Mara, tan petulante y desagradable como una ensalada de tuercas.

Gangsters policías contra el crimen, divertida pero sin evocar nada nuevo o diferente dentro de un genero ya muy manido, que no se deja convencer con cintas que pese a tener un reparto en toda regla no desprende mas que un raro entretenido pero sin disfrutar todo lo que debiera, los personajes están bien cuidados y metidos en el ambiente de la época, obviando alguno que otro, mismamente Sean penn que parece mas salido de una película de dibujos animados que un mafioso de los de antes, en general bien aunque debería mejorar un rato

Ruben Fleischer se pone a los mandos de esta nueva revisión del cine gánsteril que tantas alegrías (y dolores de cabeza) nos ha dado durante la historia del séptimo arte.

Aunque el argumento viene a ser una copia bastante pueril de 'Los intocables de Eliot Ness', la película cumple a efectos meramente estéticos. La fotografía resulta notable, la recreación está muy bien conseguida, y el director logra imponer un ritmo bastante intenso en donde quizás abusa en exceso de la técnica del slow motion.

El problema viene cuando aborda la historia. Todo es demasiado vacuo, sin alma, sin interés, lleno de personajes estereotipados. Fleischer no intenta en ningún momento profundizar en la trama o abordar los conflictos emocionales que atañen a los personajes. Sólo se deja llevar y nos ofrece cientos de escenas de acción con los que pasar el rato.

Los actores se muestran insulsos e intermitentes: Sean Penn sobreactúa demasiado; Ryan Gosling resulta anodino, aburrido e impersonal y Josh Brolin, aún siendo el mejor parado, no termina de transmitir el carisma necesario para una película de este tipo.

Con tantos mimbres, se debe exigir mucho más.

Es indudable, que desde que empieza la pelicula tiene unos tintes muy parecidos a "Los intocables de Eliott Ness". Misma trama, y misma forma de actuar. Quizás esta sea un poco más sangrienta y violenta que la anterior. Aún así, está bien hecha y consigue lo que se pretende, entretener al espectador.
No le doy más nota.. pues no ha conseguido engancharme del todo.

Me sorprende ver el elevado número de críticas negativas que tiene esta película. Dado el plantel de estrellas y visto el argumento por encima me esperaba una nueva iteración de la estructura "Intocables", es decir, un thriller con mucho pulso que te mantenga en tensión hasta que explota al final con escenas intensísimas. Sin embargo cuando por fin me he puesto a verla cuál ha sido mi sorpresa al observar como un personaje le ha arrancado la mano sacándosela por la puerta de un ascensor en marcha. Ahí fue cuando me dí cuenta de que este filme no pretende ser tomado como un referente de cine negro de época, es la versión sucia de los cómics y novelas pulp de detectives.

Es, a falta de una forma más técnica de expresarme, "Dick Tracy" dirigida por John Woo: los buenos son buenísimos, los malos horribles; los sentimientos ya sean de amor, venganza, honor, etc, están exagerados hasta las últimas consecuencias; los esbirros no dan una y los polis donde ponen el ojo ponen la bala y Brolin y Gosling desprenden molonidad a litros.

Dicho todo esto, ¿dónde está el problema? Para mí desde luego en ningún sitio, ha sido una de las sorpresas más agradables que me he llevado últimamente y cumplió su función, hacerme pasar dos horas divertidísimas. Como ya he dicho, el dúo protagonista bordan el papel de superhéroe con placa (el doblaje que realizó Iván Muelas para Gosling sobresaliente en pasotismo y chulería), Sean Penn consigue provocar auténtico asco y a mí en particular me hizo ilusión el recuperar a clásicos del cine palomitero como Robert Patrick y Nick Nolte.

Un 9 que no es un 10 porque la ensalada de tiros final podía haber dado para mucho más. Recomendadísima.