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Chagolate con churros rating:
7
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/7.png)
7.5
1,386
Drama. Romance
In eighth century China, the Emperor is grieving over the death of his wife. The Yang family wants to provide the Emperor with a consort so that they may consolidate their influence over the court. General An Lushan finds a distant relative working in their kitchen whom they groom to present to the Emperor. The Emperor falls in love with her and she becomes the Princess Yang Kwei-fei. The Yangs are then appointed important ministers, ... [+]
Language of the review:
- es
June 3, 2010
40 of 42 users found this review helpful
Primera y penúltima película en color de Mizoguchi. Algo raro, porque no decirlo. Pero por aquellos años Japón triunfaba en todo festival que existiera. Un año antes la misma productora (Daiei Studios) ganaba con “La puerta del infierno” un Oscar al vestuario “por el color”.
Mizoguchi recoge un encargo de la productora con el objetivo de volver a componer un tapiz de colores vivos y casi auditivos. Antes, vira el guión para acercarlo más a sus convicciones políticas transformando el rol noble de Machiko Kyô en plebeya y dando un papel fundamental al pueblo.
No será esta película, ejemplificadora de la técnica de Mizoguchi. No encontraremos los plano-secuencias tan característicos en su cine, observaremos que la cámara es menos móvil y que casi no existen los exteriores y sus planos generalísimos, dando todo esto como resultado una sensación de momentánea teatralidad a lo largo del metraje. Esta rigidez teatral de la que a veces no puede salir, pudo ser debida también a la forma de rodaje en estudio a la que se vio abocado el director.
Como es habitual en su filmografía, será la mujer la que tenga que lidiar con las convenciones encorsetadas de la época y también como nos tiene acostumbrados, Mizoguchi recurrirá siempre que pueda, al fuera de campo para “mostrar” la violencia (1), procurando que esta no sea un fin, sino una forma para que los personajes puedan evolucionar.
Es imposible no acordarse de “Vacaciones en Roma” (William Wyler, 1953) cuando el emperador Xuan Zong (Masayuki Mori) y su amada ( Machiko Kyô) se escapan de palacio en lo que es una de las mejores escenas de la película.
Mizoguchi recoge un encargo de la productora con el objetivo de volver a componer un tapiz de colores vivos y casi auditivos. Antes, vira el guión para acercarlo más a sus convicciones políticas transformando el rol noble de Machiko Kyô en plebeya y dando un papel fundamental al pueblo.
No será esta película, ejemplificadora de la técnica de Mizoguchi. No encontraremos los plano-secuencias tan característicos en su cine, observaremos que la cámara es menos móvil y que casi no existen los exteriores y sus planos generalísimos, dando todo esto como resultado una sensación de momentánea teatralidad a lo largo del metraje. Esta rigidez teatral de la que a veces no puede salir, pudo ser debida también a la forma de rodaje en estudio a la que se vio abocado el director.
Como es habitual en su filmografía, será la mujer la que tenga que lidiar con las convenciones encorsetadas de la época y también como nos tiene acostumbrados, Mizoguchi recurrirá siempre que pueda, al fuera de campo para “mostrar” la violencia (1), procurando que esta no sea un fin, sino una forma para que los personajes puedan evolucionar.
Es imposible no acordarse de “Vacaciones en Roma” (William Wyler, 1953) cuando el emperador Xuan Zong (Masayuki Mori) y su amada ( Machiko Kyô) se escapan de palacio en lo que es una de las mejores escenas de la película.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
(1) Habría que detenerse un poco para disfrutar como Mizoguchi prepara la ejecución de la Emperatriz. Esta escena vale por sí sola el visionado de la película:
Primero nos muestra la congoja, la despedida de sus criadas, la valentía de una mujer de fuertes convicciones.
Un soldado prepara una soga. Otros depositan una gran piedra en el suelo. Cuando ella aparece custodiada por la guardia, tiende al primero un pañuelo de albura abrumadora en una foto oscura. Y sin mediar palabra el soldado remplaza la soga por el fular. Atrás deja la capa y el calzado . Un tierno travelling acompaña el faldón de la emperatriz hasta que llega a la base del árbol. La cámara sigue enfocando las raíces del árbol. Primero vemos un pendiente caer a tierra, luego cae el otro, y finalmente, un collar y el doloroso fundido en negro con el que Mizoguchi retrata el respeto que sentía por sus personajes.
Primero nos muestra la congoja, la despedida de sus criadas, la valentía de una mujer de fuertes convicciones.
Un soldado prepara una soga. Otros depositan una gran piedra en el suelo. Cuando ella aparece custodiada por la guardia, tiende al primero un pañuelo de albura abrumadora en una foto oscura. Y sin mediar palabra el soldado remplaza la soga por el fular. Atrás deja la capa y el calzado . Un tierno travelling acompaña el faldón de la emperatriz hasta que llega a la base del árbol. La cámara sigue enfocando las raíces del árbol. Primero vemos un pendiente caer a tierra, luego cae el otro, y finalmente, un collar y el doloroso fundido en negro con el que Mizoguchi retrata el respeto que sentía por sus personajes.