Lo mejor de la historia del oficinista es cuando se encuentra a un León y en lugar de irse pitando reacciona sentándose a su lado e imaginándose que habla con el bicho y le cuenta su vida. Hasta ese momento toda su historia es tan tonta que ya apunta al despropósito. La del tipo que se encierra en el hotel no la entiendo ni la quiero entender. Va y se encierra en una habitación de hotel después de cargarse a un tipo y punto. Y la historia del de la barca es tan tonta que no voy a decir más.
El caso es que tres historias que podrían contarse en 10 minutos como muchísimo se alargan hasta cuatro horas. Como es cine experimental (triste excusa para justificarse) los creadores ni siquiera se molestan en urdir algo que entrelace las historias o les dé algo de consistencia. Son tres historias deslavazadas, contadas a tropezones y que no tienen nada que ver. Es más, con todo el tiempo que se toman en describir chorradas, podrían dejarnos conocer un poco más a los personajes, pero eso es darle demasiado curre a la mollera.
Prometo que la terminé de ver, aunque los últimos 20 minutos los iba avanzando con el mando de la tele porque quería saber qué cojones haría la chica de la última historia aunque me lo figuraba. En películas así no hay final ni principio, es todo un rollo para "intelectuales" con ganas de divagar sobre si mengano se masturbaba con la mano derecha o la izquierda, cuando el resto sabemos de sobra que fue la escasez de esto lo que les condujo a semejantes historias extraordinarias que me avergonzaría contar a alguien.