En una pequeña localidad de Gran Bretaña tiene lugar un acontecimiento extraño: durante unas horas todos los habitantes pierden el conocimiento. Posteriormente, todas las mujeres en edad de procrear quedan embarazadas (hayan tenido relaciones sexuales con sus parejas o no).
Los niños nacen sanos, albinos y con un coeficiente de inteligencia (esto se irá descubriendo con los años), absolutamente por encima de lo normal. A medida que crecen, muestran un extraño comportamiento: parecen no tener emociones ni sentimientos, y son capaces de utilizar su mente para destruir a quienquiera que suponga una amenaza para ellos. De hecho, la utilizan (contra personas) sin ningún reparo, ni por supuesto remordimiento. Los lugareños están aterrorizados y la situación parece no tener salida.

El guión: absolutamente original. Estrenada en en 1960, con el trasfondo de la guerra fria (no faltan las alusiones a Rusia).
La puesta en escena: correctísima. Filmada en blanco y negro, nos ofrece una adecuada perspectiva de la Inglaterra rural de la época.
Los actores:
- George Sanders: muy bien. Un autentico "gentleman" británico.
- Barbara Shelley: de una belleza que rompe. Poco conocida en España.
- Martin Stephens (el cabecilla del grupo de niños): da miedo.

Como curiosidad, añadir que Wolf Rilla (1920–2005), director y guionista de esta película, nacido en Berlín, era hijo del actor Walter Rilla, judio, que se trasladó a Londres con su familia en 1934, tras la toma del poder por los nazis en Alemania.
Wolf dio sus primeros pasos en la BBC en 1942 (en la BBC World Service's German section) pasando a continuación a la televisión, para, a partir de 1952, orientar sus pasos hacia el cine.