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La conquista del planeta de los simios

Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras Estados Unidos, 1991. Tras una epidemia que mató a todos los gatos y perros de la Tierra, los hombres adoptaron como mascotas a los monos, que acabaron convertidos en sirvientes. Se creó entonces un centro para domesticar a los ejemplares salvajes por medio de la violencia y del electroshock. Armando ha criado en secreto a César, el hijo de dos simios parlantes: Zira y Cornelius. Cuando César comprueba lo que los hombres están haciendo ... [+]
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
23 de agosto de 2011
41 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en “Huida del Planeta de los Simios” se rebajó considerablemente el presupuesto, algo que se dejaba notar incluso en la caracterización de los tres únicos humanoides simios que aparecían, en esta cuarta entrega se sigue la misma senda ahorrativa, más acentuada si cabe. El problema es que la historia que se nos cuenta es nada más ni nada menos que la de una revolución, es decir, tenemos menos presupuesto para una buena cantidad de simios y escenas de acción. El resultado es una película cutre donde las haya, vamos, un producto de serie B en todos sus apartados.

El guión, que ya empezaba a hacerse una bola cual trola de infante allá por la segunda entrega, alcanza aquí sus mayores cotas de inconsistencia. El primer detalle gracioso lo encontramos si nos fijamos en las fechas que se nos dan en el desarrollo de la historia. “Huida del Planeta de los Simios” está ambientada en el año 1973, cuando los simios de la tierra son monos con traje a lo Espinete, pero normales, de los que se sientan en su jaula y comen plátanos. 1991 es el año en que tiene lugar el argumento de “La Rebelión de los Simios”. Resulta que desde 1973 hasta 1991 los simios terrestres han evolucionado tanto que ahora trabajan semi erguidos como esclavos al servicio del hombre y han cambiado el traje de Espinete por las máscaras con gomilla. Un paso evolutivo nada desdeñable. La causa de esta Evolución Express ya nos la explicaba Cornelius en la tercera entrega de la saga, los monos sustituyeron a las mascotas tradicionales al haber sido éstas extinguidas por una rara epidemia, de la que nunca sabremos nada, por cierto. De esta manera, los monos comenzaron a realizar las tareas del hogar y se convirtieron en esclavos. Todo esto ocurre en 18 años (intervalo temporal entre la tercera y cuarta película). Durante este tiempo, apreciamos también una transición significativa entre las relaciones de ambas especies, pues si los simios fueron integrados como mascotas (animal de compañía y entretenimiento) tal y como lo explica Cornelius (los hombres podían vivir sin su hermano, pero no sin sus mascotas) no se entiende el trato cruel y despiadado que los humanos les proporcionan. De nuevo vuelven a salir del paso, y nos cuentan que la esclavitud simia se ha convertido en un lucrativo negocio para el que se han dispuesto centros de internamiento y entrenamiento. (Sigo en el spolier, sin revelar demasiado).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sitodine
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26 de junio de 2011
28 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la ilógica y hasta cierto punto ridícula continuación de la historia que supuso "Huída del planeta de los simios", esta película tenía un cierto margen para resultar algo mejor que su antecesora, cosa que consigue por los pelos. Un defecto que tiene es que, suponiéndose que han pasado poco menos de dos décadas desde la llegada de Zira y Cornelius, los primates han pegado un tremendo cambio hasta parecerse a los que se encontró Heston en la primera cinta. Mucho cambio en tan poco tiempo. Pasando por alto este detalle, la cinta nos presenta al hijo de Zira y Cornelio en un Estados Unidos dictatorial, dirigido por el gobernador Breck, un villano que no es la panacea pero cumple el trámite, viendo el sufrimiento al que son sometidos sus congéneres (en el cómico y a la vez inquietante centro de entrenamiento), decide tomar cartas en el asunto y hacer la revolución, contando con la complicidad del humano pro-simios de raza negra McDonald (algo que claramente busca vincular la esclavitud de los simios con la que se vivió con los negros, de ahí que la película fuera tan popular entre los afroamericanos).
Se hicieron dos versiones, la original, que no gustó en los pases de preestreno y que era más oscura y con más brutalidad, y la que se estrenó en cines, más censurada y con un forzado desenlace de menos carga pesimista (spoiler). Por recomendar, mejor la versión original, que se puede encontrar en Blu-ray y que da un final cerrado a la historia (la versión estrenada en cines dejaba por contra una puerta abierta, que los productores usaron, dando a luz a la quinta película, la peor de toda la saga).

Más críticas en:
https://unblogacincoalturas.wordpress.com/2020/07/02/incoherencias-y-fallos-de-guion-en-la-saga-de-el-planeta-de-los-simios/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Messer E Vork
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31 de marzo de 2007
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta entrega cinematográfica de una de las sagas de ciencia-ficción más rentables de la historia del cine basada en la novela del escritor francés Pierre Boulle, y una de las mejores secuelas más entretenidas, oscura y violenta que se ha hecho hasta el momento de las cuatro películas restantes.

