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Peligros de juventud

Cine negro. Intriga. Thriller El mecánico de coches Dan Brady (Mickey Rooney) no tiene dinero suficiente para una cita de altura con la camarera Vera (Jeanne Cagney), cuyo mayor deseo es tener un abrigo de visón. Así que decide pedir prestados 20 dólares a su jefe. A partir de ese momento, sólo conseguirá complicarse cada vez más la vida. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
4 de agosto de 2008
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No le pueden ir peor las cosas a un muchacho que se sale un día un poco de lo cotidiano. Claro que el protagonista, tal vez por exigencias del guión o tal vez por la forma de pensar y de actuar en aquellos tiempos, parece que tiene pocas luces.
Tratar de arreglar algo le supone ir estropeándolo más. Tenemos a un jefe del negocio artero y sinvergüenza; a una rubia ambiciosa también con menos luces que un barco de contrabando; a una casera opresiva, cotilla como ninguna... La policía como te menees se pone a disparar a diestro y siniestro ¿Dónde va ese pobre muchacho?
El film tiene buen ritmo, los personajes están bien dibujados, es entretenida y en momentos hasta te ríes asombrado de la pesadilla que vive el pobre chaval.
floïd blue
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2 de marzo de 2024
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Todos experimentamos mala suerte en algún momento de nuestras vidas, donde cada decisión parece llevar a los peores resultados posibles. Dan Brady, un mecánico de automóviles, se ve envuelto en esta situación cuando conoce a Vera Novak, una chica seductora que trabaja en un bar. Dan decide robar 20 dólares de la caja registradora de su jefe con la intención de devolverlos al día siguiente, ya que un amigo le debe esa misma cantidad. Sin embargo, las cosas se complican cuando su amigo no puede devolverle el dinero de inmediato y el contable de la empresa está a punto de revisar los números. Dan se ve envuelto en una serie de aventuras para devolver los 20 dólares originales, pero cada intento le lleva a deber más de lo que esperaba en una espiral que no parece tener final y que cada vez resulta más peligrosa.

"Quicksand" es la primera inclusión de Mickey Rooney en el cine negro, alejándose por completo de sus papeles en comedias y musicales que habían pasado de moda y que le dio la oportunidad de iniciar una carrera como actor serio. Tal era su interés en cambiar de registro que, incluso, llegó a cofinanciar la película junto a Peter Lorre. Su actuación resulta convincente, en un papel que personifica al antihéroe del género negro debido a su comportamiento de buen chico pero con una desafortunada propensión a tomar decisiones equivocadas, motivadas por la codicia o los celos. Aunque encaja en el estereotipo de un personaje noir, en el fondo es un tipo decente que permite que sus peores tendencias tomen el control, lo que finalmente le lleva a tomar malas decisiones y meterse en problemas. Jeanne Cagney (la hermana pequeña de James Cagney) le da réplica como femme fatale, y el gran Peter Lorre actúa como secundario en un papel breve pero intenso.

Entre los secundarios figura Art Smith que estuvo entre los incluidos en la lista negra después de haber sido nombrado por el cineasta Elia Kazan ante el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes en 1952. En cuanto al director, Irving Pichel, estaba entre los "Diecinueve de Hollywood" que fueron citados pero optaron por no testificar. Pichel también fue incluido en la lista negra y tuvo que continuar su carrera fuera del país antes de morir en 1954 debido a una enfermedad cardíaca.

"Quicksand", en definitiva, es un modesto film negro de serie B con intención moralizante que, pese a algunos giros de guión un tanto forzados, resulta interesante y se ve con agrado.
Marius
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13 de diciembre de 2015
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta bastante descorazonador que el ocasionalmente talentoso Irving Pichel -actor, productor y director, víctima de la “caza de brujas” del senador Joseph McArthy- se viera obligado a rodar esta indigna y a ratos sonrojante película basada en un guión simple como una señal de tráfico que nos presenta, para nuestro pasmo y, a veces, horror, las andanzas de un auténtico metepatas de campeonato quien, tras invitar a una arpía a tomar una copa, acaba por meterse en una inacabable ristra de líos y delitos con la misma facilidad con la que uno se zampa una bolsa de palomitas, lo que pondrá a prueba cualquier viso de cordura y verosimilitud y, de paso, nos arrojará ineludiblemente en los brazos del bostezo más atroz. A pesar de los esfuerzos más que dignos de Mickey Rooney -que parecía querer abandonar sus papeles de jovenzuelo un poco tontorrón- por engancharnos en la trama de este moderno Cándido volteriano o el tan manido papel de Peter Lorre mil veces interpretado poor el actor alemán, las interpretaciones no pasan de la medianía en una película sin gracia, inteligencia ni el menor interés. Rememoremos pues, con mayor afecto, otras obras más encomiables de Pichel y que merecerán un buen repaso por parte del honrado y piadoso espectador y así, a bote pronto, citaremos “Hudson’s bay” (1941), “And now tomorrow” (1944) o “Tomorrow is forever” (1946)
Gould
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