La verdad sobre el caso Harry Quebert (Miniserie de TV)

Esta miniserie llega con un gran creador detrás, como es Jean Jacques Annaud. El veterano director galo, creador de películas míticas (sobre todo en su etapa de los 80), ha sido el principal gancho para que me anime a verla.
Pero también es la adaptación de una famosa novela de género negro de Joël Dicker.
El reparto cuenta con varias caras conocidas, algunas de ellas algo desaparecidas de la primera plana desde hace tiempo (o por lo menos para mí), como son por ejemplo Virginia Madsen o Wayne Knight. Al joven protagonista no le conocía antes de verla.
El primer episodio tiene un arranque tranquilo, presentando a los personajes y sentando las bases para el misterio y la trama principal, que es un asesinato sin resolver del pasado. Una vez más, y parece que es la moda, el argumento se mueve en dos épocas diferentes pero relacionadas. Al menos la caracterización de Patrick Dempsey y algunos personajes secundarios con 30 años más, la han conseguido medianamente bien.
Toca también el mundillo literario y la famosa crisis de la página en blanco, algo que me gusta bastante y que casi siempre es mencionado por otros escritores, como por ejemplo Stephen King.
El montaje y fotografía revelan que hay una buena dirección detrás, como no podía esperarse menos estando Annaud en el equipo.
El interés se mantiene y la serie está equilibrada. Cuando salen producciones de muchas temporadas o que se estiran como un chicle, se agradece ver de vez en cuando miniseries como esta, que se limitan a adaptar la novela en 10 episodios de 40 minutos. Eso hace que no se haga larga ni aburra, aunque no tenga tampoco un ritmo frenético como otras. En el reparto del tiempo, lo han hecho bastante bien. Además, el argumento tiene sus giros y sorpresas, pero es tremendamente fácil de seguir.
Eso sí, viendo pueblos como los de esta serie, “Castle Rock” o “Heridas abiertas”, entre otras, parece que no es buena idea vivir en el entorno rural americano, que hay muy mala gente por lo visto.

El aclamado escritor, Harry Quebert, famoso por su único libro publicado, pasa tranquilamente el verano de 1975 en Sommerdale (lugar ficticio) en la costa del estado de Maine mientras prepara su próxima novela. Nola Kellerman, una adolescente de 15 años, vecina del lugar, llegará a interrumpir la quietud del cuarentón con su fresca y bella presencia. Nola se enamora platónica y perdidamente de Harry quien se ve abrumado por la constante presencia de la muchacha a quien desde el primer momento le hace ver lo ilusorio de una relación sentimental entre los dos. La historia anteriormente comentada quedará fatalmente interrumpida con la desaparición de la chica el 30 de Agosto de ese año. En 2008 el cuerpo de Nola Kellerman es hallado al realizar unas obras en el jardín de la mansión que en el momento de su mutis el novelista tenía alquilada. Harry Quebert será el único sospechoso del asesinato y encarcelado incondicionalmente. El joven y novel escritor, Marcus Goldman, exalumno de Quebert en la universidad, se presentará en el lugar de los hechos para tratar de esclarecer el caso, junto al oficial de policía encargado, al estar seguro de la inocencia de su admirado profesor y, ahora, colega.

Miniserie de 10 capítulos, de alrededor de 45 minutos de duración cada uno, basada en la novela homónima de Joël Dicker, y dirigida por Jean-Jacques Annaud.

En primer lugar he de decir que no he leído la novela, por lo que mi crítica se ciñe totalmente a la serie de televisión. El director francés, reconocido por ser un gran artesano de la dirección cinematográfica, desde la que ha abordado los más variados argumentos con toda la capacidad de un operario veterano; hace alarde en este caso, una vez más, del saber de un absoluto conocedor del oficio, por lo que mantiene en todo momento el tinglado en pie aun cuando el guion flojea o se hace pesado. Y es que la trama no deja de ser una más de las muchas de su género: intriga, crimen, sospechosos, pistas falsas, realidades poco confesables..., para llegar a un final bastante inverosímil, de tan rebuscado, para tratar de sorprender al espectador.

Al principio, esa historia de amor romántico entre un hombre maduro y una niña, resulta de lo más tierno (sin que en ello haya ningún tono despectivo por mi parte), pero pronto cae hacia su deriva de thriller al uso, un tanto enmarañado y disperso, y pierde su encanto inicial. El personaje de Nola, encantador, bello y magníficamente interpretado por Kristine Froseth, dará también un vuelco inesperado, en una secuencia con el comisario Pratt, que dejará al espectador bastante descolocado por ser imprevisible. Al final, como tantas veces en este género, más televisivo que cinematográfico, todo se resuelve precipitadamente y con dudosa credibilidad desde un punto de vista medianamente lógico.

Cuando una serie se basa en un aclamado y casi épico 'bestseller' corre ciertos riesgos tales como aproximar, recortar o incluso inventar. En eso podemos respirar tranquilos; en diez capítulos se reconstruye con fidelidad la historia del joven escritor y su mentor Harry Quebert- en la piel de un estupendo Patrick Dempsey-. Sin embargo, no merece el 10 porque lo mágico del libro (y mira que las comparaciones son odiosas) son los diálogos maestro-profesor que propician una huida del thriller banal y estándar para que la historia cobre un sentido mucho más allá. En la novela, te fascina; no obstante, en una miniserie, no se podría explicar. Con todo, mantiene en vilo al espectador desde el principio hasta el final. Aunque no sepas nada del genio Joel Dicker, no te va a defraudar.

Combina tiempos cadencias, con escenas superfluas, la historia es bastante pueril, un drama romántico sin calado entre una jovencita y un cuarentón, con personajes e historias paralelas ¿necesarias...? o más bien imprescindibles en las series para alargar la trama hasta los diez capítulos.

Nora, la protagonista es una deliciosa chiquilla de la que cualquier hombre podría enamorarse; posee ese lado cándido e inocente que siempre fascina a los más perversos, a esos a quienes la vida conduce por caminos de los que les gustaría alejarse.

Buen desarrollo, si aceptamos serie como película larga con muchos ingredientes. Un cinco me parece insuficiente, y un seis excesivo. Al final me acercaré a la nota global de esta página para ser como los demás.

Vaya por delante que había leído la novela, y la disfruté bastante. Cuando vi el anuncio del estreno de la serie, siendo el director Jean-Jaques Annaud y el protagonista Patrick Dempsey pensé que la cosa pintaba muy, muy bien. Esperaba un producto de calidad, tanto actoral como de factura en su realización, pero a los 10 minutos del primer capítulo descubrí que no iba a ser así. Llevo vistos 6 episodios y debo decir que, una vez asumes el tipo de producto que es, se disfruta mucho más. Una vez pasados los créditos iniciales -que sí son de calidad-, la serie peca de todos los males de un telefilm: malos actores (con 3 o 4 dignísimas excepciones), giros de cámara o zoomes a primer plano injustificados. Tal vez Annaud a sus 75 años ha perdido su toque. O tal vez no prestó la más mínima atención a su trabajo y sólo puso el nombre, nunca lo sabré. Pero lo dicho, si asumes que es un telefilm venido a más, la cosa se degusta mucho mejor.
La trama es una adaptación perfectamente fiel de una muy buena novela, por lo que para el espectador acaba funcionando, si bien se echan de menos las clases magistrales que Marcus recibe del profesor Quebert durante toda la novela, con consejos y reflexiones muy certeras sobre la escritura y la literatura en general.