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My Brilliant Friend (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2018-Actualidad). 3 temporadas. 24 episodios. La veterana escritora Elena Greco descubre que Lila Cerullo, su amiga de toda la vida, ha desaparecido sin dejar rastro. Su ausencia evoca en Elena el recuerdo de su tempestuosa amistad, un vínculo inquebrantable forjado en el barrio natal de ambas, en el Nápoles en los años 50. (FILMAFFINITY)
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
22 de abril de 2020
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie, además de trasladarte a la ciudad de Nápoles de los años 50, te hace partícipe desde el primer momento de la amistad entre Lenú y Lila, dos niñas inocentes pero a la vez con caracteres muy marcados y diferentes la una de la otra.
No tiene adornos innecesarios, todo fluye con elegancia y buen ritmo, tanto los diálogos, las imágenes, que te hace querer saber más y más sobre esta bella historia. La recomiendo absolutamente. Y si quieren disfrutarla aun más, deben verla en version original.
Crisol
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27 de julio de 2022
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Historia dulce e inocente; dos chicas que llevan dentro la fuerza de un tren de mercancías; amistad elástica y duradera; maravillosa amistad inquebrantable entre dos mujeres; esa competitividad, ese anhelo, esa admiración y dependencia mutuas; el espíritu feminista de la obra..." Todo esto son frases literales que he extraído de diferentes críticas a esta serie. De hecho, algunas de ellas fueron las que me indujeron a verla con ferviente entusiasmo.

Obviamente, hemos debido de ver series distintas. Porque yo lo único que he visto desde el principio hasta el final es una relación totalmente tóxica entre dos mujeres. Un tipo de relación que, dicho sea de paso, se repite abundantemente en la realidad, por mucho que nos quieran convencer de que las relaciones entre mujeres suelen ser limpias y puras y basadas en la más encomiable sororidad. Aquí hay un esquema muy común en relaciones tóxicas femeninas: la amiga dominante, exigente, manipuladora y con nula capacidad de empatía frente a la amiga comprensiva, sumisa, dependiente y sin voluntad propia. Todo el tiempo se repite este esquema, aunque quizás para dar un poco de verosimilitud a la historia, de vez en cuando durante algún capítulo se cambian un poco las tornas y se deja ver la debilidad de la dominatriz y la fuerza íntima de la sumisa. Pero muy de tarde en tarde.

No he leído las 4 novelas de Elena Ferrante en las que se basa la serie, partamos de ahí. No sé qué parte de la historia se debe a la escritora y qué parte al creador de la serie, Costanzo Saverio. Pero sí sé que lo que yo he visto ha sido una relación de pesadilla. Lila y Lenú en ningún momento se relacionan en condiciones de igualdad. Lila es cruel y tiene un punto de sadismo tremendo tanto con Lenú como con sus otros amigos, su familia, sus amantes, sus pretendientes... Lenú es una mera espectadora de la vida de Lila, siempre en un segundo plano, siempre atenta a sus deseos y caprichos, con pequeñísimos momentos de rebeldía (curiosamente casi siempre provocados por traiciones amorosas de su "amiga"; vaya por Dios, en una serie supuestamente feminista los hombres siempre de por medio). De hecho así es como empieza la serie: alguien llama a Lenú, ya pasada la sesentena, para decirle que Lila ha desaparecido. Y es entonces cuando ella decide contar la historia de ambas. Harta ya de coles, de ser una especie de sombra cuidadora de la amiga díscola y caprichosa, se rebela con este relato de su supuesta "amistad".

He leído también alabanzas múltiples a las dos actrices que interpretan a ambas amigas. Yo no sé si de verdad he visto la misma serie que todo el mundo. Para empezar, el casting es de pura pena. Tenemos a Lila, la sex symbol del barrio. No olvidemos el lugar y la época: Nápoles, años 50. Recordemos las mujeres que en el cine representaban el modelo femenino de los tiempos: Gina Lollobrigida, Anna Magnani, Sofía Loren, Claudia Cardinale... Mujeres rotundas, curvilíneas, potentes, físicamente imponentes... Pues bien, nuestra sex symbol Lila, que tiene enamorados locamente a todos los hombres del barrio, ricos, pobres, altos, bajos, delgados, gordos, calvos o melenudos, por la que todos se pegan de hostias y están dispuestos a matarse entre ellos... es una especie de palo de fregona, un escuerzo sin formas, sin nada que pueda recordar ni lejanamente a ese tipo de mujer que en aquellos tiempos era el referente masculino. En cambio Lenú sí responde a ese referente, pero curiosamente salvo algún despistadillo que no ha caído en la cuenta de la inmensa belleza de la escuálida Lila, nadie se fija en la pobre Lenú. Es como la sombra que se desliza invisible al lado de su mejor amiga. Pasa desapercibida a ojos de todo el barrio, si no es para preguntarle constantemente unos y otros por los avatares vitales de la problemática Lila. Qué sabes de Lila, dónde está Lila, con quién sale Lila, a qué hora crees que llegará Lila?

