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La esposa del granjero

Comedia. Drama El granjero Samuel Sweetland (Jameson Thomas) acaba de perder a su esposa, y tras haber casado a su única hija, ha quedado solo con su leal ama de llaves, Araminta (Lilian Hall-Davis) y con su ayudante Churdles Ash (Gordon Harker). Pensando entonces en volver a casarse, Sweetland hará una lista de los mejores prospectos que podría encontrar entre sus conocidas y su propósito, desde entonces, será conquistar a alguna de ellas. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
25 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nacido en la India, ascendiente de ingleses, Eden Phillpots (1862-1960), fue un autor que publicó 149 libros entre novelas, poesía y obras de teatro, y admirado por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, fue por ellos publicado en Latinoamérica. De una de sus novelas, “Widecombe fair” (1913), inspirada en un hecho real, tomó Phillpots la base para su comedia teatral “La mujer del granjero” (1926), la cual sería puesta en escena en sucesivas ocasiones, siendo Laurence Olivier uno de los que la interpretaron por allá por 1926. No tardaron los productores de la British International Pictures en interesarse por llevar esta obra al cine y entonces se la asignaron a Alfred Hitchcock, director que ya tenía un nombre desde que hizo “The Lodger” y “The ring”.

Da un poco de dificultad sentirse atrapado por esta historia que adaptara Eliot Stannard -habitual colaborador del director en aquellos años-, sobre todo porque, en su propósito de hacer una versión muy personal y alejada de la teatralidad, al comienzo y durante la boda de la hija del granjero, Hitchcock se desgasta en planos muy largos de poco significado y en desplazamientos innecesarios que resultan aburridos… pero, cuando el personaje central, Samuel Sweetland -ahora viudo y sin hija-, se pone en plan de buscar mujer para, también él, contraer nuevas nupcias, el cuento te atrapa enseguida y la película se vuelve muy divertida y profundamente romántica.

En este aspecto, juega un papel importantísimo, la actriz Lilian Hall-Davis (“The ring”), quien, en su rol de Araminta Dench, el ama de llaves, asume una admirable y discreta actitud de darlo todo sin pedir nada, confiando tan solo en la voluntad de la Providencia y en una posible toma de conciencia que quizás llegue algún día. Es aquí donde las virtudes de esta bella y gran actriz (quien lamentablemente se suicidó cuando apenas cumplía 35 años, víctima de una gran depresión) y el virtuosismo de Hitchcock para planear detalles de hondo significado, lograrán que el filme adquiera un gran valor y consiga dejar una sentida huella. Lo que se logra con aquella silla ubicada al lado izquierdo de la chimenea, jugará un monumental papel y tendrá muy bellos significados, cuando Minta (como la llama el granjero) comience a tocarla con ansias reprimidas y cuando el granjero comience a ver sentadas en ella a las diferentes mujeres con las que aspira a casarse.

Algunos planos de precioso toque expresionista; intertítulos con mucho gracejo; un acertado uso de las sobreimpresiones; y esa sensibilidad que, cuando Hitchcock se pone a tono, es de lo mejor que pueda verse, me lleva a sentir que vale mucho más una película de bajo presupuesto que consiga tocarte unas cuantas fibras, que cualquier alarde tecnológico que haya costado un jurgo, pero donde la calidad humana no brille por parte alguna.

Queda hacer mención de Jameson Thomas (actor que, pocos años después, tendría una buena temporada en Hollywood), de gran simpatía como el dueño de la granja Applegarth. Y también cumple Gordon Harker, como Churdles Ash, el ayudante holgazán que es todo un irreverente (“El sagrado matrimonio es el mejor procedimiento para privar a un hombre de la esperanza y a la mujer de la alegría”), y también en ocasiones, un acertado psicólogo. ¡Ya lo verán!

Creo que, “LA MUJER DEL GRANJERO”, es una película digna de un grato recuerdo… y Lilian Hall-Davis se me ha metido en el corazón.
Luis Guillermo Cardona
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7 de enero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los primeros films de Hitchcock, aunque lo cierto es que en ese momento el maestro ya contaba en su haber con obras notables como “THE LODGER” (El enemigo de las rubias, 1927) o la inmediatamente precedente “THE RING” (1928). El británico era ya un joven que dominaba la realización, aunque bien es cierto que no poseía aún la destreza de los grandes maestros del cine mudo (debutó en 1925) a los cuales admiraba, como era el caso de Fritz Lang. Y esa incipiente capacidad de escritura cinematográfica la demuestra en esta simpática comedia de costumbres, en la que logra insuflar dinamismo y fuerza a una historia que realmente no daba mucho de sí, pero que en sus manos destaca por su inventiva.

