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Revancha

Drama. Acción Pese a haber gozado de gloria y de premios en su pasado, un luchador (Jake Gyllenhaal) ha caído en desgracia. Sin embargo, no se rinde y toma la decisión de mejorar su imagen por el bien de su mujer (Rachel McAdams) y su hija. (FILMAFFINITY)

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Críticas 89
Críticas ordenadas por utilidad
2 de agosto de 2017
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para hacer una película de boxeo hoy en día, hay que tener algo que te haga original -casi hay que tratar el tema de manera tangencial-; hay demasiados excelsos antedecentes que hacen la tarea muy difícil, supongo que a muchos les vienen a la memoria clásicos como Toro salvaje, Million dollar baby, Cindirella man, Marcado por el odio, The boxer, Rocky...y un largo etcétera.
Pues esta Redención de Fuqua no aporta nada, y está bien hecha ojo. Gyllenhaal se ha esmerado para ponerse en modeo boxeador -la lista de actores que lo ha hecho también es extensa-, los combates son creíbles salvo algún que otro puñetazo al aire, pero todo huele a linimento reutilizado, a pera ya raída de tanto entrenamiento.
Roles marcados a fuego, como el entrenador medio retirado que no quiere entrenar a profesionales, la caída al infierno desde la cima para levantarse y volver, el rival principal más malo que pegar a un padre, etc etc etc. Hasta la mirada filial infantil que pretende revolver colirios...
Se puede ver, pero antes podría nombrar al menos diez películas del género pugilístico que son mejores.
Nota: 5,35.
Feldon
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6 de septiembre de 2015
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo el box el más cinematográfico de los deportes y que además ha inspirado verdaderas obras maestras, ahora el prolífico director Antoine Fuqua, responsable de filmes como ‘Día de entrenamiento’ o la reciente ‘El justiciero’, se anima con una película que incluye todos los tópicos de las películas de boxeadores.

La historia que se cuenta es la de Billy Hope, un boxeador impulsivo y en lo más alto de su carrera a quien Jake Gyllenhaal le pone literalmente el cuerpo además del corazón, en otra de las grandes interpretaciones del actor de ‘Donnie Darko’.

Exitoso, millonario y con una familia que siempre lo acompaña, su esposa (Rachel McAdams) y su pequeña hija (Oona Laurence), Billy es alcanzado por una situación extrema que cambiará su vida y carrera para siempre, ubicándolo de pronto fuera del mundo del box y con la posibilidad de perder del todo a su familia y un entorno que lo ha abandonado al caer en desgracia, hasta que aparece en su camino un entrenador viejo y quien también ha sufrido en la vida (Forest Whitaker), quien lo ayudará a reconquistar el lugar que tenía.

Si bien ‘Southpaw’ sigue al pie de la letra cada uno de los clichés de películas donde boxeadores en la cima del triunfo caen en desgracia para después redimirse, Fuqua logra evadir cualquier cantidad de golpes bajos y consigue una película eficiente y noble, demostrando su oficio como buen narrador también en las escenas de las peleas de box que consiguen emocionar al espectador.

‘Southpaw’ se consolida en base al preciso trabajo de Gyllenhall, que pone cuerpo y alma en su interpretación, además de un elenco que sabe servirle de soporte y le acompañan con solvencia en un filme por momentos rutinario pero de sobra conmovedor.

http://tantocine.com/revancha-de-antoine-fuqua/
Quique Mex
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14 de septiembre de 2015
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es cosa fácil innovar en una película de boxeo, y por extensión en un film ambientado en el ascenso, caída de una estrella y posterior resurgimiento de sus cenizas, deporte y sacrificio mediante. “Southpaw” no lo intenta. Es más, recoge todos los tópicos del género imaginables. Tenemos la gloria de un chico de la calle a lo “Rocky”, su posterior caída por culpa de sus excesos y su carácter como en “Toro salvaje”, la figura del mentor del Clint Eastwood de “Million Dollar Baby”, la presencia de una hija por la que luchar de “Campeón”, e incluso cierto virtuosismo en las escenas de combate heredada del enérgico Michael Mann de “Ali”, ése que pegaba la cámara a los costados de los púgiles para que sintiésemos cada golpe.

Sí, es convencional, es previsible, es tópica e incluso sus momentos familiares se encuentran ridículamente almibarados, aunque entre ellos destaca un instante con un “Te odio” que duele más que cualquier puñetazo directo a la nariz. Pero para compensarlo cuenta con dos poderosos ases bajo la manga. Por un lado, un buen pulso en la dirección por parte de Antoine Fuqua, todo un experto en thrillers urbanos que aquí otorga nervio a la realización, como viene siendo habitual en una filmografía que gusta de transitar por los bajos fondos.

Por el otro, el que es el verdadero motor de la propuesta, un Jake Gyllenhaal que muta, tanto física como a nivel interpretativo, en un boxeador de las calles elevado demasiado prematuramente al estrellato. Un actor que es pura contundencia, y que en cada nuevo trabajo confirma que es uno de los mejores intérpretes del cine contemporáneo. Aunque no está solo. A su lado, limpiándole las heridas, se encuentra un genio de la interpretación como Forest Whitaker, un intérprete que quizá se deje ver poco en trabajos de este calibre, pero que siempre es pura presencia ante la cámara.