Todo el tiempo Lila lleva la voz cantante en esa relación. Ella decide, ella marca los tiempos, ella hace y deshace, ella va al volante de la historia. Lenú se limita a seguirla, a perdonar sus desplantes y sus traiciones cual perro fiel, a narrar sus hazañas, sus subidas y sus bajadas a los infiernos y a intentar disculparla y congraciarla con unos y con otros. La actriz que interpreta a Lenú apenas sonríe, mantiene en todo momento una expresión hierática, curiosamente sólo se permite reír y pasarlo bien en las temporadas que se mantiene alejada de su "amiga". Vamos, una relación tóxica de manual. Mientras Lila vive la vida al margen de su mejor amiga, sin importarle un pimiento lo que ella piense o sienta, Lenú está constantemente pendiente de ella, y vuelve una y otra vez a ser su paño de lágrimas, su lazarillo, su salvadora y su asidero vital.

Es cierto que la serie engancha, que mantiene la intriga todo el tiempo, pero no es menos cierto que para nada refleja todo eso que he leído en esas críticas que de algún modo alaban una relación que para mí es totalmente desequilibrada y perversa de principio a fin. A mi modo de ver ambos personajes son odiosos, Lila por su egocentrismo y su falta de empatía, Lenú por su insoportable sometimiento y por su falta de rebeldía. No sería capaz de decir en cada capitulo a cuál de ellas habría abofeteado con más fuerza, porque en todos ellos he terminado subiéndome por las paredes al ver el retorcimiento insano de la una y la estupidez crónica de la otra. A cuál peor. En definitiva, que esta amiguita estupenda no mola nada a mi menda.
Talía666
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14 de julio de 2020
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En tiempos de las series de factura impecable, de efectos especiales, de giros de guión increíbles, HBO nos vuelve a sorprender con esta joya italiana.
Es una serie que transmite verdad y belleza en cada fotograma, bebiendo del cine italiano que todos tenemos en mente: Fellini, Tornatore o Sorrentino.
A nivel de guión, la serie es impecable. Si bien todo está bastante en consonancia con la época y el lugar, muchos temas pueden considerarse atemporales: la lucha de clases, el machismo, la envidia, la corrupción...Y la complejidad de los personajes es extraordinaria, destacando el personaje de Lila, complejo donde los haya.
Hasta aquí, el mérito es de la autora de las novelas, pero la serie sabe potenciarlo con un ritmo, una fotografía y una música hechas a medida. Aquí es donde nos deslumbra la belleza de una pieza de orfebrería italiana, y donde salen a reducir las referencias anteriormente citadas. ¿Acaso la escena de Lila yendo a comprar pasteles a la tienda de los Solara, vestida y peinada a lo femme fatale no recuerda a la Malena de Tornatore?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Prometeo
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29 de diciembre de 2020
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Temporada 1

Esta miniserie italiana sigue la amistad de Lenú y Lila, primero como niñas y luego como adolescentes/jóvenes en un suburbio de Nápoles a lo largo de la década del 50 y comienzos de los 60s.

La serie articula esa relación con el entorno familiar social de ambas de manera muy natural y efectiva. Una relación profunda de dos chicas muy diferentes: Lenú es introvertida, conciliadora y estudiosa mientras que Lila tiene una inteligencia privilegiada, es desafiante e impredecible, a veces exasperante, convirtiéndose de a ratos en una suerte de femme fatal muy particular. Una amistad con acercamientos, alejamientos y ocasionales rivalidades.
Pertenecen a familias con mujeres sometidas en un marco social violentamente patriarcal poco interesado en su desarrollo intelectual y personal, con rivalidades familiares y de clanes, de clase e ideológicas y en algún punto sujeto a un Destino propio de un fatalismo muy mediterráneo. Y todo transcurriendo en ese barrio polvoriento magníficamente fotografiado en tono sepia.