“La mujer del granjero” no es una joya del cine mudo pero sí una película interesante dentro de la obra del autor, una película que se aleja totalmente de la temática que le haría famoso, pero que le permite dar un paso más en el conocimiento del lenguaje cinematográfico y en el arte del montaje, mostrándonos la habilidad de Hitchcock para construir y contar una historia. En la película también se plantean dos asuntos recurrentes en su filmografía: el humor del realizador que siempre de alguna manera estaría presente a lo largo de toda su obra (bien en una situación bien a través de un personaje), o la misoginia del director (la verdad es que se podría realizar un estudio emocionante sobre el tratamiento que da Hitchcock a cada uno de los personajes femeninos que aparecen en sus películas…) en los retratos femeninos de "La mujer del granjero".

Hitchcock es un excelente hombre de cine, por cuyas venas corría eso, precisamente cine. Y lo hace bien. No tiene el título de Hitchcock magistral que el tiempo y el suspense le concederían. No. Pero consigue un humor inteligente, un cierto "toque Hitchcock", frases como la de la esposa en su lecho de muerte dirigiéndose a la asistenta: " No te olvides de airear sus calzones" o ver a una de las damas elegidas por el granjero presa de un ataque de histeria, son momentos que dan un valor irrepetible al tiempo dedicado a este film. Película llena de sugerencias, que, como buen cine silente, deja que sea el espectador quien capte las ideas que Hitchcock va dejando por ejemplo en una silla vacía frente a la chimenea y que a la postre se convertirá en un elemento revelador. A destacar también los trabajos de Jameson Thomas y Lillian Hall-Davis, especialmente ella, a quien ya vimos en The ring.

Una película que se deja ver con una sonrisa y sirve para descubrir el medio cinematográfico tal y como lo estaba descifrando y experimentando el maestro del suspense. En la ya mítica conversación con Truffaut, Hitchcock no da mucha importancia a esta producción pero sí señala que le sirvió para aprender más técnica sobre todo en el tema de la iluminación y para tener distintos registros a la hora de contar una historia cinematográficamente
Juan Marey
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11 de abril de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
57/04(08/04/19) Entretenida comedia silente realizada por el posterior Maestro del suspense Sir Alfred Hitchcock, obra que tiene su valor en su capacidad antropológica para analizar señas de identidad estéticas que luego atomizaría el realizador londinense. Hitch realiza una obra donde predominan los gags visuales, donde predomina la gestualidad teatral propia de la era muda. Hitchcock trabaja sobre un guión de Eliot Stannard (“El enemigo de las rubias”), basado en la comedia del mismo título original de Eden Philpotts, material argumental impuesto por la productora, en una obra en la que el orondo cineasta vuelca parte de su mantra, como es su misoginia, su humor negro, o el manejo de la cámara subjetiva, en un relato ágil, con momentos buenos de humor, pero en un tono ligero, sin capacidad alguna de ser más que un pasarratos, eso sí, donde el director tiene algunos picos visuales incisivos, como es ese juego subliminal con la mecedora de la esposa difunta frente a la chimenea y las sobreimpresiones alegóricas (cuando el granjero ve sentadas en ella a las diferentes mujeres con las que aspira a casarse). Nacido en la India, ascendiente de ingleses, Eden Phillpots (1862-1960), fue un autor que publicó 149 libros entre novelas, poesía y obras de teatro, y admirado por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, fue por ellos publicado en Latinoamérica. De una de sus novelas, “Wide combe fair” (1913), inspirada en un hecho real, tomó Phillpots la base para su comedia teatral “La mujer del granjero” (1926), la cual sería puesta en escena en sucesivas ocasiones, siendo Laurence Olivier uno de los que la interpretaron por allá por 1926. No tardaron los productores de la British International Pictures en interesarse por llevar esta obra al cine y entonces se la asignaron a Alfred Hitchcock, director que ya tenía un nombre desde que hizo “The Lodger” y “The ring”. La esposa del granjero tuvo un remake en 1941, con Basil Sydney de protagonista.

La cinta tiene un arranque sugestivo y mordaz mostrando con flema la vida en el campo en una granja, el granjero (Samuel Sweetland encarnado por Jame Thomas) mira por la ventana, dentro vemos un dormitorio con una mujer en la cama en sus últimas, rodeada de gente y modo delirante dice a la criada: " No te olvides de airear sus calzones (del marido)", tras lo que hay una elipsis bella y la cama está vacía (la mujer ha fallecido). Vemos la boda de la hija del viudo granjero, sentimos su melancolía y vacío por la pérdida de la mujer. Observa entre las invitadas a posibles candidatas a sustituir en la mecedora del salón a su esposa, y decide comenzar un particular casting. Acelerándose entonces el ritmo en un tono jocoso, en una especie de carrera contrarreloj por alcanzar su objetivo marital, donde a cada mujer potencial representa un estereotipo con el choca el machista granjero.

