Casi una gran estafa

Hablar de originalidad en el cine es un sinsentido, si partimos de la premisa que indica que ya está todo contado, lo que añade valor a las películas es el cómo se cuenta. La segunda película del realizador de ‘Amor no es querer’ intenta hacer una reflexión acerca de este tema, pero lo hace desde la superficialidad y lo burdo.

Un grupo de amigos participan en un fallido robo, Adalberto (Juan Pablo Medina), el autor intelectual del crimen ha sido encarcelado mientras que su compañero Manuel (a quien nunca vemos en pantalla), simplemente ha desaparecido, el tercero, Rubén (Daniel Haddad), decide vender la historia del robo a un productor de cine, y consigue además involucrarse en la producción.

Cuando Elena (Zuria Vega), una chica involucrada con los tres amigos se entera que Rubén está vendiendo la historia del robo, decide reclamarle y termina también inmersa en la producción, al mismo tiempo que un periodista (Christopher Von Uckermann) y una maestra de literatura (Adriana Paz) se entrometen al conocer a Adalberto, quien jura buscar venganza cuando salga de la cárcel.

La película de Barba se encuentra con diferentes problemas, no termina por encontrar el tono adecuado, el nivel de las actuaciones es bastante irregular tirando a lo mediocre y la narración se entorpece en diversos momentos.

La película busca encontrar un tono cercano a la farsa para desde ahí hacer su crítica, la cual pierde fuerza cuando en la misma película se “bromea” al representar alguna escena muy parecida a, por ejemplo, ‘Perros de reserva’, por otro lado, el trazo de sus personajes se reduce a presentar mujeres insatisfechas sexualmente y a hombres ambiciosos, dando paso a momentos donde se asoman notas de una comedia romántica que no empata con las intenciones del relato.

Así, ‘Casi una gran estafa’ se hunde en sus propias limitaciones, un relato deslucido y carente de personalidad propia, con diálogos grandilocuentes y nula profundidad.

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