Sobre todo al comienzo, la reconstrucción de época y las actuaciones remiten claramente al neorrealismo italiano de posguerra. Nótese que los personajes hablan en el dialecto napolitano.

Saverio Constanzo realiza una dirección magnífica, cinematográfica, tanto en las escenas intimistas como en las colectivas. La serie se basa en el primer volumen de la tetralogía de novelas Dos amigas, de la escritora Elena Ferrante, cuyo texto aparece en la voz en off de una Lenú ya adulta, desde cuyo punto de vista se narra la historia.
Además de la muy buena actuación de las dos niñas y del elenco (con esas madres que parecen una reencarnación de Anna Magnani y una extraordinaria Dora Romano como la maestra Oliviero) sobresalen las magníficas interpretaciones de Margherita Mazzucco y Gaia Girace, como Lenú y Lila ya adolescentes y jóvenes, respectivamente, cada una inmersa en su particular melancolía. Cada espectador seguramente elegirá a uno de ambos personajes como su favorito.

Además de combinar muy bien y con aliento novelesco todas las dimensiones de esta narración (psicológica, social, histórica), la serie sabe en muchos momentos latir con una emotividad profunda e inédita, subrayada por la gran banda sonora de Max Richter, basada armónicamente en el tema La Follia, favorito de muchos compositores barrocos.

Sin dudas, una de las mejores series del 2018, en la que los destinos de dos amigas no dejan de tener un matiz irónico


Temporada 2


Contiene referencias a la Temporada 1

La temporada 2 de Mi amiga brillante (basada en Un mal nombre, segunda novela de la tetralogía de Elena Ferrante) continúa con los encuentros y desencuentros de ls amigas Lenu y Lila, la primera con su paciente y tenaz camino de formación académica y la pasional y emprendedora Lila inmersa en la trampa familiar de su matrimonio con Stefano, agente de una engañosa prosperidad y la de ese barrio en el que siempre vivió. En ambos casos, omnipresente la matriz patriarcal que busca desalentar elegantemente a la primera y someter a la segunda con una violencia cotidianizada.

No está ausente la rivalidad amorosa entre ambas con el marco de la paradisiaca Ischia, en escenas de gran belleza y sugestión (dirigidas por Alice Rohrwacher y que nos hace comprender el carácter burgués de eso que llamamos adolescencia, un territorio a conquistar por mujeres que pasan de la niñez a la adultez sin escalas) y la irrupción de la inquieta escena política italiana de los 60s.

La serie conserva toda su potencia emotiva e incluso la redobla, envolviéndonos con su increíble reconstrucción de época. Desde ya que ciertos tópicos aparecen en otras ficciones, pero siempre el abordaje de los directores Saverio Costanzo y Alice Rohrwacher (y claro, de Ferrante) y el maravilloso desempeño de su elenco (encabezado por Margherita Mazzucco y Gaia Girace, dos auténticas adolescentes nacidas en 2004 y con una asombrosa madurez interpretativa) los dotan de una profundidad y una sobriedad absolutamente originales.

Reseña de la Temporada 3 en la Zona spoiler (por razonesde espacio, pero sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Daniel B
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12 de mayo de 2020
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie muestra, a través de la infancia y juventud de dos niñas/adolescentes napolitanas de los 50 y 60, dos opuestas concepciones de la vida: la irreverencia contra la mesura, la crueldad frente a la paciencia, el zigzageo frente a la línea recta, la serpiente enfrentada a la tortuga. Ambas crean una amistad elástica y duradera que termina por enredar al espectador, una tela de araña de sentidos enfrentados, un ir y venir de cariño y desprecio.
A su alrededor gira una sociedad que se abre y se transforma pero que, no por ello, abandonará los rasgos más intrínsecos de la epoca como son la pobreza, el machismo más rancio, las diferencias sociales y la violencia sobre la mujer.
Desde los espectaculares intros (distintos en cada temporada) con un Max Richter soberbio, unos decorados propios del neorrealismo italiano, especialmente en la primera temporada, y una panoplia de jóvenes y buenos actores, te va atrapando cada vez más conforme pasan los minutos y los capítulos.
El devenir de los años en la propia serie no hace decaer la extraordinaria belleza de las situaciones creadas, de los paisajes visitados, de la autenticidad de los personajes con una Margherita Mazzuco (Lenú) y Gaia Girace (Lila), que pese a su extraordinaria juventud, excesiva quizás para algunas situaciones que se dan en la serie, bordan sus papeles.
Estramje
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