Lo demás lo pone el ritmo que Fuqua le imprime al producto, la efectiva banda sonora del desaparecido James Horner, la potencia de sus temas musicales, que van desde Eminem hasta 50 Cent, y puro sentido del entretenimiento en un drama que se deja ver con absoluta comodidad, y que desgraciadamente llega fuera de la temporada de premios. Habría sido una bienvenida alegría ver a su actor principal luchando por el Oscar. Tendremos que contentarnos con su personaje, cuyo esperanzador apellido y viaje hacia la humildad absoluta nos recuerda que es tan fácil levantarse como caer, y que siempre hay sitio para la esperanza, la que se labra a base de trabajo duro y dedicación, y de dejar atrás los fantasmas internos.

A favor: Jake Gyllenhaal y Forest Whitaker, la dirección de Fuqua
En contra: los tópicos que recoge, y la almibarada trama familiar
kubrick_is_alive
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29 de agosto de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Southpaw, el flamante trabajo de Antoine Fuqua (Training Day, The Equalizer) es un drama de boxeo casi estereotipado que aparenta beber de varias fuentes propias de obras cinematográficas similares. Se trata de una historia tal vez poco novedosa, pero volcada en la gran pantalla de forma correcta, prolija e incluso entretenida, que se sostiene principalmente por la soberbia actuación (otra vez) de Jake Gyllenhaal. El acompañamiento de los secundarios conforma también un lugar importante.
Billy Hope (Jake Gyllenhaal) es un boxeador en ascenso que, tras mucho esfuerzo (y sangre derramada durante cada noche de pelea arriba del ring), vive en una mansión con su esposa Maureen (Rachel McAdams) y su pequeña hija Leila (Oona Laurence). De a poco, todo comienza a complicarse desde el aspecto económico hasta el relacionado con los afectos. Además (lo más significativo) un trágico episodio da vuelta por completo las cosas, desmoronando la vida de Billy, quien deberá comenzar de cero para sobreponerse y salir a flote.
Fuqua aborda un relato predecible, tal vez con muchos lugares comunes y situaciones que dan la sensación de que ya las hemos visto antes. Los diálogos en Southpaw tampoco son memorables; se trata simplemente de una narración acentuada por el intenso dramatismo que supone el hecho de perderlo todo de un momento a otro, de caerse y tocar fondo. El desafío radica en volver a levantarse. La esperanza, la fe en uno mismo, los valores y los códigos aparecen en una buena cantidad de pasajes para remarcarnos la lucha constante de nuestro protagonista ante una realidad que lo ha golpeado más duro que cualquier otro adversario dentro del cuadrilátero. El director, aprovechando lo que caracteriza a la narración y a la temática en sí, toma algunos elementos de proyecciones (y personajes de estas) semejantes y los planta en escena, permitiendo así que el espectador, casi de forma automática, pueda encontrar en Southpaw referencias o ciertas similitudes en relación a films tales como Rocky o Million Dollar Baby, por citar dos ejemplos.
Mención especial merece Jake Gyllenhaal, puesto que su labor aquí es tan grande y sentida que deja en evidencia que sin su colaboración la cinta sería mucho más olvidable e intrascendente de lo que en verdad se percibe. El actor de Brokeback Mountain supo conquistar como un detective con tics nerviosos en Prisoners, así como también cautivó a través de un doble juego de personalidades en la intrigante Enemy. Ni que hablar del sociópata ojeroso e inescrupuloso que compuso para personificar a Louis Bloom en Nightcrawler. En esta oportunidad y con un nuevo cambio físico, Gyllenhaal encarna a un boxeador parco, hundido en la angustia y con una ira acumulada que amenaza a cada instante con salir a la luz. Lo admirable no radica sólo en su virtuosa, sobresaliente y conmovedora interpretación, sino además en la capacidad que posee para no repetir siquiera un gesto de los roles que le hayan tocado desempeñar con anterioridad.
Más allá de una continua inclinación hacia lo dramático e incluso a pesar de pasarse un poco de la dosis justa de acontecimientos en los que emerge el golpe bajo, Southpaw convence y entretiene. La emotividad se fusiona con la tensión y la adrenalina que poseen las secuencias de boxeo (muy bien rodadas).

LO MEJOR: la brillante actuación de Gyllenhaal. Sólida tarea de Forest Whitaker, principalmente, y secundarios. Conmovedora, una historia bien narrada.
LO PEOR: predecible. Tiende a abusar de las situaciones dramáticas.
PUNTAJE: 7,4

http://cinefiloclub.blogspot.com.ar/2015/08/southpaw-critica.html
Alaneche
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2 de septiembre de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que sepas de qué va y cómo acabará pero eso no hace que la película desmerezca. Todo lo contrario. Tiene los ingredientes que esperas, un gran protagonista (Jake Gyllenhaal) con una gran lucha interna, social y física; una hija (que está inmensa) y una mujer (Rachel McAdams) por las que luchar; el dilema entre el dinero, los viejos amigos, los nuevos; el entrenador que te salva como Pepito Grillo (Forest Whitaker)… todo está ahí. Y es mérito de Antoine Fuqua que todos esos ingredientes se conviertan en un plato interesante y entretenido que deseas seguir devorando, quizá consigue ese toque justo de ambientación, trama, drama, escenas de acción e intención interpretativa y de montaje, como el que ya consiguiera en Training Day.
hold on
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