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The Program (El ídolo)

Drama Un periodista deportivo irlandés está convencido de que las victorias del ciclista Lance Armstrong en el Tour de Francia se deben al dopping. Con esta convicción, empieza a investigar y a buscar pruebas que sacarán a la luz la verdad sobre Armstrong. (FILMAFFINITY)
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
22 de junio de 2016
18 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensaba negarme a ver una película destinada a ensalzar la figura de David Walsh, actual palmero del equipo Sky pero al final he caído.
La película no es, en el fondo, sino una recopilación de anécdotas casposas contadas a ritmo de videoclip barato que perfectamente podrían pasar un sábado por la tarde en Antena 3.
Los personajes tienen la profundidad psicológica y la empatía emocional de una servilleta de bar de carretera y difícilmente empatizarás con ninguno.
Armstrong es un personaje siniestro, turbio y grotescamente malvado. Creo que no me quedo corto si digo que nos encontramos ante uno de los grandes villanos de la historia del cine. Bruyneel es un pobre pelele imbécil y arrogante en manos de una máquina de manipulación como Lance y Landis es un niño bueno que trata de complacer a su familia mormona pero al que lograron engañar debido a su ingenuidad.
Con David Walsh, nos encontramos ante un héroe de dimensiones bíblicas que salvó a ese deporte envenenado que es el ciclismo pero que atesora el tesón, la valentía y el coraje necesario para salvar el mundo.
Casi al final, aparece Alberto Contador y es un pobre hombre, feo y medio lelo que ni siquiera sabe hablar bien español. Me reí mucho.
Debería haber dedicado este tiempo a hacer algo más productivo como observar el tráfico.
Dudu A
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12 de febrero de 2016
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
THE PROGRAM es la historia no sólo de un mentiroso, sino uno, o el mayor, de los fraudes de la historia deportiva mundial. Y lo que es peor, Armstrong utilizó su enfermedad del cáncer para promover su propia filantropía haciéndose pasar por un hombre bueno y santo. Nadie puede olvidar el cintillo amarillo que lucían en las muñecas millones de personas en solidaridad a la gesta desinteresada de un pícaro redomado. El “sueño americano” de Lance Armstrong, sus siete triunfos en la más exigente carrera ciclista del mundo, el Tour de Francia, fue todo una estafa descomunal. Que el “sistema” haya tardado tanto en descubrir al impostor también habla muy mal de los promotores de un deporte no sólo como espectáculo sino básicamente como negocio impúdico. El deporte “profesional” deja de ser deporte desde el mismo momento en que la competencia por el triunfo es brutal y lo vale todo. Durante la Guerra Fría lo hicieron los soviéticos y sus aliados del este, lo hicieron más recientemente los chinos, y los estadounidenses tampoco se quedaron atrás. El deporte como mitología y delito, básicamente como hipocresía social. THE PROGRAM es lineal, apenas hay sorpresas, pero es valiente en presentar la historia de un héroe caído cuya consciencia le castigó hasta confesar sus pecados. Hoy, hablar de Lance Armstrong es un mal recuerdo, un mal ejemplo, un malhechor. Muy rápido en ésta contemporaneidad vertiginosa los héroes terminan convirtiéndose en ídolos rotos. Y todo por una ambición descomunal, una vanidad suprema: la deshonestidad humana.
bucefalo
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22 de junio de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lance Armstrong casi destruye el mundo del ciclismo profesional con sus engaños y trampas, evidentes si se conocía su trayectoria, y presuntamente consentidas. Esta película nos narra de un modo aséptico, el ascenso y declive de esta leyenda negra que destaca por la certera caracterización de su protagonista y una impecable realización. Al relatarnos tantos años de su carrera junto a subtramas de otros personajes, el tiempo pasa rodando a toda velocidad mientras la vemos, aunque la narración puede resultar algo precipitada, dejándonos con la sensación de habernos perdido algo si no conocemos los hechos de antemano. Ideal para el aficionado medio a las bicicletas e interesante para el espectador casual.

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Cine de Patio
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10 de febrero de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The program” del inglés Sthephan Frears director de una filmografía extensa y excelente ( “Las amistades peligrosas”, “La camioneta”, “Café irlandés” entre otras) profundiza en este caso( dos décadas desde 1990 a 2010) en la vida deportiva de Lance Amstrong, ciclista americano que marcó una época de triunfos profesionales. La película te va a gustar hasta la saciedad si te apasiona este deporte, porque muestra las entrañas del engaño y los chanchullos que se realizan con tal de ganar la carrera. Se inyectan a saco productos prohibidos para ser el mejor en las carreras: cortisona y otras hormonas químicas para adulterar el metabolismo. El cuerpo no debe sentir el cansancio de la prueba bestial porque con éstas el esfuerzo es menor. El motor humano sufre una transformación, ya que éste se encuentra revolucionado a mil por hora y sale disparado en dirección a la meta como un auténtico cohete. Con ello, se produce un desafío a las condiciones físicas del humano. Sin embargo, en el caso del espectador que no le guste este deporte se le puede hacer interminable la cantidad de referencias de las sustancias prohibidas, los nombres reales que compitieron en ese deporte durante los años de las diferentes carreras, además de las tomas de éstas en vivo y en directo. Con todo, la película resulta entretenida.
Continuar en:
http://cinefiloninoindi.blogspot.com.es/2016/02/el-programa.html#more
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
NINO
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1 de julio de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tramposo que conmocionó al mundo.

