La segunda entrega de la saga consiguió arreglar algunos de los problemas de la anterior, aunque mantuvo otros claros como la increíble irrealidad de los procedimientos policiales (algo entendible también).

Por un lado el ritmo es mucho más frenético y la acción más impactante. Además los villanos de turno están algo mejor dibujados y hasta tienen motivaciones más claras.

Sin embargo los personajes de Riggs y Murtaugh comienzan a convertirse poco a poco en los dibujos animados que serían en las últimas entregas. Murtaugh por su lado ha perdido algo de la mala leche de la primera, quizás entendible por su edad, pero casi parece que es fruto de la vagueza del guión. Riggs sigue con sus dilemas, aunque parece que los olvida mucho más rápidamente. Quizás sea yo quien no quiera ver la evolución de los personajes.

Aun así tenemos al fantástico Joe Pesci haciendo del fastidioso Leo Getz, un personaje que muchos pueden encontrar odiable, pero que un servidor disfruta viendo en pantalla con cada aparición.

Una continuación bastante digna.