Película histórica extremadamente bien narrada, con un ritmo pertinente a la historia a contar y los hechos sucedidos. Visualmente impecable, es un deleite para los ojos disfrutar de tan bonito trabajo de escenografía e iluminación, cabiendo resaltar el uso constante de las sombras en el personaje de Gary Oldman (Sir Winston Churchill), otorgándole más profundidad a la hora de mostrar la situación tanto de él como de su nación y, así mismo, iluminarlo exclusivamente en los momentos parlamentarios resaltando, así, un atisbo de esperanza. La presentación del Primer Ministro me ha gustado especialmente por, como con tan nimios recursos y sin la necesidad de usar diálogo, se retrata utilizando únicamente una botella de licor, un puro y la hora del día. Gary Oldman hace un papel impecable que, sumado a la maravillosa caracterización, pareciera como si fuera el mismísimo Bulldog Inglés el que estuviera en pantalla; forma de caminar, muecas, desfachatez en la mirada... lo cual, por razones más que obvias, carga con todo el peso de la película. En resumidas cuentas, es una película bélica sin llegar a serlo que refleja la situación europea por el asedio nazi a través de las decisiones de un hombre tan acertado como incompetente y cómo se enfrentó a las fuerzas del mal. La he disfrutado mucho. (7.5).