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Spain Spain · Barcelona
Cinexin rating:
7
Film noir. Mystery. Thriller Unsuspecting Mr. Dietrichson becomes increasingly accident prone after his icily calculating wife (Barbara Stanwyck) encourages him to sign a double indemnity policy proposed by a smooth-talking insurance agent (Fred MacMurray). Against a backdrop of distinctly California settings, the partners in crime plan the perfect murder to collect on the insurance. Perfect until a claims manager (Edward G. Robinson) gets a familiar feeling of ... [+]
Language of the review:
  • es
December 22, 2009
72 of 88 users found this review helpful
La perdición consiste para Walter Neff (Fred MacMurray), agente de seguros, en conocer a Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwyck) cuando busca renovar la póliza de seguros de los dos automóviles de su marido. Yo no veo problema en saber desde el principio quién es el asesino de éste, porque el interés reside en cómo se desarrolla la trama y se descubre, no es saber quién cometió el asesinato.

Los afilados diálogos son los propios de cualquier novela negra de Raymond Chandler (aunque están extraídos de la obra de otro autor, él sólo se ocupó del guión) y puedes disfrutar de las rápidas frases que se intercambian Walter y Phyllis: en su primer encuentro, frente a las insinuaciones de él, ella le susurra “Me pregunto si entiendo lo que dice” y él le espeta directo “Me pregunto si se lo pregunta”. Genial.

Pero… siendo objetivos y procurando no dejarse llevar por la gran admiración que Billy Wilder nos inspira, la verdad es que ésta no es una película redonda. Para empezar, es más que chocante que Phyllis despierte en Walter esa gran pasión a los diez minutos de conocerse. Un calentón, se comprende, eso sucede incluso en menos tiempo, pero aceptar matar al marido de alguien que se acaba de conocer, eso sólo se hace por dinero, no porque en dos días se esté rendidamente enamorado. La historia continúa también de forma apresurada y apenas hay tonalidades grises en la psicología de los personajes. El disimulo del encuentro en el supermercado, consistente sólo en ponerse unas gafas oscura, es ridículo.

Ignoro si Barbara Stanwick resultaba en 1944 una convincente mujer fatal capaz de llevar a la perdición a un hombre. Supongo que lo de llevar una pulsera en el tobillo sería por entonces el no va más del atrevimiento y el atractivo sexual, pero a mí me parece muy poco atractiva en ese papel con la peluca platino. En papeles de mujer de carácter sí estuvo siempre creíble, pero como mujer extremadamente seductora, no me convence. Yo no mataría por ella y dudo también que Walter lo hiciera.

Me rendí sin discusión ante “Testigo de cargo” o “El crepúsculo de los dioses”, por poner sólo dos ejemplos de la filmografía de Wilder, pero a ésta no la puedo considerar una obra maestra del cine clásico. Eso sí, Edward G. Robinson en su papel de supervisor del agente de seguros, está asombroso.
Cinexin
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