Parking

En cualquier parte (como dicen los que creen en Dios) hay cine, también en un descampado, dentro de la ciudad, que sirve de aparcamiento. En cualquier sitio y circunstancia la gente puede mantener la dignidad y perder los papeles, como energúmenos, si alguien les lleva la contraria. Todo ser humano, por muy anónimo que nos resulte, tiene detrás una historia que puede ser contada y que ellos, en ocasiones, no quieren contar.
De todas estas cosas, de las supuestas diferencias entre ricos y pobres y de la falsa creencia de que somos culpables de todo cuanto nos sucede, trata esta humilde y original investigación del director húngaro, que bucea en el interior de sus personajes buscando respuestas o confesiones.

No todos reaccionamos igual ante la adversidad y el dinero, por más que algunos se empeñen, no lo compra todo; es el mensaje que Bence Miklauzic deja flotando cuando aparecen los créditos y buscamos la calle y tal vez nuestro coche en un Parkoló, quien sabe si regentado por un individuo tranquilo que, como el Legionario, tiene detrás una película.

Me gustó este duelo entre dos personajes enfrentados por sus diferentes estatus, como si de un western urbano se tratase.
En la rueda de prensa su director dijo que ha pretendido: “una crítica al tipo arrogante que tiene el poder y se cree que por eso puede obtener lo que quiera porque sí”.
Tiene un acabado final bueno y van saliendo a relucir más capas de diversos personajes.
Con un sentido del humor negro interesante y un equilibrio entre drama y comedia.