Hitchcock intenta escapar del origen teatral del material con agilidad narrativa y con algunos inteligentes exteriores, con escenas tan simbólicas en que aprovecha espacios naturales como esas imágenes de la caza del zorro, con decenas de perros cruzando campos para atrapar al animal, en lo que es una clara metáfora del hombre intentando cazar esposa, como similar a esto es las imágenes del cordero llevado a ser sacrificado. Y a la vez procura introducir los menos intertítulos posibles, ello lo consigue con mucha vis cómica, sobre todo a cargo del empleado de la granja Ash Churdles encarnado por un notable Gordon Harker, tipo borrachín, vaguete, cascarrabias, pero cargado de sabiduría popular expuesta en esta frase punzante: “El sagrado matrimonio es el mejor procedimiento para privar a un hombre de la esperanza y a la mujer de la alegría”. También solaces las escenas del banquete de boda o los preparativos para la recepción de la anciana viuda Windeatt.

Las aspirantes a este particular Operación Triunfo de Samuel Sweetland (estupendo Jameson Thomas): La viuda Windeatt (buena Louise Pounds), mujer independiente y que no quiere atarse a nadie; La híper-sensible Thirza Tapper (correcta Maud Gill); La joven Mary Hearn (vigorosa Olga Slade), extrovertida y arrogante; Mercy Bassett (estoica Ruth Maitland), solterona independiente; Todos estos encuentros con las “aspirantes”, generan momentos humorísticos, en un trato ligero de los temas de como el hombre se puede creer tan importante como para no poder ser rechazado por cualquier fémina, la condescendencia hacia ellas y a la vez sentirse superior, pero estos temas son banalizados en pos de generar sonrisas; Pero la más importante la mujer, la que se mantiene con delicadeza al margen, es la criada de la granja, Araminta Dench (deliciosa Lilian Hall-Davis), asume su papel de cariñosa ama de llaves, apoyando a su jefe, incluso sabiendo que aunque lo ama en silencio lo aleja de él;

Es una trama sencilla y directa, sin hondura, destinada a sacarte alguna mueca de risa, que Hitchcock aprovecha para seguir aprendiendo y experimentando técnicas que con los años lo han elevado al Olimpo de los directores del Séptimo Arte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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29 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha sido una sorpresa inmensa ver esta película del Hitchcock de la etapa inglesa, y que yacía olvidada en uno de mis discos duros.
La pelicula engancha casi de comienzo y está perlada de un humor exquisito, además de contar con un trabajo meticuloso y detallista a la hora de crear los decorados. Con este logros, sólo necesitaba una habilidad sorprendente en el trabajo de fotografía para bordar la obra. Y el futuro maestro del suspense tuvo habilidad de sobra. Por otro lado, hay que destacar que prácticamente sólo por la necesidad de mostrar en pantalla los textos para disfrutar de las ingeniosas frases, que por falta de tiempo no puedo citar, apenas se muestran rótulos. No eran necesarios. La película se entiende con perfección y claridad, gracias a un gran trabajo actoral y de dirección sobresalientes. Sin olvidar que los actores y actrices no sobreactúan, aportando una naturalidad poco usual. Años después, Hitchcock realizaría una obra maestra que se apoyaba también más en las imágenes que en los diálogos: "Psicosis".
Supongo que pueden hallar esta obra en Internet. Les recomiendo que la vean. La búsqueda de un solvente granjero de una nueva esposa les enganchará tanto como a mí.
Ildefonso González Sarmiento
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13 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dirigida por Alfred Hitchcock, y bueno, técnicamente está bien, claro está. Se ve que en sus inicios quiso probar diferentes temática, y aquí está con la comedia. Con un pelín de humor negro, eso sí.

La vi por primera vez el 29 de diciembre de 2011 y la critiqué más. La tachaba de argumento tonto con situaciones tontas. Y rechazaba el final como ser "la que nadie quiere al final es la que escoge". Bueno, ahora viéndola de nuevo, cambio de opinión. Ya que no lo veo así, si no que realmente se da cuenta, como una inspiración divina. Y tampoco la tacho de machista, que siendo muy estrictos podría ser. Ya que el hombre lo pone de vuelta y media.

Pues bien, no es para troncharse de risa, pero tiene puntos muy cómicos.

En la anterior crítica 0 de 3 usuarios encontraron la crítica útil, y con razón, espero que ahora se valore mejor, porque yo mismo la he valorado mejor al darme cuenta cosas que no he tenido en cuenta.

Nada más empezar, el humor negro, cuando la mujer que se está muriendo se preocupa de los calzones de su marido. Ahí ya da pie que te vas a esperar cosas de ese calibre. Pero el control de luz es muy bueno.
edugrn
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