El amor en su lugar

Recuerdo perfectamente el momento y la sala que vi “Buried” (2010) con la pantalla en negro durante más de diez minutos con toda la información clave de este inicio basada en el audio. Un atrevimiento estilístico que se completaba con noventa minutos fascinantes de terror psicológico en la piel de un contratista civil enterrado vivo en un ataúd de madera únicamente con su móvil y un mechero. No he visto nada más de Rodrigo Cortés desde esa maravilla y entro en la sala para comprobar que el atrevimiento y el buen oficio del director quedan intactos sino mejorados.

"El amor en su lugar" está basada en hecho reales ocurridos en el gueto de Varsovia durante el invierno de 1942 donde, a pesar de las condiciones infrahumanas en las que se encontraban 400.000 judíos, se representaba una comedia musical a modo de necesidad vital tan del grupo de personas que la hacían posible como para los que permanecían sentados, emocionados y helados de frío en la platea.

Todo comienza con un magistral plano secuencia que acaba entre las bambalinas del teatro y nos muestra de forma frenética todo lo que ocurre en el exterior. Esta utilización del tiempo real para mostrar la cruda realidad ya nos avisa de que todo lo que vendrá a continuación es un retrato sin filtros ni efectos especiales en torno a todo lo que ocurre durante la representación. En ningún momento se utiliza una elipsis o otra alteración temporal mientras nuestros personajes entran y salen de la escena con la necesidad de gestionar un verdadero drama personal a la vez que están representando una divertida pantomima.

La exaltación y el delirio permanentes se nos muestran con una cámara inquieta que sigue a los personajes en sus entradas y salidas, con una necesidad imperiosa de mostrar veracidad al público mientras la realidad descarnada les espera detràs. Todo acaba convirtiéndose en un homenaje entusiasta a la creación artística como tabla de salvación de una angustia vital instalada en la desesperanza de las circunstancias y que sitúa el entretenimiento ingenioso como uno de los aspectos básicos del humanismo civilizado .

Una de las grandes virtudes de la cinta consiste en que, pese al frenesí de todo ello, se consigue atar perfectamente las dos tramas, una en el escenario con una parte musical emotiva y espectacular, y otra más oscura y dramática que tiene lugar detrás de los decorados. En este sentido, los cambios de luz y la necesaria oscuridad hacen imprescindible las condiciones inmejorables de la pantalla grande.

Con una exhibición de técnica cinematográfica, una tensión dramática impactante y unas interpretaciones impecables podemos disfrutar de una experiencia inmersiva inmersos en una representación artística para acabar transmitiendo una reivindicación humanística del placer artístico y recreativo. (8,5)
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He visto que esta película esta de catalogada de notable por muchos cineastas. No deja de ser una película situada en el barrio judío polaco con actores haciendo teatro. La contextualización es buena. La ambientación es buena y los trajes también pero aquí se queda todo. No tiene argumento ninguna ni emoción posible. En fin un suspenso claro. No recomiendo que te gastes dinero en verla en el cine. Lo siento, pero si no quieres aburrirte esta es mi recomendación.