Antes de lanzarse a rodar megasuperproducciones épicas en desiertos y puentes, David Lean filmó una sencilla historia llamada 'Breve encuentro', y le salió una auténtica obra maestra del cine romántico.

El flechazo que se produce en una estación ferroviaria entre dos personas desconocidas y casadas sirve a Lean para reflexionar sobre las responsabilidades sociales que nos imponemos, sobre el adulterio y sobre la dificultad de sentirnos felices en el momento en que teóricamente más lo podríamos conseguir: al enamorarnos.