Hanezu
202
Drama
En la región de Asuka, que es la cuna del Japón, hace mucho tiempo vivían los que disfrutaban del placer de la espera. En la actualidad, la gente ha perdido la capacidad de sentir ese placer, no es capaz de valorar el presente y se aferra a la ilusión de que las cosas evolucionan según un plan específico para cada uno. Hace mucho tiempo, la gente pensaba que en las montañas de Unebi, Miminashi y Kagu moraban los dioses. En esa época, un ... [+]
22 de noviembre de 2011
4 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salgo del cine y me dan ganas de preguntar a los espectadores (sufridos compañeros) si alguna mente más lúcida que la mía ha entendido algo. Probablemente no haya nada que entender. Estamos ante una de esas películas a las que se le cuelga el premio de consolación en forma de circunspecto aserto: "pero la fotografía era buena". Pero para tragarse hora y media de inanidad a cambio de la calderilla de unos cuantos fotogramas mejor me pongan unas diapositivas y todos tan contentos y a casita.
Además, el marco que pretende ser poético da más miedo que la prima de riesgo.
A veces se exagera cuando se dice que en una película no pasa nada. En esta además de no pasar nada no te enteras ni de lo que no pasa.
Además, el marco que pretende ser poético da más miedo que la prima de riesgo.
A veces se exagera cuando se dice que en una película no pasa nada. En esta además de no pasar nada no te enteras ni de lo que no pasa.
24 de noviembre de 2011
3 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces cuesta imaginar que es lo que lleva a un director a realizar una película. Se supone que la razón principal, quizá la única, sería la de contar una historia, pero películas como esta demuestran que no es así. La película es lenta desde su nacimiento hasta su muerte, con algunos planos visualmente perfectos, a la vez que aburridos e intrascendentes.
La historia en sí no daría mas que para un telefilm, a no ser claro está, que la realizadora sea japonesa. Ese punto exótico, mezclado con una buena fotografía y la incorporación de tradiciones japonesas hace que la película se convierta en una clara candidata a ir de festival en festival, provocando por un lado los aplausos y elogios de los modernitos de turno, y por otro las cabezadas y bostezos del resto de los espectadores.
La historia en sí no daría mas que para un telefilm, a no ser claro está, que la realizadora sea japonesa. Ese punto exótico, mezclado con una buena fotografía y la incorporación de tradiciones japonesas hace que la película se convierta en una clara candidata a ir de festival en festival, provocando por un lado los aplausos y elogios de los modernitos de turno, y por otro las cabezadas y bostezos del resto de los espectadores.
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