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Empire Records

Comedia Los jóvenes empleados de Empire Records, una pequeña pero animada tienda de discos, vivirán una jornada de trabajo un tanto especial. La tienda corre peligro de ser comparada por una cadena y el encargado, Joe, está dispuesto a impedirlo. Su idea es comprar el Empire y conservar así el estilo propio del local. Sin embargo, por la mañana descubre que el dinero que debía entregar al dueño de la tienda se lo ha gastado Lucas, el vigilante ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
12 de agosto de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos hemos soñado alguna vez en la vida con tener nuestra propia tienda de música/películas/videoclub y que esto significase ALGO, sobrevivir contra viento y marea a base de hacer lo que te apasiona, ser un poco Tarantino o John Cussack en 'Alta Fidelidad' (aunque su personaje sea un gilipollas), esa especie de gurú al que nadie ha preguntado una mierda pero que está ahí para darte la chapa sobre el grupo/director de turno y que hará que te acabes llevando a tu casa un puto cd de Kyuss o una copia de 'Underground' de Kusturica cuando tu venías a por el 'Nevermind' de Nirvana o a alquilar 'Terminator 2'. Es un sueño universal, como el de tener un bar con los colegas y poner SIEMPRE la música que te dé la gana. Y quién diga que no ha soñado por un instante con alguna de esas cosas, miente.

Esto hace que simpatice con esta película. El argumento es super simple y los personajes son estúpidos a más no poder (no me queda claro si son estúpidos por exigencias del guion, puesto que interpretan a adolescentes pre-universitarios, si es algo que había en la bebida o en el ambiente en los 90 o si es que simplemente son así de imbéciles), pero la trama avanza a ritmo de 'If you want blood (you've got it)' de AC/DC y me veo enganchado a la pantalla hasta el final.

Una historia del pequeño comercio frente al gigante monopolio, de resistencia ante las franquicias impersonales de consumo rápido y ante las multinacionales, gestada DESDE LA WARNER. Una historia con cierto poso de romanticismo idealista, ¿premeditadamente? ingenua, en parte frívola, un brindis al sol muy en consonancia con los 90: mantener tu personalidad, ser un poco 'outsider', diferenciarte fuertemente de los demás pero siempre sin dejar de ir a la moda (la moda underground, se entiende). Hora y media en la que se acumulan las contradicciones de los 90, casi como cualquier disco de Rage Against The Machine.

Lástima que una historia así no tenga cabida en estos días del desencanto, en los que todos nos hemos vendido y rendido a las grandes empresas, al corporativismo y a Amazon (gracias a la cual pude ver esta película).
Canchado
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2 de febrero de 2019
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A priori sería el público objetivo de esta película. Nacido en los 80, los 90 representan mi principio de adolescencia. Amante de la música, especialmente la no tan comercial, y a la misma vez muy receptivo a la hora de ver películas que, de algún modo, se basan en simplemente mostrar pedazos de la vida común sin una trama demasiado pesada. Tono juvenil, caras reconocibles y una pseudocomedia detrás de todo. Una película que a priori no llegaría al 8 salvo en rara ocasión pero que de alguna manera aseguraría un 6.

Pues no.

