Un largo de aire indie que reformula Groundhog Day a través de un darma generacional Milennial. De partida, buena idea, ¿no?

Pues visto el largo. Meeeehh. Porque ésta clase de largos basados en loops temporales -verbigracia: LIVE DEATH REPEAT o la más o menos reciente HAPPY DEATH DAY- suelen tender al cachondeo juguetón, al mainstreameo más cachondo, a un sentido del entretenimiento.

No es así aquí - Caballero se lo toma en serio. Y la cosa parece desvaída, sin momentum, sin un verdadero empuje. Por un lado, porque el largo no va a extremo alguno y se recrea en un inacabable finde festivo de una chavala sin ganas de madurar que pretende dar una lectura generacional. SPOILER - la lectura no tiene interés.

Y luego están sus personajes - ¿naturalistas? Sin duda alguna. Pero también son tan corrientes que no tienen gracia o nada que les haga especial. ¿Hay gente así? A patadas, oiga - lo cual no significa que uno tenga ganas de pasar hora y media con ellos. Además, las reglas del loop son inespecíficas, sin que nunca queden claras; hay una laxitud que a ésta clase de largo fantástico no sienta bien. Y también está su estética a la moda, con cierta pose hasta el punto de irritar(me). Hay cierto uso del catch de pantalla que resulta de lo más irritante. El cine que funciona no opera así, Jon Mikel.

¿Mi saldo total? Un largo algo fallido. Pero su creador tiene cierto interés. Habrá que ver qué hace en su segundo largo. Pero el primero es tan sundancero que casi carga.