Realizada con un presupuesto mínimo de tan sólo 1,7 millones de dolares pero con gran vigor y maestría por el realizador británico J. Lee Thompson "LOS CAÑONES DE NAVARONE" (1961) el rodaje de esta producción se inició, el día 31 de Enero de 1972 utilizando como escenario el recien construido complejo por aquel entonces Century City, lugar idoneo para el rodaje de una película de estas caracteristicas y ambientada en un futura sociedad policial y opresora gobernada con mano de hierro por el implacable gobernador Breck (Don Murray)

Thompson era por aquel entonces un realizador mal denominado por muchos críticos como un simple artesano carente de un universo creativo propio y personal, pero muy eficaz, rápido y competente en su oficio incluso como guionista, capaz por muchos de los que le conocieron de sacar el máximo provecho de un guión cinematográfico vulgar de cualquier película para convertirlo bajo su control en una obra maestra, cosa que demostraría en las décadas entre los años 50 y 70.

También fué el primer director asignado en un principio a dirigir la primera entrega cinematográfica, pero debido a lo apretado en su agenda de trabajo, sería finalmente sustituido por Franklin J. Schaffner, de todos modos su productor Arthur P. Jacobs estaba muy satisfecho por su labor en películas como "ELLA Y SUS MARIDOS" (1965) y "LA SOMBRA DEL ZAR AMARILLO" (1969) lo cual para Jacobs era una garantía de poder asignarle la dirección de esta entrega cinematográfica y posteriormente con la última al año siguiente.

Con un guión escrito por Paul Dehn e inspirada en los violentos disturbios de Watts de 1965 y a pesar de los problemas durante su montaje y posterior post-producción por parte de la censura norteamericana, y de su extremada violencia en las secuencias de acción, la película supuso todo un éxito durante su estreno en Inglewood donde tuvo una muy buena acogída por parte del público afroámericano al verse asimismos identificados con los oprimidos simios, donde el movimiento Black Power empezaba a imponerse en la sociedad de la época incluso en el cine.
Rostov
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27 de mayo de 2007
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo está plagado de Simios que suplen la ausencia de los perros y se convierten en nuestras mascotas o más bien en nuestros esclavos. Esta nueva entrega nos da la perspectiva y el porqué del visceral odio y miedo que nos tienen en la película original, de cómo van implantando sus leyes y leyendas entorno a lo que han padecido por culpa de los hombres. Vemos también cómo el hombre continúa la búsqueda de un Simio parlante que en un futuro liberaría al Simio del yugo impuesto por el hombre, suceso que se produce en la conclusión de este capítulo. La película encuentra su alegoría en el racismo y la crueldad contra los animales, algo que tampoco supone ninguna novedad. Un film que tiene algo más de sentido que el anterior y resulta más atractivo, aunque se aleja cada vez más del listón marcado por el film original.
Jonesy
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11 de agosto de 2011
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta entrega de El planeta de los simios y primera decepción. El argumento es, fundamentalmente, cómo nació todo el tema de que los primates dominaran el mundo y tal, pero lo jodido es que, aparte de eso, no ofrece nada más.

De J. Lee Thompson dije cuando vi El cabo del terror que su trabajo no me había gustado. Me reafirmo. La narración es brusca, mareando al espectador con cambios de escena que, aunque se entienden, no obedecen a lógica alguna. Thompson, además, intenta que las secuencias de acción sean duras y consigue en su lugar un caos en el que la imágenes son borrosas y no se ve demasiado claro lo que está pasando. Sin embargo, el gran culpable del fracaso es el guionista Paul Dehn, que evoluciona a los personajes como le sale de los huevos y pasándose la lógica por la polla, basicamente. En la película hay dos tipos de personajes: 'César' (Caesar) y los otros. 'César' sufre un derrame cerebral a mitad de la película y se transforma repentinamente en lo contrario de lo que era y, los demás, son más planos que un folio visto de lado. Aunque el principio se presenta interesante, en menos de 20 minutos la película pierde fuerza de manera estrepitosa, regalando al espectador esa incómoda sensación de "ya que la he visto empezar, la acabo". Además, la sutilidad política, social y, en general, humana, que marcaba las anteriores entregas, se convierte aquí en discursos ridículos que tratan de ser sentencia, sin pasar de ser monólogos en los que la inteligencia brilla por su ausencia.

Roddy McDowall sobrevive dentro de la saga, aunque deja el papel de 'Cornelius' (cuando alguien me explique por qué coño lo traducieron como 'Aurelio', prometo que le doy un pin de Hello Kitty) para interpretar a su hijo. Genial utilizando su cuerpo como arma de interpretación masiva, con miradas y andares que construyen el personaje casi por sí solos. De los demás, solo destacaría a un Ricardo Montalbán que está muy notable, porque hablar de Don Murray o Hari Rhodes sería perder tiempo, y la vida es corta como para malgastarla.

Resumiendo, que es gerundio: tras una fantástica película que se saltó la censura (sin que Shaffner, director de la película, lo supiera) y dos secuelas muy respetables, La rebelión del planeta de los simios se presenta como un truño importante. Aunque se salva por los minutos iniciales y su buena premisa, no le llega para aprobar. Pero ni de lejos, vamos.
Grijander
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