Sanjuro

Otra película "ligera" de Kurosawa. Del género de samurais o "jidai-geki", es una continuación de la exitosa "Yojimbo". Tal vez un poco inferior a ésta en algunos aspectos pero no por ello desdeñable, incluye aventura, grandes enseñanzas y momentos de humor.

Toshiro Mifune realiza una composición en la línea de Yojimbo, un pulgoso y desastrado ronin, samurai sin señor, de vuelta de todo que intuye y visualiza las situaciones a las que se tendrán que enfrentar él y sus protegidos, un grupo de samuráis de clase alta, doblemente torpes ya que por un lado su ingenuidad les lleva a meterse en la boca del lobo una y otra vez y por otra parte no escuchan la voz de la experiencia que representa Sanjuro, apoyándose en percepciones y prejuicios que pronto demuestran ser erróneos. Tal es su ineptitud que hasta un guarda enemigo con no muchas luces pero con más sentido común, prisionero de los samuráis se atreve a darles consejos a pesar de su situación poco favorable.

Entre los secundarios destaca Tatsuya Nakadai, que protagonizaría "Rashomón" y "Ran", como el lugarteniente de los villanos a los que se ofrece Sanjuro y con el que empaliza. Takashi Shimura es uno de los corruptos funcionarios que retienen prisionero al chambelán y al que el grupo pretende liberar.

La aparición de mujeres en la historia, la mujer del chambelán y su hija, produce no pocos inconvenientes al grupo, además de momentos jocosos (Ayyy, ese granero...). También aportan soluciones y enseñanzas, sobre todo a Sanjuro, que encuentra en la vieja dama la horma de su zapato.

A destacar el duelo final, de gran intensidad. En el "spoiler" lo destripo parcialmente pero aporto una anécdota interesante.

En definitiva, película muy interesante del cine japonés y que también recomiendo como introductoria al universo de este director.

Mucho mejor que Yojimbo. Este samurai es por supuesto el mismo Yojimbo en su segunda versión, pero perfeccionada, mucho más emocionante. Sanjuro es un samurai que va por libre, que no sirve a ningún poderoso terrateniente, y encima no es un purista de las máximas tradicionales u observación tradicional de los samurais convencionales, esto es, no sigue la línea de la dogmática implícita en el "Anónimo HAGAKURE (hojas cultas), El Libro del Samurai", una obra clásica de la literatura japonesa sobre como un auténtico y honorable samurai debe conducirse en la vida.

El tema de la película nos muestra a un samurai vagabundo, itinerante, libre, anárquico, que se ofrece a uno u otro clan de los que encuentra en sus andares y caminos, según sus propias conveniencias o necesidades coyuntarales de sobrevivencia, eso sí salvaguardando siempre la justicia, el honor y poner freno a los pudientes abusadores.

Como es obvio Sanjuro es un tipo extraordinario, un "mostruo" en el sentido bueno de la palabra, es decir un experto en el manejo de la espada y más que eso un sabio en el pensar estratégico y en el reflexionar poniéndose en la mente de lo que al mismo tiempo está pensando el enemigo. El final es de una grandeza imprescindible de ver en la historia del cine.

Una película apasionante, de las que cautivan el ánimo para verla y reverla numerosas veces.

Fej Delvahe


Fej Delvahe

Sanjuro, el ronin que ya nos entretuviera en "Yojimbo", vuelve a las andadas en su deambular por pueblos del antiguo Japón feudal. Sin embargo, algo diferencia esta segunda parte de su predecesora: Sanjuro deja de ser ese mercenario sin escrúpulos –o, mejor dicho, con los escrúpulos justos– para mostrarnos su cara más noble de samurai. Podríamos considerar la película una mezcla entre "Los siete samuráis" y "Yojimbo": de la primera nos quedaríamos con ese espíritu noble y altruista y de la segunda con ese poblado dominado por clanes enfrentados compuestos, en su mayor parte, por ineptos caricaturescos.

Entretenimiento al más puro estilo Kurosawa.

Sanjuro es una obra de arte tanto técnica como argumentalmente. Uno de mis films favoritos de Kurosawa en el que los encuadres se convierten en obras de una belleza irreal. Destaco el que más me gusta de los muchos que aparecen: los nueve samurais agachados los toma el director desde la perspectiva del primero, apareciendo en fila india y aguantando la hermosa pose no menos de diez segundos. Ademas la fotografía nos ofrece unos contraluces maravillosos. Sanjuro muestra una estética más depurada si cabe, que anteriores films del director nipón.

Las coreografías, el vesturario, los decorados hacen de este film grande entre los grandes. Los consejos de la esposa del secuestrado harán meditar a Sanjuro sobre la elección de sus acciones. El film maneja un ritmo entretenido, unas interpretaciones de altura y un final elegante. Kurosawa a su mejor nivel en esta bella historia de soledad y lealtades.

No se podía pedir más de partida, dirigida por Kurosawa y nada menos que con Toshiro Mifune como protagonista, encarnando a Sanjuro, un hombre definido por su habilidad con la espada y su inteligencia. Cuando se despereza y se da cuenta que tiene el estómago vacío es el samurai más peligroso, que quede claro ya desde el principio, cuando le hace ver a sus enemigos que con la katana en sus manos y de mal humor puede atravesar a unos cuantos sin complejos. Ese arranque en la cabaña es demencial, es una presentación que te atrapa, te clava al sofá y viene a gritarte en la cara que lo que va a seguir merece la pena. Ya en ese inicio, cuando el malo malísimo decide retirarse porque "nos costaría mucho tiempo matarlo" y nuestro Sanjuro entra en la cabaña bostezando, después de rajar a unos cuantos, me he dado cuenta que Kurosawa hace bien entrando en materia rapidito y que la contemplación de otros títulos suyos pertenecen a eso precisamente, a otros títulos.

"Sanjuro" parte de un inicio espectacular y mantiene el nivel y el ritmo adecuados, de manera que siguiendo los pasos del genial samurai vagabundo daremos cuenta de su inteligencia en la estrategia y su falta de escrúpulos. Si tiene hambre pide dinero o comida, aunque les extrañe a los que se creen verdaderos samurais, pasándose su código por donde haga falta, y es que esto de deambular de aquí para allá tiene sus complicaciones. Es normal que alguien considere negativo la constante eficacia de todos los planes que plantea Sanjuro para ayudar a sus nueve nuevos amigotes, hay quien no ve clara su colaboración con un bando determinado de los clanes de la comarca, yo lo que he visto es un peliculón, con unos peinados increíbles (siempre que hablamos del Japón feudal hay que merendarse los minutos con esas coletas) y unas katanas muy chungas.

Todos son unos ineptos, los que meten la pata al inicio, los que se levantan en contra del poder establecido, las mujeres que son liberadas... El único que se salva entre tanta mediocridad es nuestro Sanjuro, qué portento, qué bárbaro, de no ser por su psicología y su carácter ese pedazo de territorio no merecería una película.