Y es que Empire Records me generó más vergüenza ajena que otra cosa. Especialmente terrible el personaje de Ethan Embry, que con cada aparición hacía que me planteara seguir viendo la película. Él es el ejemplo de una película insulsa, sin magia e imposible de empatizar, pero ninguno de los personajes tiene detrás un trabajo acertado que haga que, por lo menos, te caigan bien. Como suele pasar en estas películas que llegan a mí por vías aleatorias y fracasan, una última escena con todos cantando y bailando dando todavía más cringe confirmaba el desastre.
NeoJ
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30 de enero de 2018
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que el pasado siempre fue mejor y vaya que es cierto, ¡por la puta madre!, que regrese los noventas ya y nos salve de esta mierda generacional que involuciona a pasos agigantados. Empire Records lo es todo, no es tan solo una tienda de venta de discos, no es tan solo una película independiente orientada a adolescentes rebeldes y soñadores, no es tan solo un mundo demente y paradisiaco, Empire Records es un concepto, un conjunto de posibilidades, un cuento de hadas quizá pero con mucho rock, es como si el infierno y el paraíso se mezclaran, es algo indescriptible, es una experiencia de aquellas, inolvidable, una experiencia religiosa como diría Enrique Iglesias. ¿Quién no quisiera trabajar en un lugar donde se escuche música a toda hora, donde puedas bailar y cantar, hasta tocar, cuando te de la puta gana? ¿Quién no quisiera tener como compañeros a aquellos personajes tan singulares, tan originales, tan aputamadrados? ¿Quién no quisiera regresar el tiempo y conocer a Liv Tyler y a Renée Zellweger en sus mejores épocas? ¿Quién no quisiera escapar de su ridícula y monótona vida y experimentar los sucesos más inusuales? ¿Quién no quisiera estar un puto día, una puta hora, unos miserables minutos en ese magnífico lugar? Empire Records, marcaste mi vida. Gracias, Allan Moyle, cosas así no se ven todos los días.
La Mente Maestra
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3 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que “Empire Records” haya envejecido peor que cintas coetáneas de similar pelaje, como “Solteros” (“Singles”, 1992) y, sobre todo, “Alta fidelidad” (“High Fidelity”, 2000); es que lo ha hecho peor aún que Renée Zellweger.
Vista con la perspectiva de las dos décadas y media transcurridas desde su estreno, esta (presunta) comedieta generacional no funciona prácticamente en ningún aspecto. Tampoco creo que en su día lo hiciera, pero el gusto de entonces difería notablemente del actual, eso es evidente. Si a “Solteros” cabía achacarle el retrato en exceso edulcorado que hacía de la generación X, el que le dedica “Empire Records” raya en el coma diabético. El pobre guion y la torpísima dirección dan como resultado una especie de sitcom inofensiva, reconcentrada en hora y media de metraje y a la que se hubieran extirpado las risas enlatadas —claro que, respecto a esto último no seré yo quien se queje—. Abundan los pasajes en que se bordea la delgada línea roja de la vergüenza ajena, y eso siendo generosos, porque bastantes de ellos abochornarán hasta al espectador más cursi.
Con todo y eso, y siempre teniendo en mente los usos (y abusos) del audiovisual de los noventa, “Empire Records” no se ve con demasiado desagrado. Antes al contrario, superada la lógica incomodidad inicial, una leve sonrisa reminiscente nos va a a acompañar hasta ese desenlace a medio camino entre un anuncio de Estrella y un mal viaje de masmelos. La banda sonora es excelente, sin duda lo mejor de la película. Con decirles que la tengo puesta en bucle mientras tecleo estas líneas... El trabajo entregado por su elenco femenino también vuela muy por encima del conjunto. La mencionada Zellwegger, junto a Lyv Tyler y Robin Tunney rebosan carisma y dejan en mantillas a sus contrapartes varones. Contaban 26, 18 y 23 años, respectivamente. “Juventud, divino tesoro”. Ay.
Carorpar
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5 de enero de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
De vez en cuando, uno se encuentra con una frase o palabras unidas, e inmediatamente se encuentra alineado con las mismas. Es lo que me ha ocurrido con una de las críticas de Empire Records y una de las críticas profesionales.

Y es muy probable que es lo que le ocurriese al guionista que probablemente escribió esto con ideas e ínfulas de crear la comedia noventera de jóvenes mientras que tenía una banda sonora en mente.

El resultado, como de costumbre fallido. Lo positivo, desde luego una Robin Tunney atinada y que la escatología o las bromas de pollas y sexo están SORPRENDENTEMENTE limitadas.

La pregunta es ¿Vale algo el filme en cuestión? No.

Desconozco que es lo que hace del día de esta gente algo interesante. Melodramas de segunda, personajes HARTO ABSURDOS (la aportación de Ethan Embry es digna de mirar, un personaje terrible y patético), no hay una gran revisión generacional y la supuesta línea de trama que sigue el filme, con el famoso (Maxwell Caulfield no muy inspirado) tiene menos gracia de la que se creen.

Eso sí, hay música a borbotones y reitero que hay alguna cosilla que por separado podría ser rescatable. Pero lo que hay aquí son muchas ideas sin ton ni son.

Y encima un año antes sale Clerks, partiendo de una base similar pero con resultados mucho más imperiosos y un presupuesto muchísimo menor.

Si es que...
Nadaqueperder
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