June 6, 2011
6 of 6 users found this review helpful
Pues en el fondo, Sam Peckinpah, al que por la utilización del sexo femenino en sus películas todos coinciden en señalar como misógino, debía ser un individuo débil, capaz de perder la chaveta por cualquier mujer y no solo de una manera instintiva y animal, si no convirtiendo en poesía hasta los gestos y actitudes más sucios y degradados del ser amado. Al menos eso se trasluce de esta impactante obra modelada con polvo, sangre, moscas y tequila; y que deja una huella indeleble en el recordatorio cinematográfico de los buenos aficionados.
Sigue insistiendo el magnífico director en que lo que algunos denominan, con poco criterio, el sexo débil acarrea, al menos, tantos problemas como satisfacciones y es inevitable, y tal vez imprescindible, caer en la pegajosa e invisible red porque la vida sin ellas tiene aún menos sentido.
Coincido con algunos de mis ilustres colegas de FA, en estas catárticas labores del critiqueo, cuando hablan de la carga lírica que perciben en esta historia épica, pestilente y humana hasta las heces. Casi bíblica, diría yo, si no fuera porque el fuego purificador no baja del cielo, si no que sale de las ardientes entrañas de rifles y pistolas.
Did you find this review interesting and/or helpful?