A estas alturas, creo que no queda nadie que no sepa de la vergüenza que supone el nombre de Lance Armstrong en el mundo del deporte, sus mentiras y trapicheos para ganar a cualquier costa, lograr fama y reconocimiento al precio que sea, ese adictivo volar por encima de tus posibilidades y conseguir, con ayuda química, ese ansiado triunfo que tu cuerpo, al máximo, no es capaz de alcanzar por si mismo.
Esa primera parte de disfrute y gloria ante el rendido mundo, en la que no se piensa en la miseria y ruina de su destape, en la humillación de tener que admitir lo negado, el fraude que representarás de por vida, ya en los anales de la decepcionante historia, después de haber sido ejemplo de voluntad, resistencia, esfuerzo y superación de las dificultades; un daño moral irreparable para quienes creyeron en él, para quien creyó que sí, que se podía, que se podían vencer los contratiempos por arduos y mezquinos, injustos y desoladores que fueran, y hacer realidad los sueños.
Asqueada es el sentimiento que deja, repugnancia lo que sientes al ver, a tan sonoro hipócrita, consumir, mentir y reírse de toda la decencia y honor que reside en el mundo de la competición deportiva, devastador esa cómoda, orgullosa y promocional imagen dopándose mientras sale al mundo a dar consejos de cómo vivir, usando al cáncer como escudo de toda su porquería; “poder contra forma” y como ésta estaba condenada a los límites de su fisiología, usó su poder para alterarla con refuerzo externo, y así conseguir lo que se proponía.
Atronadora musicalmente se centra en mostrar el proceso práctico del programa establecido, dejando más ligero y esporádico, escasamente sentido, el bombazo mediático, la crisis personal, el impacto ético, el golpe anímico, el escándalo explosivo y la sacudida que provocó toda la explosión declarativa de su culpable historia; apenas captas el proceso natural de duda e investigación que provocan las primeras sospechas o cómo se van tejiendo todo el fenómeno revelador.
Stephen Frears se obsesiona con el Armstrong egoísta, egocéntrico, soberbio y caradura, con el drogata, con esa cara oculta sólo mostrada a los que compartían su rutina estimulante, y tiene excesiva prisa cuando llega lo realmente interesante, ese decisivo momento de atrape, destape y confesión de su ser verdadero; admisión que apenas se saborea, descubrimiento que apenas impresiona o hiere pues lo ataca con tanta soltura, aceleración y privación de hechos importantes que, sino fuera porque es imposible quede nadie al margen de la consabida noticia y sus efectos, no serías capaz de captar la inmensa dimensión a que dieron lugar tales revelaciones y acontecimientos, la catástrofe que supuso su asunción y todo lo que hubo que hurgar, soportar y combatir hasta llegar a ella y darla a conocer a la ignorada audiencia.
“Nunca he tomado drogas para mejorar mi rendimiento”, simplemente, de la noche a la mañana, se convirtió en un invencible supermán tras superar una difícil enfermedad, y todos lo aceptamos, todos quisimos abrazar su perfecta historia, de cuento mancillado, porque representaba lo imposible hecho posible, lo inaccesible al abasto con el único requerimiento de fuerza, voluntad y creencia en uno mismo, en nunca rendirse.
Pero los huevos de la gallina no eran de oro, estaban podridos, y el cántaro de la suerte se rompió de tanto ir a la fuente a nutrirse, porque la avaricia rompe el saco y aquí había demasiados cooperantes del engaño, basta la traición de uno para que todos caigan, hasta llegar al líder timador de ese deshonroso tren azul, sobre dos ruedas.
Deja mucho fuera, sin decir, explicar o plasmar, ya sea por falta de tiempo, dinero o apetencia, el argumento busca la atracción del backstage, ese esperpento que tenía lugar cuando se echaban la cortinas y se cerraba la puerta y, aún en ello, está narrada de manera ligera y superficial, sin entrar de lleno en las negras profundidades del abismo elegido; magnífica la caracterización e interpretación de Ben Foster sobre este fariseo ídolo, labor que se ve en parte desnutrida por un biopic, ágil y entretenido, pero que deja la carrera a medias, sin recorrer entera, sin perforar en la mente psicológica del maestro impulsor, puede que porque la base del guión se toma del informe emitido, por la agencia de drogas que lleva la investigación para el juicio, de ahí los detalles de cómo tenía lugar el farsante consumo, y de ahí la carencia en muchos aspectos.
Repulsión inquietante, estupefacción y desilusión por esa doble cara de conjunción perfecta para ser ganador, no importaba otra cosa.
Se necesita más rollo de película para completar ésta; te vale lo visto, pero te deja con hambre de más precisa información, en todos los sentidos.
Obcecación en el chute/dejadez por lo controvertido de la persona.

Lo mejor; cubre la curiosidad de la técnica empleada.
Lo peor; apenas roza al monstruo que habitaba en tan venerado héroe.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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