La sombra del actor

Me gusta mucho Al Pacino me gustan mucho sus películas y sus actuaciones pero esta película se me hizo tremendamente aburrida, los primeros 20 minutos se me hicieron eternos aunque hubo una parte que me resultó curiosa, se me hizo identica a otra escena de otra película aburrida "Birdman" donde el señor Keaton trataba de entrar a su trabajo al igual que Al Pacino en esta película.

De resto no se que más decir, la vi a ratos porque me dormía a cada momento y uff una pesadez. Tal vez la película sea buena o interesante pero lo que es a mí no la volveré a ver.

Este filme y la multipremiada Birdman de Iñárritu son los títulos recientes que buscan explorar la vida de un malogrado actor que busca resurgir, sin saber donde ha ido su talento y vagando perdido por los sucesos a su alrededor.

En este filme un enorme Al Pacino, considera que en la vida somos actores en todo momento, creándose una difícil dicotomía entre realidad e imaginación que da forma a una propuesta visual arriesgada, desigual pero para nada pretenciosa.

Un director reconocido por trabajos académicos como Rain Man o Good Morning Vietnam, Barry Levinson, firma aquí su película más arriesgada y atrevida, creando un universo en el que dudamos si estamos en la psicología del malogrado protagonista o verdaderamente es la realidad de estos excéntricos pero estimulantes personajes.

Al Pacino hace una interpretación magistral, la mejor sin duda desde hace muchos años, entregándose al completo de un personaje con considerables paralelismos con él mismo y con el que Pacino realiza una clase magistral de interpretación, devolviéndonos nuestra fascinación por uno de los actores más grandes de todos los tiempos. Le secunda muy notablemente la hija de una amiga que se convertirá en su obsesión, interpretada por Greta Gerwig, una relación que nos llega a remitir al clásico literario Lolita.

Una cinta arriesgada y desigual pero que nos devuelve a un enorme Al Pacino y que realiza un interesante análisis sobre la pérdida y desgaste del talento y de las genialidades humanas.

Los títulos más repetidos en España son “La sombra de X” y “X mortal”. Vamos, hombre, que está muy visto ya. ¿Por qué tienen que cambiar en la traducción los títulos como les dé la gana? Si cuando la película es mala, no va a ir a verla más gente porque haya una “sombra” en el título. Me declaro aquí y ahora “anti-sombras”.
Bueno, bueno, bueno. Mientras crujo los huesos de mis dedos, voy pensando en cómo voy a poner a parir esta pseudo-película deleznable.
Al Pacino es un actor en crisis (y viejo, todo hay que decirlo), que aquí hace el papel de un actor en crisis (y viejo, todo hay que decirlo). Una situación recursiva en la que no se sabe qué da más pena: La película en sí, el director, el personaje de Pacino, o Pacino en sí mismo.
Siento pena por la historia, deprimente como ella sola, y pena por ver cómo el que hizo “El padrino”, “Tarde de perros” o “Pactar con el diablo” ha accedido a autocompadecerse en los estertores de su carrera y de su vida.
También es patético que la película sea del que hizo “Rain man”. Es que no hay color.
Bueno, si intento resumir de lo que va esto, yo diría que es de un actor viejo al que empieza a fallarle la cabeza y al que le pasan unas cosas muy raras. En los eternos 106 minutos que dura, el protagonista está en un hospital, se liga a la hija de unos amigos, atropella a un gato, monta un tren de juguete, charla con su novia mientras ésta se masturba, y muchas tonterías más que no tienen ni pies ni cabeza. No tiene sentido nada de lo que pasa.
Tal vez podría dar el pego como comedia surrealista, si tuviera una pizca de puñetera gracia, que no la tiene porque el tono es serio. Tenía mis dudas si era drama o comedia por la banda sonora, absolutamente horrorosa y fuera de lugar.
Las subtramas son absurdas y estrambóticas. Los personajes secundarios sobreactúan. La película es tan rara que se hace pesada y aburrida, de manera que a uno terminan por importarle muy poco las vivencias de este actor. Es para ponerse a pensar en las musarañas o hacer algo más productivo mientras se está viendo, como por ejemplo planchar ropa.
Al final no sabría decir qué es lo que me quiere contar la película, salvo que tenga un doble sentido oculto que solo le interese a los actores y gente del cine. Y aunque lo tuviera, seguiría siendo mala.
Venga, hombre, Pacino. Tú sabías hacerlo mejor. Sigues siendo grande, pero estas propuestas dañan tu prestigio. No sigas hundiendo tu carrera, que a veces una retirada a tiempo es una gran victoria.
La película es bastante mala, pero estando Pacino, esto hace que sea más mala todavía por su desaprovechamiento.

Más allá de lo que pueda decirse de algunas endebleces del guión, de la insípida Greta Gerwig, de los desparejos secundarios, la película se sostiene en un sentido del humor negro que no siempre funciona y por sobre todo se transforma en un largo monólogo, a veces errático, de personaje que interpreta Al Pacino.
Hechas estas salvedades, es un disfrute para exquisitos la composición de ese viejo, decadente y destruido actor que compone Al Pacino, toda la gama de recursos, toda la verdad que le pone a su personaje, peleándose con el guión por momentos y salvándolo a puro histrionismo y carisma, y logrando la magia cuando el guionista acierta con la tecla correcta, es para el deleite de los paladares más exquisitos en materia de actuación.
Sin duda estamos ante uno de los más grandes actores que ha dado el cine en toda su historia. La película, que no es nada del otro mundo, y que además le ha tocado coincidir con la excelente Birdman (no quiero ni imaginarme lo que hubiese hecho Pacino con el personaje que compone Keaton), vale la pena verse como una clase de actuación, un actor fuera de serie que, sin importar el guión o el personaje (aunque ha sido bastante cuidadoso con su carrera) siempre, siempre está en estado de gracia.

No consiguen Pacino redimirse como actor con mayúsculas, que lo es, ni Levison como director autor que lo intenta, con esta versión "sui generis" de la penúltima novela del consagrado novelista norteamericano Philip Roth, rodada en veinte días en la casa del director. Los tres se encuentran en la recta final de sus carreras y todo rezuma un revisionismo vital ante la frustración de llegar a la meta con cuentas pendientes con uno mismo.
El título español, que no hay que confundir con la notable película de 1983 firmada por Peter Yates y magistralmente interpretada por Albert Finney, es menos apropiado que el original homónimo al de la novela: "La humillación".
Pacino tiene y retiene el don y nos regalas momentos magistrales que no son suficientes para una propuesta irregular donde la tragedia y la comedia, a veces con aroma a Allen, van dando tumbos sin un claro propósito, al igual que la cámara de Levison que tan pronto rueda de forma pretenciosa como nos regala los más descarados spots sobre el new beetle.
Pacino a la postre, ayudado por la siempre sugerente Greta Gerwig, consigue que sigamos soñando con su regreso como gran actor.